TOYOTA HILUX
Un viaje a Córdoba con la renovada pick-up, que ahora agrega asistencias al manejo y entrega 204 CV, entre otras novedades.
El viaje a la región de cordobesa de Calamuchita, donde haríamos base con la nueva Hilux, fue un trámite para este vehículo que está preparado para recorrer distancias infinitamente superiores. No obstante, en el ida y vuelta de los 750 kilómetros de ruta que separan a Buenos Aires con el atractivo lugar, pudimos sacar nuevas conclusiones.
En este caso, disfrutamos a full del excelente sonido del nuevo equipo de audio JBL (que equipan las versiones SRX como la que probamos), y que coincide con una mejora notable en la insonorización del habitáculo y con el también nuevo sistema multimedia que, además de ser más completo, es más rápido e intuitivo.
También notamos una mejora en el comportamiento dinámico y, aunque en asfalto no tuvimos (ni quisimos) la oportunidad de probarlo, sabemos que ha mejorado el sistema de control de estabilidad.
La mayor parte del trayecto de ida la realizamos por autopista, donde nos propusimos mantener una velocidad constante de 120 km/h para corroborar en cierta manera los valores obtenidos para dicha velocidad en el test realizado en la edición anterior (N°507, de enero 2021). La cifra total a lo largo de unos 280 kilómetros (que incluyeron un peaje y un viento en general leve que nos pegaba lateralmente desde el sur), resultó en
un promedio de 10,8 km/l, es decir que rindió apenas cuatro décimas menos que en la prueba realizada un mes antes en condiciones casi ideales.
Otra de las grandes cuestiones de este tipo de vehículos a la hora de viajar, es que no hay que pensar mucho al decidir qué llevar y qué no. Por eso, en la caja cada uno de los cinco tripulantes “tiramos” todo lo necesario para los casi diez días de estadía y sobró lugar para dos mountain-bikes de ruedas de 29 pulgadas, que amarramos firmemente a los ganchos ubicados en la parte superior de los cuatro extremos del espacio de carga. De esta forma, con varios de los tripulantes pasaditos en peso, de alguna manera conseguimos probarla bastante pesada, aunque con la valija de cada uno, más la reserva de comida y bebidas ocupamos todo
en volumen n de la caja, a, nos faltaron n varios kilos os para llegar ar a los 1.000 00 de capacidad ad máxima sugegeridos por el fabricante.
Ayudas oportunas
Es sabido que el tramo de la autovía 9 que une Rosario con la capital cordobesa es casi una recta interminable que, por monótona, muchas veces ha provocado accidentes debido a que los conductores se quedan dormidos. Si bien nosotros estamos muy prevenidos para que estas cosas no nos sucedan, contar con los asistentes al manejo nos brindó una seguridad extra. Principalmente en el mencionado trayecto, pusimos a prueba el control de velocidad crucero adaptativo y el asistente de mantenimiento de carril. Evaluando el comportamiento de ambos sistemas llegamos a la conclusión de que gracias, a sus efectividades, ayudan a evitar incidentes, en muchos casos con consecuencias fatales.
Lista para el castigo
Ya instalados en “nuestra” casa ubicada en las inmediaciones del enorme Embalse de Río Tercero, decidimos trazar varios recorridos que sirvieran para exigir al máximo esta versión de la Hilux.
Así, por tratarse de
una zona montañosa, surgieron circuitos que incluyen caminos muy desmejorados y partes de ripio sinuosas, que ponen a prueba la robustez y la estabilidad del vehículo, al mismo tiempo que exigen casi al máximo los actuales 204 caballos y los elevados 51 kgm de torque del conocido (pero evolucionado), motor 2.8 turbodiésel.
