Esperanzas por intentos de comunicación: 44 historias en vilo.
Se recibieron siete señales que podrían ser del ‘ARA San Juan’ que estaba perdido, un hecho que moviliza a todo el país.
son siete llamadas de entre 4 y 36 segundos que podrían provenir del
trabajan para ubicar desde donde fueron realizadas.
A cuatro días de la desaparación del submarino ARA San Juan, el Ministerio de Defensa anunció ayer que se detectaron siete intentos de comunicación satelital, entre las 10.52 y las 15.42 del día de ayer, que podrían haber sido enviadas desde el submarino.
Según fuentes del Ministerio de Defensa, las llamadas tuvieron una duración de entre 4 y 36 segundos y no llegaron a enlazar con las bases de la Armada. Al cierre de esta edición, con la colaboración de una empresa estadounidense especialiazada en comunicación satelital se trabajaba en determinar la ubicación precisa de la emisión de las señales, para revisar el lugar y ver si esas comunicaciones provenían del sumergible.
Familiares de los tripulantes estuvieron reunidos ayer en la base de Mar del Plata para esperar juntos las novedades. Marcela Moyano, esposa de Hernán Rodríguez, suboficial de máquina del buque, habló con PERFIL. Dijo que confía en la capacidad profesional de su marido para resolver cualquier conflicto: “El lleva su profesión en el alma”. La mujer viajó a Mar del Plata junto a sus hijos y hasta que no tenga noticias de su esposo no va a volver a Mendoza.
Hernán se casó con Marcela en el año 2012. Hace 22 que está en la Base y hace más de 11 que se dedica a la navegación. “Es un momento muy difícil, de mucha incertidumbre. Más allá de que tenemos mucha fe y esperanza de que los vamos a encontrar, tengo momentos de mucho bajón”, cuenta la mujer.
A través del obispo castrense, Monseñor Santiago Olivera, el papa Francisco expresó “su ferviente oración” y le pidió que “haga llegar a sus familiares y a las autoridades militares y civiles de ese país su cercanía en estos difíciles momentos”.
Las familias no pierden las esperanzas y se unen en cadenas de oración para sobrellevar este momento. También armaron un grupo de WhatsApp donde intercambian las últimas novedades. “Estamos en contacto con la marina permanentemente y desde allá nos informan”, dice a PERFIL Soledad Melian, hermana de David, marino integrante de la tripulación desde hace ocho años. El santiagueño se mudó a Mar del Plata para dedicarse a su profesión.
El padre de Eliana María Krawczyk, jefa de Armas, señaló a PERFIL que espera a su hija con ansias. Del mismo modo, Cristina Gallardo, aguarda por su hermano Javier, quien es parte de la armada hace muchos años. Este viaje iba a ser el último de su carrera, dado que tenía planes dedicarse a tareas administrativas dentro de la fuerza. Participó de las prue- bas del ARA San Juan luego de las reparaciones de media vida del buque.
Gabriela Acosta, esposa del tucumano Esteban García, utilizó su cuenta de Facebook para expresarse en este momento difícil: “Cielo, te estamos esperando .... te amamos con el alma!”.
Cinco de los integrantes de la tripulación del submarino son salteños. Roberto Medina es uno de ellos. Se formó en la Escuela de Mecánica de la Armada y también vive en Mar del Plata. Su hermana Jésica expresó su preocupación en su muro de Facebook: “Mi hermanito querido Roberto Medina, Dios te proteja, te cuide y te regrese pronto...”.
Luis Nolasco, de la ciudad de Salta, es uno de los más jóvenes: tiene 30 años, es electricista. Completan la lista de salteños Ramiro Arjona de Campo Quijano, Marcelo Enriquez y Jorge Valdez, de la ciudad de Hipólito Yrigoyen, quien vive con su esposa y su pequeña hija en Mar del Plata.
Quién también decidió mudarse junto a su familia, esposa y tres hijos varones fue Diego Wagner, de 38 años, oriundo de la ciudad bonaerense de Olavarría. La preocupación alcanza a distintos puntos del país: a la familia de Fernando Mendoza, en Concordia, el tercero en el orden de mando del submarino, a los seres queridos de Ricardo Alfaro, en San Juan, del maquinista Fabricio Alcaraz, en San Luis, y del cabo principal de la parte de desarme, Mario Toconas, en Sierra Grande, Río Negro. Todo era tensión, aunque por la noche había lugar para la esperanza.
“es un momento muy difícil, de mucho miedo”, dijo la mujer de Hernán rodríguez