Tomando partido por los amigos
Más que muertos Hemingway o Fitzgerald, no demostraba ser una gran fuente de posibilidades: “Realmente no había bohemia en la que entrar que se ajustara a nuestro tipo (…). No debíamos saberlo entonces, pero estábamos presenciando el nacimiento de la nueva bohemia, que ni siquiera prestaba atención a cualquier forma de arte que no fuera la música más rudimentaria”.
En su vuelta a Dublín, posteriormente, conoce y retrata al poeta Patrick Kavanagh, cuya figura encarna la contradicción que se presenta a lo largo de este libro.
Kavanagh representaba todo lo que un hombre de genio debía soportar en el ambiente literario de Dublín. Al ser del interior de Irlanda, era llamado “hombre del pantano”. Por compartir su vida en pubs con los vagos de Grafton Street, había ganado una reputación de “patán torpe, desastrado y carente de modales”.
Son estos matices, estas contradicciones, las que van por un lado mostrando los márgenes de la vida artística literaria en pubs de Dublín y posteriormente en los bares de Soho de Londres, donde conoció al artista Robert MacBryde: “En Soho, los valores que habían dado origen al verdadero arte de vanguardia del siglo estaban representados, aunque más no fuera, por el número de bajas en el campo de batalla”.
Desde su propia experiencia y posición de clase, para Cronin el gran arte de nuestro tiempo no había sido entonces producido por los patrones arquetípicos creados por los genios solitarios y sufrientes, sino por los hombres quebrados del Soho: “Como mu-