Perfil Cordoba

Obligado, tuvo que reinventar­se para mantener su poder interno

En medio de la crisis y de los reproches, Marcos Peña rearmó su estrategia: apertura de la mesa política y cambios para su staff.

- EZEQUIEL SPILLMAN

Fue “el padre del PRO”. Hace pocos días, “el Messi” del gabinete. Cuando habla de él, Mauricio Macri no suele ahorrar elogios. En especial en público. En privado, escucha a los que le piden que lo corra pero lo sostiene como a pocos.

El jefe de Gabinete, Marcos Peña, no solo es el funcionari­o más poderoso del gobierno nacional sino que, en medio de la crisis que lo encontró cruzado entre feroces críticas, logró reinventar­se en el círculo más íntimo del poder macrista.

Para Macri sigue siendo una pieza fundamenta­l. Se siente cómodo con él. También con su optimismo, hoy más realista tras la crisis cambiaria, tal como lo demuestra la entrevista exclusiva que le concedió a PERFIL. Eje central de la comunicaci­ón y la estrategia, de la gestión (con la colaboraci­ón de los dos vicejefes de Gabinete, Gustavo Lopetegui y Mario Quintana) y del poder sobre los ministros.

Tres cambios puntuales tuvieron a Peña en el ojo de la tormenta.

1. Los cambios en el staff ministeria­l. Era un pedido inclemente, y sostenido durante semanas, por parte de María Eugenia Vidal y Horacio Rodríguez Larreta con el apoyo decisivo de Nicolás Caputo, el empresario amigo del Presidente. Al jefe de Gabinete, pero también al Presidente, les costaba dar salida a dos de sus ministros más cuestionad­os. Finalmente, Francisco Cabrera, de Producción (con una feroz crítica de la gobernador­a en medio), y Juan José Aranguren, de Energía, fueron eyectados. Ninguno de los dos se quería ir. Peña cedió. Y Macri también.

2. La salida de Sturzenegg­er y un Dujovne fortalecid­o. La renuncia, forzada, del presidente del Banco Central, Federico Sturzenegg­er, fue también un pedido pero de parte del gabinete económico. “Era un caprichoso”, fue una de las frases más escuchadas mientras aún seguía en ese rol. El desembarco de Toto Caputo fue una decisión de Macri, aunque hoy el titular del BCRA regonza en privado de los consejos económicos del jefe de Gabinete. No se los transmite, claro está. Pero, sin dudas, la muñeca de Peña se torció cuando Nicolás Dujovne fue ungido coordinado­r del gaCristina binete económico. Es que ese rol, en las sombras, lo ocupaban los dos vicejefes. En particular Quintana, uno de los grandes derrotados con los cambios. El empresario farmacéuti­co venía de pelearse con Cabrera y con Sturzenegg­er, sin embargo al momento de los cambios no pudo cosechar. Peña cedió. Pero los vicejefes de Gabinete siguen siendo “controller­s” de la gestión.

3. El regreso de la mesa política. Otro factor clave: el jefe de ministros aceptó, por consejo del binomio Vidal-Larreta, reabrir la mesa política. Fue la gobernador­a bonaerense quien devolvió de su mano a Emilio Monzó a la mesa. El titular de la Cámara de Diputados venía de una batalla política sin cuartel con Peña: sus críticas a Jaime Duran Barba, y su rol perimido al Congreso lo habían marginado del esquema de toma de decisiones. Y cuando lo hizo saber en una entrevista en noviembre de 2016 en PERFIL su llegada a la Rosada casi desapareci­ó. Peña cedió en este sentido también. Aunque con una salvedad: para encarar la discusión del Presupuest­o 2019 y el ajuste que se acordó con el FMI las figuras de Monzó en el Congreso y Rogelio Frigerio, el ministro del Interior, serán claves.

De todos modos, el poder del jefe de Gabinete sigue siendo inmenso. En especial, en la mente del Presidente. A tal punto que en las últimas semanas escuchó: “Marcos, ¿sabés qué creo yo? Que cuando no se le animan a Mauricio, es más fácil pegarte a vos”. Era María Eugenia Vidal quien le hablaba.

 ?? PRESIDENCI­A ?? GABINETE. Peña es el hombre de mayor confianza de Macri. Sus vicejefes quedaron desdibujad­os.
PRESIDENCI­A GABINETE. Peña es el hombre de mayor confianza de Macri. Sus vicejefes quedaron desdibujad­os.

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