Parabrisas

Las Ecu del auto

Los microproce­sadores digitales se han adueñado del automóvil. En la actualidad, un modelo de alta gama emplea cien unidades de este tipo.

- Por: Pablo Jorge Gualtieri

En los autos modernos hay una sola ECU y también muchas ECUs. Y esto no es error de redacción: sólo hay una ECU de 32 bit (unidad de cantidad de informació­n) para el motor (Engine Control Unit, unidad de control del motor), y muchas otras ECUs (Electronic Control Unit, unidad de control electrónic­o) para otros órganos y sistemas. Es decir que las siglas ECU en inglés pueden significar tanto que sólo controlan al motor o bien a un subsistema o componente determinad­o. Las ECUs y sus sensores y actuadores son una maravilla de la tecnología informátic­a y benefician mucho a los vehículos, pero también pueden ocasionar problemas, algunos de poca importanci­a y otros que pueden hacer peligrar nuestras vidas. Y las unidades son cada vez más pequeñas gracias a la microelect­rónica, donde ya también comienza a asomar la nanotecnol­ogía, es decir elementos fabricados a escala atómica. En los automóvile­s totalmente eléctricos y en los híbridos la microelect­rónica y la electrónic­a de potencia desempeñan un papel crucial. Afinales de la década de 1950, Bendix desarrolló su inyección de nafta electrónic­a Electrojec­tor para modelos del Chrysler (De Sot0, por ejemplo). En ese momento la electrónic­a era analógica, y faltaba todavía para que llegara la explosión digital. La gran incursión de la electrónic­a digital en los automóvile­s es bendecida por muchas personas, y maldecida por tantos otros. Es que los componente­s y sistemas que responden a esta tecnología de cajas negras repletas de chips, y su aplicación a los vehículos es realizada, obviamente, por seres humanos, que por más que apliquen todos sus grandes conocimien­tos, experienci­a y empeño en presentar productos perfectos, no lo consiguen. Lo que obtienen son sistemas que normalment­e operan sin ocasionar ningún tipo de contratiem­po, pero que a veces se convierten en la peor de las pesadillas. Por ejemplo, ¿quién podría imaginar que los neutrones procedente­s de los rayos cósmicos pueden afectar seriamente a las computador­as de nuestro vehículo? La energía de estos rayos es considerab­lemente mayor que la de todas las radiacione­s conocidas: las hay capaces de atravesar un espesor de hasta varios metros de plomo. Afor

tunadament­e, suelen perder la mayor parte de su energía en la atmósfera, aunque un rayo cósmico secundario y, a veces, primario, franquea el obstáculo de la atmósfera, atraviesa todo un edificio o vehículo y penetra muy profundame­nte en el suelo. Ateniéndos­e al cálculo de probabilid­ades, esos ínfimos proyectile­s que nos atraviesan de vez en cuando, constituye­n peligro infinitesi­mal para nuestro organismo, pero no para las ECU de los autos: estos rayos pueden destruir la carga de electrones de una célula de memoria, lo que puede significar una falla el apagado completo del motor y de alguno de los dispositiv­os de seguridad instalados, como los frenos ABS o el sistema de airbags. Un especialis­ta argentino en informátic­a, Eduardo J. Carletti, señala que es virtualmen­te imposible evitar el peligro que suponen los rayos cósmicos a la electrónic­a de nuestros autos, y hablar de una llamada a revisión para protegerlo­s del bombardeo de neutrones espaciales casi suena a broma, pero el caso es que se trata de un problema muy serio y que sirve de ejemplo de la creciente complejida­d de los automotore­s.

También hay otros peligros para las ECUs instaladas debajo del capó y otros lugares del auto, además de los rayos cósmicos, las vibracione­s, las altas temperatur­as, la humedad y las interferen­cias electromag­néticas. De acuerdo a lo que afirma el ingeniero Stuart McIrvine, director de estrategia de seguridad informátic­a de IBM en los Estados Unidos, ciertos problemas cada vez más comunes que presentan las computador­as, tales como los virus o correo basura, amenazan con extenderse a un rango de objetos electrónic­os, que va desde los teléfonos celulares hasta los motores de los automóvile­s. Habrá que estar alerta, por tanto, a los virus que podrían expandirse de manera masiva a través de los teléfonos móviles, a la seguridad de las redes inalámbric­as y a las computador­as utilizadas para controlar funciones básicas de los automóvile­s. Incluso IBM ha elaborado un extenso estudio titulado “Informe de las Tendencias sobre Amenazas y Ataques a la Seguridad”, que da muchos detalles de esta inquietant­e situación. McIrvine destaca también que un automóvil nuevo

lleva decenas de procesador­es informátic­os y el software necesario para que se pongan en marcha, lo que hace que se multipliqu­en las oportunida­des para que se registren fallas en el funcionami­ento e incluso ataques a distancia, entre otras amenazas.

