Cable bowden
Aunque la electrónica es la estrella de los nuevos autos, todavía hay muchos modelos nuevos y por supuesto usados que utilizan este mecanismo en muchos sistemas.
Transcurren las décadas y los cables flexibles de acero bowden encuentran crecientes aplicaciones en los modernos vehículos, aunque los sistemas computadorizados ofrezcan dura pelea. Estos cables de un diseño especial son utilizados para el accionamiento del freno de estacionamiento, del embrague, de la caja de velocidades mecánica, de la mariposa del acelerador (cuando este no es electrónico) del cebador manual, del capó y de los levantavidrios de puertas, en una amplia lista que no se acaba con las aplicaciones enumeradas. Fue el ingeniero británico Frank Bowden quién en 1902, y en base a su amplia experiencia con las bicicletas, creo el mando por cable flexible que lleva su nombre. Básicamente, es un sistema de accionamiento mecánico constituido por un cable de acero desplazable en el interior de una vaina flexible, formando una hélice metálica. En los dos extremos de la vaina están colocados los capuchones metálicos de forma adecuada, que se apoyan o están unidos al asentamiento fijo, colocados lo más cerca posible de los elementos de unión con el cable. Cuando el cable se pone en tensión, los terminales de la vaina son empujados u obligados a apretar contra el asentamiento fijo,
Cables bowden en el recinto del motor.
y prosiguiendo en la acción de tensado, la vaina se comporta como una guía de forma curvilínea dentro de la cual se desplaza el cable; por tanto, el desplazamiento de uno de los dos extremos del cable se traduce (aparte del efecto de elasticidad del cable mismo) en un correspondiente desplazamiento del otro extremo.
Un elemento confiable
En ciertos casos, uno o ambos capuchones terminales de la vaina están roscados de tal forma, que permiten una regulación en longitud de la vaina entre los dos asentamientos fijos. Con esta operación varía entonces la longitud de recorrido del cable entre los elementos que une; por tanto, se puede recuperar un juego ocasionado por el desgaste de uno de los elementos o variar la distancia necesaria para el accionamiento del mando. Como hemos señalado, en los automóviles están presentes numerosos cables de tipo bowden. Se utilizan principalmente para elementos montados sobre soportes sujetos a movimiento, como el caso del motor (que oscila sobre los tacos de goma) o las ruedas; por ejemplo el mando del acelerador, el freno de mano, la calefacción interna
del vehículo, algunos tipos de limpiaparabrisas, el mando a distancia del baúl, la tapa de la boca de llenado de combustible en algunos modelos de automóviles y otras aplicaciones. Los mandos flexibles son muy versátiles, no presentan juegos y son mucho más económicos que los sistemas de varillas rígidas. Estas varillas todavía se ven mucho en modelos de anteriores generaciones.
Curvas suaves
No obstante sus ventajas, en las aplicaciones de los bowden se deben tener presentes una serie de precauciones. En primer lugar las curvas a las cuales está expuesto el mando flexible tienen que ser amplias y suaves, para evitar un esfuerzo excesivo de la vaina protectora. Para reducir el roce y por consiguiente el desgaste del cable y facilitar el desplazamiento, actualmente se coloca en el interior de la vaina un tubo de cloruro de polivinilo o, sin más, mientras se construye la hélice metálica, esta es revestida por plásticos especiales. Para facilitar también el movimiento del cable es aconsejable de vez en cuando lubricar el cable interno con grasa multiuso de buena calidad.
También es importante verificar que los cables flexibles no rocen contra otros elementos en su recorrido, porque podrían trabarse y también desgastarse prematuramente. En este sentido hay que tener mucho cuidado con el cable del acelerador que penetra al recinto del motor para accionar la mariposa de aceleración. Cualquier obstáculo a su libre movimiento puede poner en peligro la seguridad de la marcha.
Técnica de precisión
El cable adoptado en los mandos bowden es generalmente metálico (acero inoxidable) del tipo helicoidal, formado por una o más capas de hilos superpuestos y enrollados en torno a un hilo o grupo de hilos centrales. El diámetro del cable varía desde 1-2 mm (cable de mando del acelerador, de los capós) a 3-4 mm (cable de freno de mano, embrague). El cable debe resistir cargas de tracción del orden de 150-300 kg, y los terminales han de soportar cargas de extracción del orden de algunos centenares de kilogramos. Muchos fabricantes locales de autopartes producen diferentes tipos de cables bowden de primera calidad, y suministran estos productos a la industria terminal y también al mercado
de reposición. Resulta interesante mencionar que en diferentes oportunidades los ingenieros han tratado de reemplazar a los cables bowden por otros tipos de accionamientos, entre los que se cuentan los eléctricos, hidráulicos, neumáticos y de otros tipos. Por ejemplo, mucho se usó en los embragues el mando hidráulico, mientras que para las cajas de velocidades mecánicas se utilizaron masivamente varillas rígidas. Sin embargo, se pudo comprobar que por ahora los cables bowden son muy utilizados porque pesan poco, son muy confiables y se pueden reemplazar fácilmente. Aunque se pueden cortar, no es muy frecuente que suceda, a no ser que haya una incorrecta instalación o no hayan sido reemplazados a lo largo de muchos años de uso. En todo caso, y tratando temas de rigurosa actualidad, los aceleradores con cable bowden son mucho más seguros que los aceleradores electrónicos que prescinden de cables de acero y optan por cables eléctricos que transmiten señales. Con estos últimos, y como es de público y notorio conocimiento, se han registrado muchos accidentes fatales, por lo menos en determinados
modelos de algunas marcas.
Un notable sistema de seguridad pasiva
En 1986, la fábrica alemana Audi diseño y aplicó un sistema de seguridad pasiva para los ocupantes del vehículo, denominado “Procon-ten” (que significa “contracción controlada y programada”) y que trabajaba en base a la acción de cables bowden, sin necesidad de dotar al vehículo con airbags. En caso de choque frontal los cables actuaban instantáneamente y, merced a su particular diseño y disposición, hacían caer el motor hacia el suelo, para que no penetrara en el habitáculo, a la vez que hacían ajustar los cinturones de seguridad y retraían la columna de dirección y el volante, alejando el peligro del tórax del conductor. A pesar de sus ventajas, el Procon-ten no pudo competir con los tecnológicamente más avanzados y completos sistemas de airbag y dejó de ser instalado en los modelos de la fábrica alemana después de ser aplicado durante algunos años. Por otra parte, y luego de ocurrido un accidente, el costo de reemplazar los cables y componentes del sistema Proconten resultaba tan alto que se acercaba al del un automóvil nuevo.