Vidal negocia cómo atenuar el impacto del ajuste bonaerense
semana. Sin embargo, es casi el total de los fondos para obra pública que se destinarán este año; puesto en otros términos, la gobernadora se va a ver obligada a sacrificar el equilibrio fiscal al que podría haber llegado en 2019 sin el ajuste.
En este marco, las cifras esconden la pelea para ver qué ocurre con los subsidios al transporte y, en particular, a Edenor y Edesur. Según explican fuentes oficiales, las empresas eléctricas no tendrían un gran impacto directo en las arcas bonaerenses. Hoy la generación eléctrica la maneja la empresa estatal Cammesa, y si se retiraran totalmente los subsidios (aún están en el orden del 30%) impactaría también en la distribución por igual. El transporte no tiene subsidios, y en el caso de la distribución (y de esto se ocupan Edenor y Edesur) ya hay cuatro empresas y más de 200 cooperativas en la Provincia que operan.
En cuanto a los colectivos, el traspaso se realizaría a la Ciudad y a la Provincia. Allí el precio del boleto está subsidiado. Es parte del debate de Vidal y Rodríguez Larreta con la Nación. En tanto, Aysa, la empresa de agua potable y cloacas, está casi equilibrada y maneja unos $ 15 mil millones en obras para más de veinte municipios. El problema es político: se pasaría el personal y el gremio dominante (Obras Sanitarias).
Los primeros números que partieron del Ministerio del Interior, a cargo de Rogelio Frigerio, dan cuenta de que el primer “hachazo” bonaerense es de $ 22.852 millones. En esa discusión, Vidal pidió renegociar una nueva ley de coparticipación si le quitaban subsidios. Frigerio le respondió afirmativamente.
Por ahora, en el despacho del ministro de Infraestructura, Roberto Gigante, suponen que las obras públicas planificadas para este año continúan. Las hidráulicas y las viales, con la sigla A+, son prioridad para Vidal. “No hay chances de que en 2019, con la reelección, lleguemos sin obra pública. Es lógica política”, confía un hombre de confianza de la gobernadora.
En La Plata enfatizan que ya a comienzos del año pasado se bajó la cantidad de dependencias un 30%, así como en personal y gastos superfluos.
Ocupada –y preocupada– por el caso de los aportantes truchos de la campaña, esta semana Vidal volverá a la batalla para que el ajuste impacte menos de lo que muchos en la Jefatura de Gabinete le habían deslizado.
La pelea se plantea
en los traspasos del transporte y de
las empresas de servicios públicos