Parabrisas

TOYOTA C-HR

El crossover fabricado en Turquía seduce por su singular propuesta estilístic­a, calidad general y las bondades de su mecánica híbrida. Sin embargo, sus prestacion­es son un modestas y el precio elevado.

- Texto y fotos: ALEJANDRO CORTINA RICCI

Otro modelo híbrido que se suma a la nueva tendencia. Diseño llamativo con tecnología moderna en pos de reducir el consumo de combustibl­e.

En una industria tan dinámica como la automotriz, siempre da gusto ver cómo ciertas proyeccion­es se materializ­an con el paso de los años. Algunas más rápido que otras, claro, pero cuando se avanza con firmeza, todo cobra mayor sentido. En este contexto, la llegada del C-HR no es casual. Durante la última edición del Salón de Buenos Aires (en junio de 2017), Toyota exhibió este singular crossover con intencione­s de traerlo a la Argentina: tras comprobar la gran aceptación al mismo por parte del público local, a fines del año pasado la marca nipona concretó su lanzamient­o en nuestro país.

Desarrolla­do sobre la moderna plataforma global GA-C (basada en la filosofía de fabricació­n TNGA) y fabricado en Turquía, se ofrece en todo el mundo únicamente con una motorizaci­ón híbrida, propuesta mecánica de la que Toyota ha sido pionera y ha convertido en su “leitmotiv” durante los últimos años.

Encantador

Si tapáramos el logotipo de la marca, difícilmen­te acertaríam­os a decir que se trata de un Toyota. Eso hace que el C-HR sea aún más interesant­e de analizar, porque es evidente que, llamativam­ente, en su desarrollo la terminal priorizó el estilo por sobre el diseño.

Para ello se valió de lo mejor de varios mundos: el confort de los sedanes, los trazos disruptivo­s de las coupés deportivas y la arquitectu­ra de los SUV. ¿El resultado? Un singular crossover que difícilmen­te pase inadvertid­o en la calle. Está muy bien proporcion­ado: su carrocería mide 4,39 metros de largo y tiene una distancia entre ejes de 2,64 metros. Es, por ejemplo, siete centímetro­s más largo

que un Honda H-RV, además de contar con tres centímetro­s más de entre ejes.

Pese a contar con recursos estilístic­os propios de un Sport Utility, como los apliques plásticos sobre los pasaruedas, delatan su condición de crossover los 14 centímetro­s de despeje del suelo (lo mismo que un auto convencion­al). Sin embargo, más allá de las etiquetas, no caben dudas de que este modelo rompe con todos los moldes, convirtién­dose en una alternativ­a “fashion” en el segmento de los SUV compactos.

A simple vista se destaca el agresivo formato de la trompa, compuesto por un capó elevado y ópticas rasgadas, mientras que los laterales lucen llamativos trazos que “envuelven” los pasaruedas y un marcado remate tipo coupé sobre las puertas traseras, cuyas manijas se mezclan caprichosa­mente entre los parantes y el techo.

De atrás es tan o más atractivo como de frente. El portón sobresale de la superficie de los modernísim­os faros (también de led), mientras que la diminuta luneta (cuya visibilida­d desde el retrovisor es reducida) es escoltada por un prominente alerón que, además de darle un toque deportivo, contribuye a que esta carrocería tenga un brillante coeficient­e aerodinámi­co de 0,32 Cx.

Apariencia­s que engañan

Puertas adentro, estilo y diseño conviven en perfecta armonía, combinando materiales blandos, revestimie­ntos de cuero y superficie­s plásticas

con adecuados encastres, tanto en el panel de a bordo como en las puertas. Los comandos son ergonómico­s y las butacas delanteras ofrecen excelente sujeción, además de ser mullidas y calefactab­les.

Encontrar una posición de manejo óptima es muy sencillo, ya que el asiento ofrece ajustes eléctricos (incluida la regulación lumbar), mientras que la columna de dirección se puede manipular en altura y profundida­d. Además, el volante, revestido con cuero, ofrece excelente grip.

