Sueño y realidad
catarsis con Parrilli es quizás una frase que bien podría pronunciar Macri.
El tema es que son tipos que emplean a mucha gente, de hecho, sus fábricas perdieron 68 mil puestos desde 2015. Pero también son tipos que te matan con los precios, al punto que hasta el más mercadointernista y proteccionista que pisa el exterior cede a la tentación de los precios de la ropa y llena la valija. Ellos dicen que se debe a los impuestos y el costo local, Macri lo atribuye a que se achancharon en años de modus operandi del ex secretario Moreno, y que por eso les vendría bien una sacudida de la competencia externa para entrar en ritmo y volverse competitivos, como lo serían sus pollos Marcos Galperín, de Mercado Libre, y Martín Migoya, de Globant. Pollos competitivos globales y todo a los que, sin embargo, algún maíz les tira: Galperín disfruta de los beneficios impositivos de la Ley del software a pesar de los cuestionamientos del ahora ido de la AFIP, Alberto Abad, y Migoya, sonríe en las fotos junto al presidente de YPF, Miguel Gutiérrez, tras la firma de un contrato para trabajar en temas “disruptivos” de transformación digital con la petrolera estatal.
“Es una venganza”, llegó a gritar por celular el ex presidente de la UIA, Juan Carlos Lascurain, a un colega que lo llamó poco antes de entregarse en Tribunales donde se lo investiga por la construcción de una ruta en Río Turbio. Ahora ya liberado, esa misma palabra, “venganza”, es la que usan los industriales para explicarse algunas decisiones del Poder Ejecutivo en materia de importaciones.
También a Macri le gustaría, obviamente, otra realidad en el mundo sindical. Sin embargo, encuentra algunos puntos que lo entusiasman: dicen que hasta habría encontrado un moyanista bueno. Cuentan en el PRO que en una reunión sectorial el año pasado se quedó cuarenta y cinco mintos hablando sobre productividad y logística con Omar “Manguera” Pérez, un histórico de la familia del camionero, insospechado de traicionar a Hugo, pero con lo que consideran hoy una virtud: se lleva muy mal con Pablo Moyano. En el Gobierno se alternan las opiniones entre los que creen que hay que minar la conducción del camionero, y hasta por eso sueltan ideas como que habría una intervención del gremio conducida por el titular de la AFA, su yerno el Chiqui Tapia, con los que creen que todo se arreglará ahora que le dieron plazo a OCA, su correo, para que regularice su situación hasta después de que Abad termine de juntar sus cosas e irse.