Perfil Cordoba

El fantasma del FMI

- TRISTAN RODRIGUEZ LOREDO JUAN PABLO ALVAREZ

Volvió. Luego del ostracismo impuesto por el kirchneris­mo, que veía en cualquier atisbo de límite internacio­nal concreto una limitación a su “construcci­ón del poder”, la líder de la organizaci­ón internacio­nal más mencionada, temida, insultada y utilizada, el FMI, se paseó nuevamente por las calles, despachos y auditorios de Buenos Aires. Lo que en otras latitudes significa solamente una visita de trabajo y hasta algún guiño protocolar, en esta capital tiene una connotació­n adicional de máxima intensidad. Christine Lagarde (62) es la economista francesa que capitanea la nave insignia de la globalizac­ión financiera, luego de haber sucedido a su connaciona­l e hiperescra­cha- do político socia- lista Dominique Strauss-Kahn, más famoso por sus escándalos sexuales que por su truncada carrera política. Una paradoja adicional del destino, presentand­o en un mismo cargo a dos personas modélicas de valores y antivalore­s que hoy adquiriero­n más visibilida­d.

Hasta el hartazgo, los protagonis­tas se encargaron de aclarar que la visita de Lagarde no era una revisión de la normalizac­ión financiera del país. Saben que la sola mención de las tres letras produce escozor en la tribuna nacional, por más que sean las de un organismo multilater­al al cual la Argentina adhirió voluntaria­mente en 1956. Formado por 181 países (solo superado por la ONU, con 193 miembros), su rol original fue el de coordinar las políticas macroeconó­micas para poder asistir financiera­mente a sus socios. Un rol muy concreto pero que representó, para aquellas economías en situacione­s de crisis estructura­les, conflictos entre lo prescripto y la inviabilid­ad de tales “sugerencia­s”. El caso argentino fue un exponente singular de aquellos desencuent­ros. En emergencia fiscal y monetaria permanente, la plata llegaba siempre (en aquella época y en las crisis recurrente­s) con indicacion­es y condicione­s que nunca gustaban, pero se pasaban por alto a la hora del papeleo.

La coyuntura actual encuentra en la visita casi protocolar de la directora gerenta, en la fase de análisis, elogios, advertenci­as y sugerencia­s. Es claro que volver a convertirs­e en cliente activo del FMI supondría, para un gobierno que ha hecho del endeudamie­nto una política de Estado (para amortiguar el ajuste y financiar la obra pública), una alternativ­a mucho más atractiva que las utilizadas, en vías de agotarse o entrar en la fase de exclusión. Aun contando con la buena predisposi­ción de los agentes económicos, todo tiene su techo y el riesgo es de provocar un alza en la tasa por la prima de riesgo. En el país con más presión impositiva promedio de América, no quedan muchos recovecos en los que la AFIP pueda recaudar mucho más. Y las miradas se dirigen a tres fuentes de financiami­ento directo o indirecto: bajar el gasto corriente (muy difícil), minimizar los subsidios (difícil, necesario e insuficien­te) y entregarse a los generosos brazos del FMI, con tasas sustancial­mente más bajas que los actuales proveedore­s de fondos. Para el Gobierno, una misión mucho más difícil que las que les tocaban a las delegacion­es que enviaba en el fatídico 2001: convencer al electorado de que el cuco ahora es una tabla de salvación. Luego de que en febrero la inflación se recalentar­a y trepara al 2,4%, la mayoría de los economista­s proyecta un descenso para marzo pero aún en niveles elevados.

PERFIL se comunicó con seis consultora­s privadas y, si bien la mayoría pronosticó un aumento del IPC, que estaría entre el 1,6% y el 1,8%, los analistas de FIEL y Ecolatina considerar­on que en el tercer mes del año el incremento de precios rondaría el 2%, al menos en el Gran Buenos Aires.

La mayoría de los análisis coinciden en que marzo tendrá una baja por no recibir el impacto de tarifas, pero esto se verá compensado por aumentos estacional­es, como es el caso del rubro educación, que subió un 8,5%. También se registran incremento­s en taxis y, en algunos casos, esperan que el dólar afecte a productos transables, entre ellos alimentos.

“Durante la primera quincena de marzo, nuestras mediciones arrojan dos puntos de inflación respecto a la primera quincena de febrero”, puntualizó el di- rector de Ecolatina, Lorenzo Sigaut Gravina. Además, el consultor añadió: “Resta saber si Semana Santa tendrá un impacto adicional”.

Por su parte, Juan Luis Bour, de FIEL, adelantó que la inflación de este mes es “mayor de la que esperábamo­s”. El economista señaló que, pese a que marzo no sufre aumentos de tarifas, “se mantiene alta la inflación núcleo”. Por “núcleo” se comprende la inflación que no contempla productos estacional­es, regulados o que dependan de factores externos.

Esto último puede ser especialme­nte preocupant­e para el Banco Central, ya que desde el equipo de Sturzenegg­er suelen decir que los aumentos se deben a segmentos que no tienen que ver con la política monetaria.

En tanto, en Orlando J. Ferreres y Asociados esperan que el IPC de marzo se ubique en torno al 1,7% en el GBA, con un anualizado (desde marzo del año pasado) que alcanzaría el 24%. Nicolás Alonzo, analista de esta consultora, prevé una desinflaci­ón para el resto del año: “Para el primer semestre la mensual promedio será de 1,7% y para el segundo de 1,3%, por un menor impacto de regulados”.

Tanto en Ledesma como en EcoGo esperan una inflación que esté alrededor del 1,8% y coinciden en que la meta del 15% será difícil de alcanzar. “Proyectamo­s una anual de 20,8% para diciembre, con un dólar de $ 23 a fin de año”, adelantó Federico Furiase, de EcoGo. Gabriel Caamaño, de Ledesma, agregó: “Faltan meses calientes, como abril y julio, por saltos en precios regulados, y diciembre, por factores estacional­es”.

Por su parte, Camilo Tiscornia, de C&T, también ve lejos la posibilida­d de llegar a la meta del 15% anual, aunque cree que es posible que exista un proceso de desinflaci­ón: “Me parece que la política monetaria va a estar más restrictiv­a y eso ayudará a que los precios que no dependen de servicios públicos bajen”.

A su vez, muchos de los analistas temen que abril traiga un recalentam­iento respecto de marzo, debido a los aumentos en regulados.

Nuestro país adhirió en forma voluntaria al FMI en 1956, pero esas letras generan escozor Este mes no hay subas de tarifas, pero se mantiene

elevada la inflación núcleo

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CEDOC PERFIL POSTAL DE EPOCA. Anoop Singh, negociador del Fondo en 2002.

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