Perfil Cordoba

EE.UU. aplicaría sanciones

- L.D.

por su parte, acusó el jueves a los obispos, mediadores en la Mesa de Diálogo Nacional, de participar en un “golpe de Estado”.

La Conferenci­a Episcopal había propuesto adelantar las elecciones de 2021 a marzo de 2019, reformar la Constituci­ón y la Justicia Electoral, controlada por el oficialism­o. Tras la acusación de Ortega, la Iglesia guardó silencio. “Vamos a meditar las palabras del señor presidente y luego vamos a tomar una decisión”, expresó el cardenal Leopoldo Brenes, designado en 2014 por el papa Francisco. El divorcio de Ortega con la máxima jerarquía eclesiásti­ca quedó evidenciad­o la semana pasada, tras el ataque a balazos de fuerzas policiales a una parroquia de Managua, donde estaban atrinchera­dos 200 estudiante­s. “No permitirem­os que se criminalic­e el accionar de los obispos en su rol de mediadores y se les tilde de ‘golpistas”, respondió la Alianza en un comunicado.

Nicaragua atraviesa la crisis más sangrienta desde la década de 1980. Las protestas comenzaron el 18 de abril pasado, tras una fallida reforma a la seguridad social. Ortega, duramente cuestionad­o por miles de nicaragüen­ses, escuchó ayer una consigna que nunca imaginó en los 70 y los 80. En las calles de Managua atronó un grito unívoco: “Ortega y Somoza son la misma cosa”. Estados Unidos evalúa aplicar sanciones económicas a Nicaragua, aseguró ayer en Buenos Aires el secretario del Tesoro, Steven Mnuchin, en medio de críticas de Washington a la violenta represión del gobierno de Managua a las protestas en su contra. “En general no comentamos sobre futuras sanciones, pero es razonable pensar que es algo que considerar­íamos”, respondió el funcionari­o de Donald Trump antes del inicio de las deliberaci­ones entre ministros de Economía y Finanzas y presidente­s de bancos centrales del G20. Washington instó al gobierno de Daniel Ortega, un ex guerriller­o de 72 años que gobierna desde hace once años de forma autocrátic­a, y a la opositora Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia, que integran grupos de la sociedad civil, a reanudar el paralizado diálogo que se inició el 16 de mayo.

Impulsada por Estados Unidos, la OEA condenó el miércoles pasado la represión de las manifestac­iones y llamó al gobierno a acordar un calendario electoral con sus opositores. El embajador estadounid­ense ante la OEA, Carlos Trujillo, dijo que “todas las opciones están sobre la mesa” para buscar que “Nicaragua regrese a la democracia”. Al ser consultado sobre si eso incluía una opción militar, respondió: “En este momento, no”. Azahálea Solís es abogada constituci­onalista y dirigente del Movimiento Autónomo de Mujeres. Integra el amplio abanico de organizaci­ones de la sociedad civil que conforma la Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia y fue elegida como delegada en el Diálogo Nacional, que cuenta con la moderación de la Conferenci­a Episcopal. “Daniel Ortega quiere destruir el diálogo. El régimen intentará tres cosas: montar algún dialogo paralelo, desvirtuar el que ya existe, y desacredit­ar a los mediadores y a nosotros”, explicó a PERFIL.

—¿Cómo se llegó a esta situación crítica?

—Esto no surgió de la nada. Estamos hablando de un estilo de gobierno de once años, donde no hubo límites jurídicos ni políticos. Hubo un control paulatino de las institucio­nes, el régimen tiene sus propios sindicatos, sus propias institucio­nes sociales. Se perdió todo tipo de autonomía.

—¿Qué proponen para frenar este baño de sangre?

—Hay un consenso nacional de que nadie quiere que haya una guerra. Nosotros no tenemos precedente de luchas cívicas, sino de lucha armada. La guerra fratricida en los 70 y 80 dejó cien mil muertos. Nadie quiere eso. Hay que mantener la fuerza pacífica y cívica, pero también necesitamo­s el apoyo internacio­nal. Aquí hay un genocidio. Que la izquierda de América Latina no tenga prejuicios, que condene lo que está pasando y se posicione del lado de los derechos humanos. Están matando a un pueblo desarmado. Proponemos que se adelanten las

Azahálea Solís es abogada constituci­onalista y miembro del Movimiento Autónomo de Mujeres.

Integra la Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia, una organizaci­ón que se opone a Ortega y nuclea a estudiante­s, empresario­s y organizaci­ones de la sociedad civil.

Denuncia un genocidio en Nicaragua y pide el apoyo de la comunidad inter- nacional.

Destaca el rol de la Iglesia en el diálogo y pide apoyo al

Papa.

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Murillo, acusó a los opositores de “matarse” entre sí para culpar al gobierno.
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FOTOS: AFP Nicaragua. Se trata de la crisis más sangrienta desde la década de 1980.
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