Un texto necesario que impacta con Maite Lanata
JAZMIN DE INVIERNO
Autora: Carla Moure. Elenco: Silvina Bosco, Roberto Vallejos, Maite Lanata y Roco Sáenz. Escenografía y vestuario: Gonzalo Córdoba Estévez. Música: Roco Sáenz.
Iluminación: Pablo
Boratto.
Dirección: Corina Fiorillo. El Cultural San Martín. Sala A.
Sarmiento 1551.
Sábados a las 20 y domingos a las 19.
El año pasado en ese ciclo de piezas muy breves –apenas 15minutos–se estrenó Corazón delator- Sala 1 de Carla Moure, mientras que en éste 2018 hay dos obras suyas, Te importa si miro (en el teatro El Grito) y Jazmín de invierno en una sala oficial. Ninguno de estos textos fue dirigido por ella, lo que implica una postura diferenciadora de su generación que suele asumir ambas responsabilidades al mismo tiempo. Este último estreno evidencia un proceso de investigación sobre un tema arduo: el secuestro de personas. En un momento del espectáculo hay referencias a casos reales que dieron impulso a esta ficción.
Una joven aparece prisionera en una casa humilde, lentamente se va revelando qué, cuándo y también por qué pasó. Moure no sigue un orden cronológico, a veces decide fragmentar el relato y ese recurso lo hace más interesante y provocador. Con este método busca un distanciamiento que será subrayado por la música, casi a la manera brechtiana.
La dirección de Corina Fiorillo acierta en la marcación de actores y cuenta con un elenco de experiencia y química escénica, como es el caso de Silvina Bosco y Roberto Vallejos. Ambos ya habían compartido escenario y trabajado con esta misma puestista en algunos otros espectáculos, como Miembro del jurado y Añicos, ambas de Roberto Perinelli, en el 2013. Bosco consigue exponer la fragilidad de esta madre tan especial, mientras que Vallejos juega de contrafigura, con matices perversos. Se suma la revelación de Maite Lanata, rostro conocido gracias al cine y la televisión, pero es éste su debut escénico. Aparenta la edad del personaje que encarna y se la observa segura y concentrada en el escenario. Consigue armar muy buenos vínculos con sus compañeros más experimentados y expone con exactitud las contradicciones de su protagonista. Se suman los aportes musicales y en algunas secuencias también actorales de Roco Sáenz.
El espectáculo lleva a la reflexión y abre un interesante abanico de posibilidades ante este mismo hecho: el secuestro. El momento de mayor violencia está muy cuidado y el público entenderá más tarde las consecuencias. El único reparo está en el espacio escénico, ya que se evidencia una cierta incoherencia en la ubicación de algunos ámbitos de acción, sobre todo para contar esta historia que debe jugar con algunos tintes de realidad. Es un acierto el uso de los micrófonos, cortando los climas. Jazmín de invierno escenifica un tema lamentablemente siempre vigente y lo hace de manera personal.