Reinventarse en la cárcel
Lidia encontró una salida laboral en la misma cárcel. Si bien hace varios años que recuperó la libertad, todas las semanas regresa a la Unidad Penitenciaria 31 de Ezeiza para dictar un taller de escritura y pensamiento. También da cursos en los penales de Marcos Paz y Devoto. “La idea es brindar herramientas para que sepan que hay otras opciones al delito”, explica ella. Estando detenida se capacitó. “Aprendí programación de computadoras y eso me dio la posibilidad de dictar un taller afuera y también en el Modulo Nº 1 de Ezeiza”, dice sobre su paso por prisión. Sin embargo, no fue fácil conseguir trabajo en la primera etapa en libertad. “Me ayudó mucho la organización Yo No Fui, que cuenta con talleres de tejidos y serigrafía, entre otros. También conocí mucha gente y conseguí un préstamo para un microemprendimiento”, dice a PERFIL.