Marchas opositoras exigen la renuncia de Daniel Ortega
de Bolívar a Chávez, en repudio a las “acciones criminales del terrorismo golpista”, como llama a las protestas de la oposición. La marcha, arropada por abundantes banderas rojinegras, del oficialista Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), se realizó bajo una fuerte custodia policial.
El gobierno de Ortega fue acusado por la CIDH y la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos de perpetrar “asesinatos, ejecuciones extrajudiciales, malos tratos, posibles actos de tortura y detenciones arbitrarias cometidos en contra de la población mayoritariamente joven del país”. Según Azahálea Solís, delegada al Diálogo Nacional y miembro de la Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia, “hay un genocidio” en Nicaragua. “Están matando a un pueblo desarmado”, confió a PERFIL (ver entrevista aparte).
En un descabellado intento de victimización, la vicepresidenta Rosario Murillo –esposa de Ortega– acusó a la oposición de “matarse” unos a otros para culpar al gobierno. Ortega,