BMW R24 (1948)
La primera semana de mayo de 1945 quedó en la historia como el momento en que Alemania bajó la guardia y se concretó el fin de la Segunda Guerra Mundial. El país había sido arrasado y debía resurgir de sus cenizas. La solución para BMW se llamó R24.
Alemania se había convertido en un mar de ruinas. Literal. Las empresas nativas habían desaparecido o, en algunos casos, las más afortunadas, conseguido un permiso para dedicarse a otra actividad. Claro, este salvoconducto tenía que ser aprobado por los nuevos controladores de la nación. En las calles la gente empezaba a dar los primeros pasos para reconstruir el país bajo la atenta e implacable mirada de los ejércitos vencedores. La Segunda Guerra Mundial había terminado poco antes y BMW tenía que buscar una salida urgente para no desaparecer. Un puñado de años antes, más de 45 mil empleados de la marca estaban distribuidos por todo el viejo continente. Pero la primera semana de mayo de 1945 pudo haber establecido el fin de la legendaria marca.
Kurt Donath quedó al frente de la compañía y fue el “negociador” que logró evitar la desmantelación total (igualmente la maquinaria de fabricación fue requisada y vendida). En un primer momento BMW se dedicó exclusivamente a realizar reparaciones mecánicas, que era la única actividad permitida para las empresas alemanas. Pero poco a poco los norteamericanos fueron suavizando las condiciones de trabajo. Así las cosas, Donath, junto a un ingeniero de apellido
Bönning, empezó a visitar concesionarios y recolectar diversas piezas de la R23 para reutilizarlas en la fabricación de un nuevo modelo.
La esperada noticia llegó en 1947, cuando las autoridades norteamericanas le dieron el visto bueno a BMW para volver a fabricar motos. El nuevo modelo se presentó en el Salón de Ginebra del año siguiente, pero aún era imposible fabricarlo en serie porque las materias primas seguían siendo muy difíciles de conseguir. Por suerte esta situación cambió radicalmente con la división de Alemania: a partir de la reforma monetaria la parte Occidental comenzó a tomar un nuevo impulso, las importaciones se aceleraron, y la nueva moto se hizo realidad.
La R24 era un calco de la R23. Mantenía el mismo chasis desarrollado en tubos de acero y sin suspensión en el eje posterior. Pero como principal diferencia contaba con una caja de cambios de cuatro velocidades. Su motor monocilíndrico le permitía entregar una potencia de 12 CV y alcanzar una velocidad máxima en torno a los 100 km/h. La moto fue un éxito y en breve la producción se disparó (unas 12.000 unidades al año), lo que le permitió a la marca obtener grandes beneficios.
Sin embargo, la R24 fue sustituida en 1951. La R25 ‒nació tras la eliminación de la prohibición de fabricación a motos de más de 350 cm3‒ se impulsaba por medio de un motor de 500 cm3, tenía suspensión trasera por émbolo y algunas otras actualizaciones mecánicas importantes respecto de su antecesora. La R24 ya se había ganado el cielo: fue artífice del renacer de BMW.