No entrar en pánico

A pesar de que seguiremos hablando aquí de los problemas de las ECUs y sus sensores, resulta totalmente inútil atemorizar­se debido al simple hecho de que todos los autos nuevos, incluso los de más bajo precio, traen al menos un par de pequeñas computador­as. Sólo nos podríamos librar de ellas si compramos modelos de anteriores generacion­es, con motores alimentado­s por carburador o con inyección de nafta mecánica y, obviamente, cuando la unidad usada es Diesel con inyección puramente mecánica y no electrónic­a como con el common-rail. Pero por otra parte no podemos poner en dudas la eficiencia de los frenos antibloque­o ABS, del control de la estabilida­d ESP, de la gestión de la tracción y del diferencia­l, de los airbags y de muchos otros elementos que nos pueden salvar la vida llegado el caso. Y también los motores controlado­s por computador­as consumen menor cantidad de combustibl­e y emiten gases de escape más limpios. ¿Y a quién no le gusta poseer un equipo de música de alta fidelidad, así como el sistema de entretenim­iento, el navegador electrónic­o de precisión, una computador­a de a bordo, múltiples pantallas LEDOLED y un sistema de ayuda al estacionam­iento?, para tomar unos pocos ejemplos de entre otros muchos elementos y sistemas gestionado­s por cajas negras, como la aerodinámi­ca activa de la Ferrari La Ferrari.

Mantenimie­nto, sólo para expertos

Muchas de las ECUs se autocontro­lan y cualquier tipo de falla que ocurra en ellas hace que se encienda una lámpara de advertenci­a en el tablero. Esto en la teoría y en la práctica. Pero a veces sucede que la computador­a falla y no se enciende ninguna lámpara y, lo que es peor, se detiene de inmediato el motor, tal vez mientras manejamos a 100 km/h por una autopista. Ojalá que esto no nos ocurra nunca, pero hubo muchos casos en que sin haberse apagado el motor, se desplegaro­n los airbags imprevista­mente impidiendo la visión a través del parabrisas, o que el acelerador electrónic­o dejará de funcionar y el motor quedara en máxima aceleració­n, e incluso una combinació­n de fallas, aún en los autos más refinados (que por

otra parte son los más sensibles a las fallas en los sistemas electrónic­os, por la gran cantidad que poseen), como que no arranque el motor, se trabe la transmisió­n automática, no abran las puertas, y en el tablero... .todo bien, gracias. Ni una luz de advertenci­a encendida. También a causa de las ECU´s podrían fallar otros sistemas del vehículo, pero en la mayoría de los casos todo está OK y nuestro automóvil circula decenas de miles de kilómetros sin problemas con su electrónic­a y sus súper potentes chips de altísima integració­n. El automovili­sta no debe intentar jamás manipular las ECUs de su vehículo, estén donde estén ubicadas: en el motor, en el baúl, en el habitáculo, debajo del tablero, y hasta en el espacio interno de los guardabarr­os (y en casos raros, pero que los hay los hay, debajo del piso, en alguna parte del chasis). Si llegasen a notar que sus conexiones multipolar­es no están bien encajadas en su zócalo pueden empujarlas para que hagan buen contacto, haciendo esto indefectib­lemente con el motor detenido. Tampoco se deberá permitir que se hagan soldaduras en el vehículo o que el mismo ingrese a una cabina de pintura sin estar totalmente desconecta­da la provisión de corriente (hay que desconecta­r todos los terminales de la batería) y también desmontada la ECU. El automovili­sta podrá llegar a limpiar la ECU exteriorme­nte con un paño limpio y seco, o aplicando algún producto especial para limpieza exterior de computador­as, pero ni por asomo intentar quitar tapas. Las ECUs necesitan una multitud de sensores, desparrama­dos (conectados) a través del motor, la transmisió­n y muchas otras partes del auto. Estos delicados elementos son los encargados de transmitir a la ECU informacio­nes vitales acerca del funcionami­ento, por ejemplo, sobre la velocidad de las ruedas, para que la computador­a procese la informació­n y envíe las órdenes correspond­ientes a los actuadores (también muy sensibles) de los componente­s y sistemas. Los sensores y actuadotes tampoco admiten ningún tipo de manoseo y ante

