En 2019, todos contra todos Las telecomunicaciones vivirán su primer año de plena competencia.
Históricamente, el rol de los grandes grupos empresariales (y de comunicación, en particular) con posición dominante fue ser críticos en el devenir de los gobiernos y más aún en periodos electorales. ¿Será 2019 el primero de los años de un nuevo ciclo? Es temprano para afirmarlo; sin embargo, lo que sí se puede anticipar es que el mercado de las empresas de telecomunicaciones y contenidos está entrando en una fase de plena competencia, en la que se reescribirán las porciones tradicionales de poder. Y esto ocurrirá por la confluencia de tres factores: nuevas regulaciones, expansión de infraestructura y tecnologías y un tsunami de cambios de paradigmas de la industria a escala global. Nada es lo que era y lo que es tiene ciclos de vida útil cada vez más cortos.
A partir de 2019 no habrá límite alguno para que todos los participantes del negocio compitan ofreciendo cuádruple play y luego avancen al segundo nivel del negocio: la generación de contenidos.
En la cancha están: Telefónica, Clarín-Telecom, Claro (Telmex), América, Viacom (Telefé), Albavisión (Canal 9 del mexicano Remigio Ángel González), AT&T (Direct TV), Telecentro, Crónica, Octubre, lo que quedó de Grupo Indalo, 400 cooperativas telefónicas, sistemas de TV paga independientes (Gigared, Cablexpress y otros), Colsecor (cables cooperativos), Iplan, Metrotel, el Estado Nacional (ARSAT y RTA) y la participación de Estados provinciales, como el caso de Córdoba. Según los expertos se viene una “dispersión y fragmentación de ofertas con cruces en el uso de plataformas”. El primer impacto será “más voces que se harán oír”. En una segunda instancia, comenzará un proceso de selección de “los más eficiente”. En cualquier caso, la información vivirá un escenario de atomización de productores y distribuidores que transformará la relación histórica entre empresas-poder político.