Con el condimento de las lluvias torrenciales de los días previos, el desafío en varios casos consistió en meternos por caminos casi intransitables para llegar a los lugares más apartados. Así, con la opción 4x4 activada, tuvimos que atravesar ‒aplicando y gestionando manualmente las primeras de las seis marchas de la caja automática-secuencial‒, buena parte de la potencia por grandes huellas inundadas. Esto implicó, además, una gran exigencia del chasis, que tuvo que soportar continuos saltos provocados por las ondulaciones, y acentuados en gran parte por la dureza de las suspensiones, que fue la clave para evitar golpes de las partes más expuestas de la carrocería.
En este sentido, bienvenidos fueron también los 29º de án
gulo de ataque, los 26º de salida y los 22,7 centímetros de despeje del suelo. En toda esa zona los vados son otros de los obstáculos que surgen con la lluvia. A pesar de que todos estaban bastante crecidos, los 70 centímetros de capacidad de v vadeo de la Hilux sirvieron para sortearlos sin inconvenientes, en tanto lidiábamos en simultáneo con algunas enormes piedras del fondo, que normalmente suelen verse debido a la transparencia del agua, pero que con los arroyos revueltos habían desaparecieron de nuestra vista. Teniendo en cuenta dichos obstáculos, en varios casos nos aseguramos de conectar la reductora y el bloqueo mecánico del diferencial trasero.
Por asfalto, pero de montaña
Uno de los recorridos por la zona del dique Cerro Pelado, cercano a la histórica y pintoresca localidad de Amboy, puso a prueba nuevamente las características del chasis en caminos sinuosos, en muchos casos en bajadas con curvas pronunciadas que aparecen inmediatamente luego de largas y veloces rectas. Allí es donde la Hilux volvió a
mostrar una apropiada firmeza y, en este caso exigiéndola a fondo, una apropiada respuesta del ESP y de los frenos que, más allá de la enorme fuerza que le aplicábamos, también respondieron de manera eficiente y sin manifestar fatiga alguna a las reiteradas aplicaciones. A pesar de estar asfaltado, la mayor parte de ese camino no se encuentra en el mejor estado, situación que evidenció mejoras respecto de la Hilux antecesora en las vibraciones de surcos y pequeños pozos.
También lo hizo cuando al apartarnos del mismo en Villa Amancay poniendo dirección a La Cruz, aparecieron los frecuentes serruchos acrecentados por la lluvia. Pero transitando lomos de burro, cunetas
o pozos más profundos, las suspensiones todavía se siguen mostrando algo duras, especialmente en el eje trasero. Además de ser una característica del vehículo, esto lo notamos más, porque para asegurarnos de minimizar una rotura producto de piedras filosas, llevamos la presión de los neumáticos a unas elevadas 42 libras.
En este sentido, bienvenida es la medida 265/60 en llantas de 18 pulgadas para un justo equilibrio de desplazamiento en todos los tipos de suelos que abordamos.
Hubo que volver...
Finalizadas las exigencias en la montaña combinadas con un poco de esparcimiento en una zona que brinda muchas posibilidades al turista, la vuelta a casa la realizamos por la Ruta Nacional 8. A pesar de su importancia por las grandes localidades que une y su elevado tránsito, sigue siendo en su mayor parte de una sola mano para la ida y para la vuelta. Más allá del contratiempo de atravesar casi por completo ciudades como Venado Tuerto o Pergamino, el camino elegido sirvió una vez más para evaluar la respuesta del motor, al que se le aumentó la potencia, principalmente gracias a un turbo más grande. Y fue en trayectos congestionados de camiones donde al pisar a fondo el acelerador la Hilux respondió con creces al momento de realizar las maniobras de sobrepaso.
Esta, y las innumerables virtudes de “nuestro” confiable vehículo, fueron las claves para realizar una salida tan exigente como entretenida y volver a la rutina tan descansados como si no nos hubiésemos movido de Buenos Aires.
Lo mismo sucedió con la Hilux, que luego de un buen lavado, volvió a su dueño (Toyota Argentina) como recién salida de la línea de montaje de Zárate.