Lo que en la política suma (no ser predecible) en economía resta, por la aversión al riesgo del capital
Las decisiones no tienen en cuenta afinidades ideológicas, solo se presta atención al cálculo monetario y la valoración es así, tanto para el partido que paga como para el diputado que recibe el dinero.
Hace unos años, Roberto Mangabeira Unger, quien fue ministro de Asuntos Estratégicos de Brasil y ex profesor en la Universidad de Harvard de Barack Obama cuando era un joven estudiante, dijo que en las democracias menos arraigadas hay dos tipos de partidos: los partidos de las ideas y los partidos del poder, también los llama “de la ola”. Los partidos de las ideas están estructurados alrededor de principios y convicciones, lo que se podría llamar ideologías consistentes, catalogables dentro de categorías clásicas como derecha e izquierda. Mientras que los partidos del poder están estructurados utilitariamente para el acceso y la mantención del poder, siguiendo las ideas “de la ola” de cada momento. Los primeros son partidos longevos pero pierden las elecciones la mayoría de las veces. Los segundos, de vez en cuando, pueden hasta cambiar de nombre pero ellos o sus continuadores ganan la mayoría de las elecciones. Partidos del poder son el PRI en México, el peronismo en Argentina y hasta se podría decir lo mismo del Partido Comunista Chino, que pasó del maoísmo al libertarismo económico y del casi exilio interno de cada ex presidente a la posible reelección