Se necesitan más mujeres para el desarrollo tecnológico
La desigualdad de género se observa en muchas carreras, pero la diferencia es más profunda en el área de
innovación. Marketing digital y data analytics, dos ejemplos con mayoría de hombres.
La brecha entre hombres y mujeres en el ámbito laboral está marcada por sueldos más bajos y menor acceso a cargos gerenciales para nosotras. Sin embargo, el acceso restringido a puestos en ciencia y tecnología, las áreas con mayor desarrollo en el mundo, también forma parte de la desigualdad que vivimos en nuestra economía personal.
Una investigación reciente, llevada a cabo por la ONG Chicas en Tecnología, demostró que solamente el 21% de los graduados de las carreras de programación en nuestro país son mujeres. El número desciende al 16% cuando miramos a los inscriptos.
Este fenómeno se repite en todas las carreras STEM (por sus siglas en inglés: Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas) y no se da únicamente en la región, sino también en gran parte del planeta.
Estudio. Un informe que llevó adelante la consultora Roland Berger, titulado “Digital Equality”, muestra cómo sobreviven los estereotipos de género en el mundo. El 40% de las personas encuestadas define a las “mujeres digitales” como aquellas que usan las redes sociales, solo el 6% las identifica como mujeres que trabajan en una empresa tecnológica y apenas el 3% asocia el concepto a una mujer fundadora o trabajadora en una start up digital.
De la misma encuesta se desprende que las “mujeres digitales” se definen a sí mismas a través de ciertas características, como ser colaboradora y abierta, cuando en el caso de los hombres se los relaciona con el conocimiento de las tecnologías en sí.
Si buscamos igualdad en los derechos para las mujeres, mejorar su participación en disciplinas que no solo son las más demandadas del mercado, sino las mejor pagas, es un paso fundamental para lograrlo.
El año pasado, nuestro país firmó un acuerdo en la Organización de los Estados Americanos (OEA) para fomentar la inclusión de las mujeres y de poblaciones vulnerables en espacios de ciencia, innovación y tecnología para mejorar sus oportunidades de aprendizaje.
En concreto, se acordó “crear talento humano altamente calificado y flexible” al promover la ampliación de la oferta de becas de posgrado, programas de intercambios y de movilidad y pasantías especializadas en la formación de talento en ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas.
En ese sentido, un primer paso en la dirección correcta es apelar a incentivos, tanto desde el Estado como desde las instituciones privadas, para que las mujeres estudien estas carreras. Sin embargo, no es lo único que se puede hacer para revertir estos datos: un estudio realizado por la Unesco, Flacso, Disney Latinoamérica
y Chicos.net mostró que las niñas menores de 12 años son más reticentes a seguir carreras asociadas con la tecnología como consecuencia de los estereotipos de género.
De hecho, de la investigación se desprendió que nueve de cada diez niñas vinculan la ingeniería con afinidades y destrezas masculinas. Además, casi el 50% de los padres en Ciudad de Buenos Aires cree que hay diferencias de desempeño entre niñas y niños en materias relacionadas con ciencia y tecnología.
En CABA, el interés de las niñas por las matemáticas decrece a medida que avanzan en el colegio. Las que tienen entre 6 y 8 años muestran en un 30% que lo que menos les gusta del colegio son las matemáticas. Cuando llegan a los 9 y 10 años ese porcentaje aumenta a 40%.
En paralelo, un nuevo estudio del Instituto Geena Davis sobre género en los medios y J. Walter Thompson Intelligence en Estados Unidos mostró la relación que había entre las mujeres que habían estudiado en algún campo de las ciencias y su fanatismo por la científica Scully de la serie de televisión Los expedientes secretos X; y demostró que el 63% de las científicas de ese país se habían sentido inspiradas por ella en algún momento de la vida.
En ambos casos, podemos ver cómo iniciativas que apunten a los más chicos en el desarrollo de la curiosidad por la ciencia y la tecnología influyen en su elección posterior de este tipo de carreras. Es fundamental fomentar transformaciones educativas y culturales para la plena participación de mujeres y varones en la innovación científica y tecnológica. Mostrar roles femeninos asociados con estas carreras en los medios y fomentar juegos sin división de género desde una edad temprana aumentan las posibilidades de que más ni-