Como nos viene acostumbra­ndo Toyota en sus últimos modelos, sobre el panel central se destaca una pantalla flotante de ocho pulgadas que combina tecnología táctil con botones. Si bien no ofrece navegador satelital de serie, el sistema multimedia puede emparejars­e con Apple CarPlay y Android Auto. Cuenta además con climatizad­or digital automático bizona, pero carece de otros “amenities”, como techo panorámico o cargador inductivo para Smartphone­s.

La habitabili­dad trasera es apropiada para dos adultos. Al ingresar deberán sortear la

abrupta caída del techo al abrir las puertas, pero luego dispondrán de suficiente espacio para las piernas y altura para la cabeza. El aspecto negativo es que el formato de los paneles -sobre el parante “C”- quita muchísima visibilida­d hacia afuera y puede provocar sensación de claustrofo­bia, sobre todo durante periplos largos. Y otros dos pulgares hacia abajo en este reducto: no cuenta con ventilació­n para los pasajeros de atrás, ni tampoco con tomas de 12v ó USB.

Los 377 dm3 de capacidad de carga del baúl resultan escasos: apenas pueden ubicarse allí dos equipajes de mano. Las buenas noticias son que el cobertor es flexible por si alguna valija sobresale de las dimensione­s convencion­ales, y que debajo del piso se aloja una rueda convencion­al con llanta de aleación.

Racional

Indudablem­ente, durante la última década Toyota ha hecho de la hibridació­n, su bandera. Por ello no es casual que bajo el capó de este singular modelo se encuentre el mismo propulsor que utiliza el Prius: nada menos que el best-seller de la marca en el ámbito de la movilidad sustentabl­e. Se trata del conocido 1.8 naftero con inyección directa (de 98 CV y 14,5 kgm de torque máximo) que, combinado con otro impulsor eléctrico de 72 CV, elevan la potencia total del conjunto hasta los 122 caballos. Pero vale aclarar que en este caso las cifras individual­es no suman como se puede presumir, ya que jamás ambos motores desarrolla­n su rendimient­o pleno simultánea­mente.

Dicho esto, en ciudad se lo advierte ágil y muy divertido de manejar, reaccionad­o con vigor al momento de salir de un semáforo o al apresurar la marcha en una avenida, ya que en esa situación se sirve de los 16,6 kgm de torque del impulsor eléctrico. Pero en la ruta queda penalizado por las largas recuperaci­ones: por ejemplo, para acelerar de 80 a 120 km/h necesita de casi diez segundos. Esto se debe a que la caja automática -pese a ser una evolución de la conocida transmisió­n de variador continuo- muestra cierto retraso al momento de engranar los cambios. Asimismo, por momentos esta denominada eCVT pareciera llevar

el motor a más revolucion­es de lo requerido, algo difícil de comprobar ya que el vehículo carece de cuentavuel­tas, pero fácil de advertir al volante.

Dependiend­o del gusto de cada conductor, el C-HR permite configurar el sistema en tres modos que varían la sensibilid­ad del acelerador: Eco, Normal y Sport. Realizamos las pruebas de rigor en este último para obtener la mejor performanc­e, aunque el desempeño está lejos de ser el de un vehículo deportivo.

El crossover de Toyota acelera de 0 a 100 km/h en 12,8 segundos, mientras que la velocidad máxima está por debajo de los 175 km/h. En contrapart­ida, la eficiencia del sistema híbrido le permite obtener un rendimient­o promedio elogiable de 21 kilómetros por cada litro de combustibl­e, alcanzado su punto más destacado en ciudad, donde asciende a 24,5 km/l.

Al margen de las prestacion­es, la solidez del chasis sí da cuenta de una configurac­ión “sport”. Dinámicame­nte muestra gran aplomo, en parte gracias al bajo centro de gravedad de la carrocería y la buena pisada de los neumáticos, pero además por la eficacia de un esquema de suspension­es firmes (independie­ntes atrás) que no por eso resigna confort de marcha. Asimismo, la eficacia de la asistencia eléctrica de la dirección transmite mucha seguridad.

En las pruebas de frenado respondió muy bien: para detenerse por completo desde los 100 km/h necesitó 41,8 metros, sin perder la línea o acusar fatiga a los cuatro discos.

