Cuando Macri era Gardel y Argentina Disneylandia
del Gobierno anunciaran la devaluación del propio Sturzenegger y producir el primer salto del precio del dólar justo cuando se venía aumentando la tasa de interés en Estados Unidos y ya había señales sobre cuánto la sequía podía reducir nuestras exportaciones.
Todos los errores tienen un elemento en común: soberbia y excesiva autoconfianza. La psicología podría explicar cómo el haber tenido una viSe
da afortunada produce en las personas cierta sobreestimación de las propias capacidades. No sería el caso de Dujovne: comentan en Gobierno que fue ascendido de ministro de Hacienda a virtual ministro de Economía porque ya probaron que lo podían mortificar y no se rebelaba. Del mejor equipo de los últimos cincuenta años quedaron en el camino Prat-Gay, Melconian, Sturzenegger y Aranguren, y sobrevivió, pero como presidente del Banco BICE, Pancho Cabrera, casualmente por su disciplinamiento “al equipo”.
Se podría decir que no hubo ministro de Economía porque no hubo plan económico, pero sí hubo un plan político: jibarizar al kirchnerismo incentivando y aprovechando el repudio que generó con sus abusos de todo tipo. Y aún hoy el plan político del Gobierno es competirle a Cristina Kirchner en 2019 en un ballottage. Pero “la droga Cristina”, que hace al Gobierno más potente, tiene efectos secundarios. Los del pasado, cuando, con tal de ganarle en 2017, desatendieron la lucha contra la inflación cebando electoralmente el crédito, planchando artificialmente la corrección del dólar y siendo igualmente populistas que todos los demás gobiernos al hacer un año de
agua caliente (el de las elecciones) y otro de agua fría, y destruir valor por esa propia ciclotimia. Más el efecto secundario futuro: no contribuir a la creación de una oposición peronista sensata que pudiera ser alternancia de gobierno, algo que alguna vez tendrá que ser inevitable, como reconoció con sinceridad el jefe del bloque de diputados del PRO, Nicolás Massot, quien por ser la mano derecha de Emilio Monzó tampoco es de los disciplinados “al equipo”. Massot fue más allá esta semana al decir: “En el peronismo hay buenos cuadros que han ayudado a mejorar los proyectos” de Cambiemos.