El debate que se viene versará sobre la brecha salarial entre géneros
Cómo es el proyecto de ley presentado por el Ejecutivo nacional y en qué datos se apoya. Cuáles son las posibilidades de implementación en Córdoba. Observaciones y críticas de especialistas y funcionarios.
“Este tipo de proyectos hay que manejarlos con mucho cuidado, atentos de que no se trate de un gatopardismo. Es bueno a nivel simbólico pero es meramente declamativo. Promueve el debate, pero puede derivar en una hiperinflación normativa que declara y establece, pero después no asegura el cumplimento”, le dice a PERFIL CORDOBA la abogada, docente y comunicadora Romina Scocozza, en relación con la ley sobre equidad de género e igualdad de oportunidades en el trabajo presentada en el Congreso por el Gobierno nacional para el Día de la Mujer (ver “Qué dice el proyecto…”).
El texto se hace cargo de una serie de datos de la realidad que dan cuenta de la persistencia de las desigualdades entre hombres y mujeres en el mundo del trabajo (ver “Datos globales”). Admite que, a nivel legal, la igualdad y la no discriminación están garantizados constitucionalmente, pero advierte que “la equidad de género laboral no se ha verificado en la realidad cotidiana del trabajo”. Y agrega: “La evidencia registrada demuestra que la discriminación a la mujer existe y provoca efectos negativos en su contratación, remuneración y promoción de su carrera profesional, entre otros aspectos”.
En ese sentido, Vanesa López Schaufele, psicóloga y miembro de la consultora de género Equilátera, entiende que las legislaciones no siempre ayudan a achicar las brechas: “En general, van más rápido que los entes regulatorios, porque si no hay alguien que las reglamente y organismos a los que acudir, termina siendo un papel donde se dicen cosas que son políticamente correctas”.
Otras críticas. El proyecto, además, promueve paridad salarial para hombres y mujeres, pero no contempla obligaciones explícitas ni sanciones. Al respecto, Scocozza dice: “tiene muy buenas intenciones pero no prevé mecanismos para que gran parte de las disposiciones que plantea sean efectivamente acatadas por las empresas a las que se dirige, sino que las invita a adherir a códigos de conducta. No contiene los mecanismos para que cuando los trabajadores no sean reconocidos en esos derechos, puedan reclamarlos judicialmente”. La abogada señala que es redundante en el sentido que prohíbe “la discriminación entre géneros y prevé garantías de igualdad que ya están contenidas en la ley de contrato de trabajo como en la mayoría de los convenios colectivos. Volver a declararlos es demagógico, en un contexto donde más que leyes hacen falta mecanismos para que se cumpla lo consagrado”. El otro obstáculo que advierte Scocozza es que deja afuera a los trabajadores no registrados: “El gran nivel de informalidad que hay en el mundo del trabajo es una realidad. También es significativa la incidencia del trabajo de la mujer en el trabajo en negro y este proyecto solo alcanza a los trabajadores registrados”. Trabajo previo. De fondo, se expone un incipiente cambio, o al menos un debate, en las dinámicas familiares. A pesar de las percepciones de que se trata de algo de un pasado ya superado, según datos del Indec, en Córdoba los hombres le dedican, en promedio, 3, 3 horas diarias al trabajo doméstico y de cuidado no pago mientras que las mujeres casi el doble, 6.
En ese marco, López Schaufele resalta la importancia de sumar al debate las ideas de “corresponsabilidad y cuidado compartido en las tareas”, aunque matiza la demanda porque “muchas mujeres no quieren ceder esos lugares. Estamos las que queremos visibilizar el cuidado de hijos y adultos mayores a cargo de las mujeres, desde lugares bastante estereotipados, pidiéndole a los varones que se incorporen; que entra en tensión con las mujeres que definen su identidad basándonos en ese rol y quieren ejercerlo sin que los varones participen”.
Para la psicóloga, es necesario “desmitificar el rol de que las mujeres solo nacimos para el cuidado” pero lo ve difícil porque “la identificación con el estereotipo es muy fuerte en algunas. Hay que pensar de qué manera transmitimos estas ideas, que no sea de manera violenta, porque las mujeres acumulamos tareas, tenemos dobles o triples jornadas laborales, por el motivo que sea. Esa conquista es con concientización y se da negociando en lo cotidiano”, concluye.