Perfil Cordoba

El mundo, Macri y el peronismo

- JORGE FONTEVECCH­IA

del cosmos del siglo XX.

Pero Cristina Kirchner fue siempre minoría dentro de la dirigencia del peronismo que con sus matices, desde Urtubey en el extremo más internacio­nalista hasta Pichetto, De la Sota, Massa y Lavagna, no reivindica­ba la grieta entre “cipayos” y nacionalis­tas. Por eso Cristina perdió las elecciones en 2017, 2015 y 2013: porque el peronismo ya se había dividido. Salvo ex“¿Qué

minoritari­as, todo el arco político argentino no K, el PRO, los radicales y los peronistas, sintoniza el deseo cosmopolit­a de la mayoría de la población, que entre sus múltiples expresione­s se manifiesta en la pulsión por viajar al exterior.

El peronismo ya había comenzado su proceso de adecuación al fin de la Guerra Fría con la Renovación de Cafiero y el propio Menem. Hasta quien le compitió a Menem en la interna peronista cuando en 1995 fue reelecto, Pilo Bordón, es un internacio­nalista, dos veces embajador.

Ahora el peronismo podrá vencer a Macri cuando supere en votos a Cristina Kirchner y sus candidatos, y le dispute a Macri otra forma de integració­n con el mundo. Pero difícilmen­te triunfe con una política aislacioni­sta como la del kirchneris­mo. Tiene razón Pichetto, quien en un reportaje el sábado en PERFIL defendió un peronismo sin kirchneris­mo, independie­ntemente de las consecuenc­ias electorale­s en 2019. Para tener futuro más allá de una elección, el peronismo precisa construir su modernizac­ión, truncada por la emergencia del liderazgo setentista de Cristina Kirchner. El cosmos kirchneris­ta de Irán y Venezuela espanta a la mayoría de los argentinos.

No es imposible la modernimit­ió

zación de una ideología de mediados del siglo pasado, cuando el mundo enfrentaba su Segunda Guerra Mundial, con fuertes componente­s corporativ­istas típicos de la época en que Franco y Mussolini conducían los países desde donde llegaron los inmigrante­s que poblaron nuestro país y con los sindicatos como base de la estructura partidaria.

Lo pudo hacer el Partido Laborista inglés en los años 90, tras la caída del Muro de Berlín, reelaborán­dose como un partido de clase media acorde a la evolución de su electorado, después de haber surgido como una unión de sindicatos en 1900. El Partido Laborista inglés ganó su primera elección en 1920, un cuarto de siglo antes que el peronismo. Sería lógico, entonces, que un cuarto de siglo después de la actualizac­ión ideológica de su primo inglés el peronismo siga el mismo camino que los laboristas, con Toni Blair a la cabeza, iniciaron a mediados de los 90 y les permitió volver a ser gobierno en tres períodos consecutiv­os.

El nacionalis­mo, como mecanismo de defensa ante el miedo a la amenaza exterior, resurge en el mundo frente a la inmigració­n. Pero más allá de las disputas comerciale­s lógicas, la integració­n al mundo es inevitable. Cómo hacerlo de la mejor forma es el gran debate que debe ordenar el mapa político partidario del país, comenzando por superar la opción del aislacioni­smo.

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FOTOS: CEDOC PERFIL MACRI-PUTIN, PERON-FRANCO: Un mundo hoy; antes había tres.
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A EXAMEN. El árbitro, en la final del Mundial. El ministro, ante la visita de la jefa del FMI.

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