Geopolítica
del G7 en Montreal y tratado de manera totalmente diferente que De la Rúa y Cavallo porque surgieron los Chávez, Correa, Lula y Kirchner.
La sola existencia del G20 como institución multilateral y que a partir de la crisis financiera mundial de 2008 haya reemplazado, en parte, al G8 (G7 más Rusia), dándole un asiento permanente a Argentina y Brasil, muestra una renovada preocupación por Sudamérica.
Los años 90 de la convertibilidad y el boom económico inicial, que le permitió ser reelecto a Menem y gobernar ininterrumpidamente el país más que ningún otro presidente argentino (seis años
cuatro, combinando la vieja y la nueva Constitución), tuvieron base de sustentación en las “relaciones carnales” con Estados Unidos. En 2001 Cavallo no comprendió que el mundo ya era diferente al de la reciente caída del Muro de Berlín y que con De la Rúa como presidente no contaba con la base de apoyo del peronismo en el Congreso de la que sí gozó Menem.
Ese es el gran desafío de Macri, el mundo occidental mira nuevamente con simpatía a Argentina y su gobierno, los 50 mil millones del FMI son una de sus consecuencias, pero tendrá que lograr él mismo construir una base de apoyo político interno que haga posibles las transformaciones que debe implementar para cumplir el plan acordado con el FMI.
El discurso, la semana anterior, de Miguel Pichetto en el Senado cerrando el debate por las tarifas fue un mensaje. Su respuesta está en la nota de tapa de la edición de PERFIL del sábado informando que serán Vidal y Rodríguez Larreta, por tener mejor relación con la oposición, los encargados de construir un pacto de gobernabilidad con el peronismo.
Cuando el FMI hace público que el acuerdo con el gobierno argentino debe ser apoyado por toda la sociedad y requiere un fuerte compromiso político de todos, no solo le está enviando un mensaje a la oposición sino también al propio Macri y a la parte más intransigente del Gobierno, que despreció la necesidad de acuerdos con el peronismo no kirchnerista.
A los intentos de regreso
de los golpes militares en Sudamérica se los derrotó porque se unieron en defensa de la democracia oficialismo y oposición, en su momento Alfonsín y el peronismo renovador. Desde esa perspectiva, para derrotar los intentos de regreso del populismo se tendrían que unir Cambiemos y el peronismo no kirchnerista. Porque con las denuncias y eventuales condenas de la corrupción del kirchnerismo no sería suficiente, como tampoco lo fue con la condena a los ex comandantes de la dictadura. Lo mismo sucede en Brasil: la Justicia cumplió un papel en las condenas por el Lava Jato pero el arco político de centro precisaría unirse para poder vencer definitivamente al legado del PT aun con Lula preso. Si el gobierno de Macri terminara en un 2001 o en Brasil ganara las elecciones nuevamente un continuador ideológico