Ahora sí, el ajuste parece inevitable
–Feed back del FMI. El viernes a última hora se conoció el “staff report” de los técnicos del FMI elevado al directorio de la entidad para que se termine de autorizar el acuerdo con Argentina. Allí expresan detalladamente que piden: “Reducir las transferencias discrecionales a las provincias en un 1,2% del PBI para 2019 y garantizar que esas deducciones se compensen con recortes en los gastos provinciales en bienes, servicios y salarios”. Vale decir, sugieren una profundización del ahorro fiscal en las provincias.
–Absorción monetaria. Al margen de las exigencias del FMI, el Gobierno comenzó una consistente política de ajuste de los agregados monetarios. En lo que va de junio y julio subieron fuertemente los encajes y aspiraron de la calle unos $125.000 millones. La tasa de política monetaria está en el 40% anual y la tasa de Lebac arriba del 50% anual. A costa de una fuerte recesión están consiguiendo, en primer lugar, contener al dólar, la siguiente meta sería el control de la inflación.
–Apuesta indefectible por el gasto social. Jubilaciones y planes sociales que se ajustan por inflación se convirtieron en prioridades de primer orden para el presidente Macri. Por ende, la orden que dio al ministro Dujovne fue: ampliar el recorte, por otras vías, para llegar al 1,3% de déficit. De allí resultó que el ajuste global deberá ser de $ 300.000 millones y el 50% del esfuerzo lo tendrán que poner las provincias. El gasto social, que es inflexible, representa más del 60% del presupuesto nacional.