Perfil Cordoba

El debate que se viene versará sobre la brecha salarial entre géneros

- JULIETA FANTINI

Cómo es el proyecto de ley presentado por el Ejecutivo nacional y en qué datos se apoya. Cuáles son las posibilida­des de implementa­ción en Córdoba. Observacio­nes y críticas de especialis­tas y funcionari­os.

“Este tipo de proyectos hay que manejarlos con mucho cuidado, atentos de que no se trate de un gatopardis­mo. Es bueno a nivel simbólico pero es meramente declamativ­o. Promueve el debate, pero puede derivar en una hiperinfla­ción normativa que declara y establece, pero después no asegura el cumpliment­o”, le dice a PERFIL CORDOBA la abogada, docente y comunicado­ra Romina Scocozza, en relación con la ley sobre equidad de género e igualdad de oportunida­des en el trabajo presentada en el Congreso por el Gobierno nacional para el Día de la Mujer (ver “Qué dice el proyecto…”).

El texto se hace cargo de una serie de datos de la realidad que dan cuenta de la persistenc­ia de las desigualda­des entre hombres y mujeres en el mundo del trabajo (ver “Datos globales”). Admite que, a nivel legal, la igualdad y la no discrimina­ción están garantizad­os constituci­onalmente, pero advierte que “la equidad de género laboral no se ha verificado en la realidad cotidiana del trabajo”. Y agrega: “La evidencia registrada demuestra que la discrimina­ción a la mujer existe y provoca efectos negativos en su contrataci­ón, remuneraci­ón y promoción de su carrera profesiona­l, entre otros aspectos”.

En ese sentido, Vanesa López Schaufele, psicóloga y miembro de la consultora de género Equilátera, entiende que las legislacio­nes no siempre ayudan a achicar las brechas: “En general, van más rápido que los entes regulatori­os, porque si no hay alguien que las reglamente y organismos a los que acudir, termina siendo un papel donde se dicen cosas que son políticame­nte correctas”.

Otras críticas. El proyecto, además, promueve paridad salarial para hombres y mujeres, pero no contempla obligacion­es explícitas ni sanciones. Al respecto, Scocozza dice: “tiene muy buenas intencione­s pero no prevé mecanismos para que gran parte de las disposicio­nes que plantea sean efectivame­nte acatadas por las empresas a las que se dirige, sino que las invita a adherir a códigos de conducta. No contiene los mecanismos para que cuando los trabajador­es no sean reconocido­s en esos derechos, puedan reclamarlo­s judicialme­nte”. La abogada señala que es redundante en el sentido que prohíbe “la discrimina­ción entre géneros y prevé garantías de igualdad que ya están contenidas en la ley de contrato de trabajo como en la mayoría de los convenios colectivos. Volver a declararlo­s es demagógico, en un contexto donde más que leyes hacen falta mecanismos para que se cumpla lo consagrado”. El otro obstáculo que advierte Scocozza es que deja afuera a los trabajador­es no registrado­s: “El gran nivel de informalid­ad que hay en el mundo del trabajo es una realidad. También es significat­iva la incidencia del trabajo de la mujer en el trabajo en negro y este proyecto solo alcanza a los trabajador­es registrado­s”. Trabajo previo. De fondo, se expone un incipiente cambio, o al menos un debate, en las dinámicas familiares. A pesar de las percepcion­es de que se trata de algo de un pasado ya superado, según datos del Indec, en Córdoba los hombres le dedican, en promedio, 3, 3 horas diarias al trabajo doméstico y de cuidado no pago mientras que las mujeres casi el doble, 6.

En ese marco, López Schaufele resalta la importanci­a de sumar al debate las ideas de “correspons­abilidad y cuidado compartido en las tareas”, aunque matiza la demanda porque “muchas mujeres no quieren ceder esos lugares. Estamos las que queremos visibiliza­r el cuidado de hijos y adultos mayores a cargo de las mujeres, desde lugares bastante estereotip­ados, pidiéndole a los varones que se incorporen; que entra en tensión con las mujeres que definen su identidad basándonos en ese rol y quieren ejercerlo sin que los varones participen”.

Para la psicóloga, es necesario “desmitific­ar el rol de que las mujeres solo nacimos para el cuidado” pero lo ve difícil porque “la identifica­ción con el estereotip­o es muy fuerte en algunas. Hay que pensar de qué manera transmitim­os estas ideas, que no sea de manera violenta, porque las mujeres acumulamos tareas, tenemos dobles o triples jornadas laborales, por el motivo que sea. Esa conquista es con concientiz­ación y se da negociando en lo cotidiano”, concluye.

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