En el rubro seguridad, si bien ofrece muchos elementos, como el obligatori­o ABS, asistente de frenado de emergencia, control de tracción y estabilida­d, asistencia en curvas, anclajes para sillas infantiles y siete airbags, llamativam­ente no dispone del Toyota Safety Sense, el paquete de asistencia­s activas a la conducción que equipa la Rav4 y algunas versiones del nuevo Corolla, combo en el que se destacan elementos tales como el control de velocidad crucero adaptativo, el detector de fatiga y el sensor de carril y punto ciego, entre otros.

¿Competidor­es?

Aunque resulta difícil encasillar a este modelo en un segmento determinad­o, Toyota lo posiciona -al menos en nuestro mercadoen un limbo de SUV y crossover compactos entre las marcas generalist­as y premium, todos con tracción simple: allí entran en juego muchos aspectos, fundamenta­lmente el precio.

El C-HR es sustancial­mente más caro que todos sus “competidor­es” del Mercosur (cuesta 37.500 dólares, unos 2.437.500 pesos), pero más económico que los de extrazona. Por similitude­s conceptual­es, entre los del primer pelotón podemos consignar, como más representa­tivos, al Honda HR-V EXL, que cuesta 1.829.000 pesos, y al Volkswagen T-Cross Hero Tiptronic, cuyo valor es de 2.094.750 pesos. Los coreanos Hyundai Tucson y Kia Sportage rondan los 42.000 dólares, mientras que los más “fashion” del segmento, Hyundai

Kona y DS3 Crossback, arrancan en los 43.900 y 45.500 dólares, respectiva­mente. Y entre los modelos de “sangre azul” aparece el Audi Q2, con un precio de 46.920 dólares.

En cuanto a la garantía del modelo fabricado en Turquía, es excelente: cinco años ó 150.000 kilómetros, mientras que los componente­s del sistema híbrido tienen una cobertura de 8 años ó 160.000 kilómetros.

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 ??  ?? La presentaci­ón del habitáculo es moderna y el instrument­al ergonómico. Climatizad­or digital es automático y bizona. La pantalla muestra el funcionami­ento en tiempo real del sistema híbrido, aunque la resolución de imagen no es de las mejores.
La presentaci­ón del habitáculo es moderna y el instrument­al ergonómico. Climatizad­or digital es automático y bizona. La pantalla muestra el funcionami­ento en tiempo real del sistema híbrido, aunque la resolución de imagen no es de las mejores.
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 ??  ?? Las butacas son cómodas y de estilo deportivo. El tablero de instrument­os combina un display digital con dos relojes de aguja: uno indica el rango de consumo de energía de modo EV en tiempo real. Cuenta con cámara de retoceso y sensores de estaciomie­nto.
Las butacas son cómodas y de estilo deportivo. El tablero de instrument­os combina un display digital con dos relojes de aguja: uno indica el rango de consumo de energía de modo EV en tiempo real. Cuenta con cámara de retoceso y sensores de estaciomie­nto.
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 ??  ?? La tapa interna del baúl es de un material textil que permite que el equipaje sobresalga del espacio convencion­al, y además puede plegarse fácilmente. Rueda de auxilio igual a las titulares.
La tapa interna del baúl es de un material textil que permite que el equipaje sobresalga del espacio convencion­al, y además puede plegarse fácilmente. Rueda de auxilio igual a las titulares.
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Estilo extravagan­te • Rendimient­o del motor • Comportami­ento dinámico.
LOS MENOS
Precio • Prestacion­es modestas • Respuesta de la caja.
➤ LOS MÁS Estilo extravagan­te • Rendimient­o del motor • Comportami­ento dinámico. LOS MENOS Precio • Prestacion­es modestas • Respuesta de la caja.
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 ??  ?? El panel de la puerta trasera quita visibilida­d hacia afuera y puede generar claustrofo­bia. El habitáculo ofrece varios portaobjet­os y botellas.
El panel de la puerta trasera quita visibilida­d hacia afuera y puede generar claustrofo­bia. El habitáculo ofrece varios portaobjet­os y botellas.
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 ??  ?? 2.640 mm 4.390 mm
2.640 mm 4.390 mm
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1.540 mm 1.795 mm

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