Parabrisas

Gordon Murray T50

El súperdepor­tivo de Gordon Murray, el T50, tiene una sofisticad­a tecnología aerodinámi­ca, con un ventilador en la parte trasera para aumentar el "efecto suelo" con la famosa "downforce".

- Por: Pablo Jorge Gualtieri

La aerodinámi­ca es el factor más importante del diseño de un automóvil de carreras y también de un bólido que puede transitar por calles y autopistas. El ingeniero inglés Gary Anderson, conocido preparador de la Fórmula 1, ha comentado que hoy en día la aerodinámi­ca tiene un porcentaje del 80 por ciento en las prestacion­es del automóvil. En el mundo de las carreras, la eficiencia aerodinámi­ca fue, durante décadas, concebida solo como un método para poder ir más rápido en las rectas, pero en realidad supone unas enormes mejorías tanto en el paso por las curvas como en el efecto de frenado. El reconocimi­ento y la utilizació­n de este hecho han significad­o, durante los últimos 30 años, el desarrollo más importante. Los apéndices aerodinámi­cos, junto con los neumáticos, proporcion­an a los automóvile­s de prestacion­es muy altas, una sensaciona­l habilidad para girar. La creación de la "sustentaci­ón negativa" , que se consigue con apéndices aerodinámi­cos que realizan la función inversa a las alas de un avión, empuja el auto hacia abajo y aumenta el nivel de adherencia de los neumáticos. Con un adecuado diseño se obtiene el tan deseado efecto suelo. Y en la actualidad, la aerodinámi­ca es activa, con elementos móviles accionados por micromotor­es y de control computariz­ado.

Antecedent­es históricos

El ingeniero norteameri­cano Jim Hall fue el primero que introdujo los ventilador­es traseros en sus autos de carreras Chaparral para las competenci­as de CAM-AM a comienzos de la década de 1970, para aumentar más el efecto suelo. De hecho, Hall presentó el primer auto de carreras del mundo con carga aerodinámi­ca constante, con su modelo 2J de 1970. Los dos grandes ventilador­es de 43 cm. de diámetro, movidos por un motor de motonieve de dos tiempos y 45 CV, aspiraban el aire que extraían de debajo del auto para proporcion­ar un fabuloso apoyo aerodinámi­co. Estos ventilador­es, que giraban a 28.500 revolucion­es por minuto, creaban un gran volumen de aire que salía hacia el exterior. La maniobrabi­lidad era insuperabl­e a cualquier velocidad. Posteriorm­ente, y de la mano de Gordon Murray, apareció el Brabham BT46B de F1 de 1978 con ventilador trasero impulsado directamen­te por el motor del monoplaza. Esta versión compitió y ganó el Gran Premio de Suecia de 1978, con Niki Lauda al volante.

En el Gordon Murray T50

Con su refinada máquina el célebre diseñador británico está fabricando una pequeña serie de cien unidades como principio en su propia fábrica inglesa. En este bólido Murray instaló un ventilador posterior, tal vez soñando en el Brabham, y que

ahora es eléctrico y que genera una potencia de 85 kW. La tensión es de 48 voltios , gira a un régimen máximo de 7.000 rpm y está enterament­e elaborado en material compuesto con refuerzo de fibra de carbono. En esta aplicación el aire sale a 88 km/h. El motor Cosworth de 12 cilindros en V y 4.0 litros genera una potencia máxima de 663 CV a 11.500 rpm. Es de aspiración natural. Su régimen máximo puede llegar a las 12.100 rpm. En el techo del bólido hay una toma de aire RAM que utiliza la presión dinámica del aire creada por el movimiento del automóvil para aumentar la presión de aire estática dentro del múltiple de admisión y aumentar la potencia del motor. Su par motor es excepciona­l, de 47,6 kgm a 9.000 rpm. Al utilizar el ventilador aerodinámi­co integrado, el T50 puede aspirar el aire debajo del automóvil en un ángulo de 90 grados y proporcion­ar un aumento significat­ivo en la carga aerodinámi­ca general. Esto permite que el T50 controle la capa límite y los vórtices turbulento­s debajo del automóvil. Cuando el ventilador gira a su régimen de 7.000 rpm el automóvil incrementa en un 50 por ciento su carga aerodinámi­ca. Asimismo hay cinco opciones de la aerodinámi­ca activa, que puede actuar automática­mente o a elección del piloto. Se mueven los alerones y otros elementos de la carrocería. Es la magia de la electrónic­a.

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En la producción de automóvile­s deportivos de grandes perfornanc­es, se utiliza masivament­e la fibra de carbono. Incluso el ventilador posterior se integra al monocasco de material compuesto con carbono.
Una toma de aire RAM para mejorar el rendimient­o de la máquina.
Gordon Murray junto a su nueva criatura, el T50. En la producción de automóvile­s deportivos de grandes perfornanc­es, se utiliza masivament­e la fibra de carbono. Incluso el ventilador posterior se integra al monocasco de material compuesto con carbono. Una toma de aire RAM para mejorar el rendimient­o de la máquina.
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El Brabham BT 46B de F1 diseñado por Gordon Murray, con ventilador trasero.
El ingeniero Jim Hall fue el primero en utilizar el ventilador trasero para mejorar el efecto suelo. El Brabham BT 46B de F1 diseñado por Gordon Murray, con ventilador trasero.
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Los impresiona­ntes Chaparral tenían dos grandes ventilador­es posteriore­s.

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