“No limitar la discusión al salario”
—¿Creen posible abrir discusiones por sector para generar condiciones de productividad?
—Si el acuerdo de Vaca Muerta es la carta de presentación, a esto no le tenemos que llamar reforma laboral sino directamente flexibilización. Hoy, los metalúrgicos tenemos sueldos de hambre, ya no se puede flexibilizar nada. Nosotros no participamos de acuerdos por sector y no creo que sean convenientes por la idiosincrasia que tiene nuestro gremio, las diferentes ramas, oficios y tareas y la gran diversidad de empresas y talleres. Nosotros tenemos más de 1.500 empresas inscriptas; discutir empresa por empresa nos llevaría años, e incluso si lo hiciéramos por rama. Por eso, toda discusión se da dentro de un mismo convenio, que se negocia a nivel nacional.
—¿Qué márgenes de cambio tiene el convenio?
—El convenio es del año 1975. Está viejo, hay montones de cosas que incorporar y otras que sacar, todo eso es materia de negociación. Por ejemplo, de acuerdo con el convenio, en un taller con tres trabajadores se puede elegir dos delegados; esto es algo ridículo. Cosas como estas hay que revisar, como también la posibilidad de crear para todos los metalúrgicos horas vacacionales y beneficios como sistemas de transporte, comedores y condiciones que mejoren la convivencia dentro de la empresa. Algunas lo tienen, pero la mayoría no. No se puede limitar la discusión solo al salario. Pasa que tanto el sector empresario como el propio sector paritario no lo quieren discutir. Nosotros planteamos esto a nivel nacional y damos la discusión, porque yo no soy obsecuente de nadie. Vamos allá con los problemas pero también con soluciones, a partir de la experiencia que hacemos en Córdoba negociando a diario con los pequeños talleres y empresas.
—¿Qué análisis hacen de herramientas propuestas como el “banco de horas” o el nuevo cálculo de indemnizaciones?
—Nos perjudica. Devolver horas extras trabajadas cuando hay períodos de suspensión es una ultraflexibilización. Las horas extras se trabajan cuando se necesitan y se deben pagar como tales, no se pueden devolver después como si fueran horas comunes. Lo que se debe hacer es generar políticas activas que hagan que la producción no se caiga y se garanticen las ocho horas diarias de trabajo. Del cálculo de indemnización, nos preocupa que se vaya a un sistema en el que el empleador aporte una parte y que sea igual para todos. En nuestro sector, si bien hay tope indemnizatorio, la indemnización no es igual para un oficial múltiple que para un operario. Además, para el cálculo, no se pueden dejar fuera las horas vacacionales.
—¿Cómo garantizar esas políticas activas que reclama si se muestran inflexibles a muchos cambios?
—Para ser competitivos no es necesario flexibilizar los costos laborales. Sí estamos a favor de ir contra la industria de los juicios laborales, que no son juicios que benefician al trabajador, sino que, por el contrario, lo dejan en la punta del abismo porque las empresas lo consideran un trabajador conflictivo que no cuida su trabajo.