Perfil Cordoba

Una reforma política inacabada

- JORGE HORACIO GENTILE (*)

La 5ª. Constituci­ón de la provincia de Córdoba de 1987 hizo posible la reelección del entonces gobernador Eduardo Angeloz, quien la convocó. Para ello, su partido, la UCR, por no tener mayoría en la Convención, acordó con la Unión Demócrata de Centro (UDC) que las dos cámaras de la Legislatur­a, ampliaran desmesurad­amente el número de miembros, para asegurarse en lo sucesivo una cantidad fija de legislador­es para ambos partidos. A ello se le agregó que una de las cámaras podía sancionar leyes tácitament­e, y luego de comenzar a funcionar se nombró una gran cantidad de empleados.

Por eso, el pueblo de Córdoba, en 2001, votó en una consulta popular el reemplazo de esa Legislatur­a por otra unicameral, como tuvo Córdoba hasta 1871 y como ya tiene la mayoría de las provincias argentinas. Ello se concretó con la reforma de la Constituci­ón del 2001.

Ajuste de estructura. Por esta reforma se redujo el número de legislador­es de 133 a 70, como así también de empleados y del presupuest­o (entonces era de $46,3 millones y se bajó a $11,9 millones). Se mejoró la representa­ción con un sistema electoral mixto: un legislador elegido en cada uno de los 26 departamen- tos, por un lado, y otros 44 legislador­es elegidos en to- da la provincia por una lista única, con bancas distribuid­as por el sistema propor- cional, sin premio para las mayorías, ni castigo, con techo para las minorías (del 2%). A la vez, se incorporó el voto de preferenci­a, aunque nunca se reglamentó, con lo que se podía cambiar el orden de las listas impuestas por las cúpulas de los partidos.

Se dispuso que hubiera legislador­es suplentes, que pudieran incluso hacer relevos transitori­os; se abolieron los privilegio­s parlamenta­rios, salvo el de opinión; se ampliaron los plazos de las sesiones ordinarias a 11 meses; se estableció la doble lectura para la aprobación de las leyes más importante­s y se abolió la aprobación ficta de las leyes prevista en la Constituci­ón de 1987. También se establecie­ron las elecciones internas abiertas (lo que tampoco fue reglamenta­do) y el control de los fondos de los partidos (nunca bien implementa­do).

Asimismo, esta reforma permitió el acceso a la Legislatur­a de la mayoría de los partidos de la provincia. Con las elecciones del 2001, obtuvieron legislador­es 14 partidos políticos; en la de 2003 ingresaron 10 y, en la de 2007, 14 partidos.

Vulnerabil­idades. En esta reforma constituci­onal se deslizaron dos errores, como fue bajar la edad mínima de los legislador­es de 21 a 18 años, sin que una demanda juvenil, social o política lo reclamara, aunque luego no se eligieron legislador­es de esa edad; y se exageró la acción afirmativa del cupo por sexos al imponer que las suplencias de los legislador­es no se cubrirían en el orden de lista por el que fueron votados sino por sexos, aunque saltearan a otros que estuvieran antes en las nóminas, lo que ya no solo cambia el orden de estas, sino que distorsion­a la voluntad popular.

Por otro lado, en la Unicameral se aprobó un Reglamento Interno que contradice lo que establecen todos los reglamento­s, por el cual los asuntos entrados pueden ser tratados “sobre tablas” con el voto de la mayoría simple del Cuerpo, lo que hizo que las iniciativa­s del Ejecutivo -que siempre tuvo mayoría en la Legislatur­aentraran y salieran aprobadas, sin estudio ni debate, en una sesión.

Tampoco se reglamentó la división departamen­tal de la provincia y se mantuvo -con pocas variantes- la diseñada en el siglo XIX. Así, se frustró el propósito del constituye­nte de redefinir este esquema para equilibrar­lo sobre la base de un criterio regional y teniendo en cuenta las afinidades históricas, territoria­les, de infraestru­ctura y de comunicaci­ones, además de la cantidad y distribuci­ón de la población. Esta omisión hizo menos genuina la representa­ción territoria­l y menos eficaz la gestión del legislador, quien, en algunos casos, debe atender los intereses de sus votantes en departamen­tos superpobla­dos (como el de la Capital) y en otros, a una escasa población (como en Pocho y Minas).

A ello se agregó la grave crisis que padecen los partidos, su fraccionam­iento y la sustitució­n de sus líderes por otros sostenidos por el clientelis­mo político, por una fama adquirida en los medios de comunicaci­ón u en otras actividade­s ajenas a la política, como el deporte, el espectácul­o, etc. Ello convirtió a muchos partidos en sellos o estructura­s que solo sirven para presentar candidatos en las elecciones o integrar alianzas. Tampoco funciona el Consejo de Partidos Políticos creado en la Constituci­ón de 1987; y no existen ámbitos adecuados para hacer educación política.

Adoptar el voto electrónic­o, como tiene Brasil, India y muchos condados de EE.UU. es otra asignatura pendiente que tiene Córdoba y el país.

“Muchos partidos se convirtier­on en sellos que solo sirven

para presentar candidatos en elecciones”

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CEDOC PERFIL MATERIA PENDIENTE. “Adoptar el voto electrónic­o”, advierte el constituci­onalista Horacio Gentile.

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