Símbolo feminista
La manifestación llevada a cabo el 8 de marzo aportó tanta diversidad de reclamos a través de carteles, mensajes, símbolos, vestimenta y emblemas que trajo cierta confusión en parte de la población al no poder determinar finalmente con certeza cuáles eran exactamente los objetivos que esa multitud de mujeres pretendía lograr.
Con todo, esa marcha me trajo a la memoria un emblema feminista que nació en los Estados Unidos durante la Segunda Guerra Mundial y que fue redescubierto y revalorizado muchos años después. Se trata del personaje Rosie, the Riveter (Rosie, la Remachera) que simbolizaba a las mujeres que entre 1939 y 1945, cuando los hombres se incorporaron a las fuerzas armadas, fueron contratadas por fábricas de armas, aviones o municiones para trabajos que hacían tradicionalmente los hombres como martillar, soldar, apretar tornillos o integrar una linea de ensamblaje. Ese ícono de la mujer aportando como obrera su esfuerzo para la patria fue tomado de la canción Rosie, the Riveter compuesta por Redd Evans y John Jacob Loeb que tuvo gran difusión y logró una enorme popularidad. La letra elogiaba el esfuerzo de Rosie y su contribución en pos de ganar la guerra. Una película con el mismo título, dirigida por Joseph Santley en 1944, narraba los inconvenientes en conseguir vivienda de dos trabajadoras que resuelven alquilando un departamento con dos obreros de la misma fábrica y compartiendo con ellos las dos camas (aunque nunca duermen juntos porque hombres y mujeres trabajan en distintos turnos).
El personaje de la trabajadora durante la guerra quedó reflejado en un icónico afiche diseñado por J. Howard Miller para la compañía Westinghouse. Allí aparece una joven obrera con uniforme azul y bandana roja con lunares blancos mostrando sus bíceps y diciendo: We can do it! (¡Nosotras podemos hacerlo!). El cartel estaba destinado a estimular a las obreras de esa empresa y en los años 80 fue redescubierto y adoptado como emblema del feminismo. Hace poco (el 20 de enero de 2018) murió Naomi Parker Fraley; una fotografía suya, en la que se la veía operando una máquina de la planta de Pratt & Whitney, sirvió de inspiración al ilustrador que diseñó aquel emblemático afiche.
No obstante la invalorable contribución de millones de mujeres para sustituir al hombre en trabajos rudos cuando estaban en combate, finalizada la guerra el gobierno les aconsejó volver a asumir las tareas del hogar y muchas de aquellas obreras optaron por volver a ser amas de casa.