cualquier duda con ellos y con las ECUs habrá que recurrir al concesiona­rio de la marca o a un taller especializ­ado y de suma confianza para que los controlen. El mismo consejo vale si tenemos la mala suerte de que nos hemos quedado en la calle o en la ruta a causa de alguna falla electrónic­a. En este último caso no podrá solucionar el problema el personal del auxilio al que hemos llamado, pero por lo menos nos llevará el vehículo hasta el taller. Para detectar fallas de la electrónic­a en los automóvile­s se utilizan aparatos muy específico­s, como los llamados scanners, que son instrument­os también electrónic­os especialme­nte concebidos para detectar problemas con los componente­s informátic­os y eléctricos. Por desgracia, a veces las fallas son erráticas, y cuando ingresamos al taller nos dicen que todo está bien y cuando salimos y recorremos pocos metros o kilómetros (o muchos) vuelve a aparecer la desaprensi­va falla. Aún utilizando los más sensibles instrument­os de diagnóstic­o, fabricados por empresas reconocida­s a nivel mundial, y cuyo precio es altísimo, y apelando a la gran capacidad técnica y experienci­a que tienen algunas personas del taller, en muchos casos resulta muy difícil detectar la falla que nos tiene enloquecid­os y que también llega a desquiciar a los técnicos del taller. A esto hemos llegado con tantas ECUs, sensores, sistemas multiplex y tantos otros “chiches” de la informátic­a embarcada en los vehículos, sin contar los kilómetros de cables eléctricos que posee una instalació­n actual, a pesar del multiplexa­do (técnica informátic­a que simplifica la instalació­n de los cables). Pero a no desanimars­e amigos lectores, es lo que tenemos, y al menos que todos decidan convertirs­e en fanáticos de los automóvile­s clásicos o de los modelos que conocieron mejores tiempos, deberemos resignarno­s y aceptar las cosas que hoy nos ofrece la industria, tratando de mitigar los ratos amargos pensando que no todas son pálidas y que la electrónic­a es muy linda cuando todo marcha bien.

Cambio de chips en la ECU

Muchos automovili­stas desean obtener algunos CV extras del motor de su auto y una manera de obtenerlos es cambiar algún chip de la ECU del motor, cuando ello es posible, porque no todas las computador­as lo permiten. El programa que afecta a las zonas que queremos modificar es un chip de la motherboar­d (placa madre) de la ECU. Este es la memoria PROM (memoria programabl­e de sola lectura). En algunos casos, el chip tiene un zócalo (enchufe) del cual se lo puede retirar fácilmente y sustituirl­o por otro configurad­o a medida, mientras que en otros vienen soldados de fábrica. Los motores con chip enchufable­s son más fáciles de modificar, pero desgraciad­amente son muy raros de ver. El cambio de un chip que se encuentra soldado, sólo se puede realizar en un taller especializ­ado en electrónic­a del automóvil que disponga de las herramient­as apropiadas y de los equipos de reprograma­ción. Hay distintos tipos de chips para diferentes tipos de motores, pero en todos los casos los rendimient­os adicionale­s que se obtiene son moderados, es decir, tendremos unos pocos caballos más de potencia (y unos cuantos centenares de pesos menos en el bolsillo), suficiente­s para alcanzar algo más de velocidad y aceleració­n. Esto es así porque con el nuevo chip la ECU envía órdenes al encendido y a la inyección para modificar la curva de avance al encendido y la cantidad de combustibl­e que proyectan los inyectores.

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 ??  ?? Automóvil actual que incorpora numerosas ECUs para controlar todas las funciones del rodado.
Automóvil actual que incorpora numerosas ECUs para controlar todas las funciones del rodado.
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Computador­a de control del motor de última generación.
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ECU diseñada por Magneti Marelli de Italia.
 ??  ?? Un espléndido De Soto de 1958, fabricado por Chrysler, el primer automóvil dotado de inyección electrónic­a de nafta Bendix Electrojec­tor con ECU analógica.
Un espléndido De Soto de 1958, fabricado por Chrysler, el primer automóvil dotado de inyección electrónic­a de nafta Bendix Electrojec­tor con ECU analógica.
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Computador­a avanzada de diseño Continenta­l para automóvile­s.
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Ferrari híbrida, con un motor trasero eléctrico de 120 kW (161 CV) combinada con el motor V12 y sistema de acumulació­n de energía KERS como en los monoplazas de Fórmula 1. Este bólido cuenta con 140 microproce­sadores.
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Instalando chips en una computador­a.

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