El precio de la clandestinidad
El aborto clandestino es un negocio que se mueve en las sombras y produce ganancias a quienes lo practican. El fiscal de Cámara Marcelo Hidalgo, investigó mientras estuvo al frente de una Fiscalía de Instrucción, al médico Spiro Antonio Dellisanti en 2005.
En aquella causa, gracias a las intervenciones telefónicas, se pudo comprobar que Dellisanti hacía 10 abortos diarios en su consultorio. Antes de cerrar el trato, consultaba a las mujeres “cuántas faltas tenían”.
De la respuesta dependía el precio que debían pagar por la intervención, 300 o 500 pesos, o más. El costo que debían afrontar estaba tabulado y dependía de su urgencia y compromiso con el embarazo en curso. El propio Hidalgo estima que traídos a precios actuales podrían significar unos 20 mil pesos. Obtenía contactos con pacientes por la actividad que desempeñaba su madre, partera en dos hospitales públicos de Córdoba.
Dellisanti no solo fue investigado por los abortos que practicó primero en una casa de Villa Argentina, luego en barrio Jorge Newbery; también se le abrió una causa por falsificar certificados de nacimiento para vender bebés por fuera de los procesos de adopción.
“Vender un chico salía, aproximadamente, a valores de hoy unos 150 mil pesos” estimó el funcionario judicial. Ese expediente pasó a la Justicia Federal por el tipo de delito ya que implicaba supresión de identidad además de la falsificación de los documentos de identidad.