Un éxito en todo el mundo
Londres otro grupo de argentinos se destaca con el local “Porteña”, en el icónico Borough Market.
“Nos dimos cuenta de que en Sydney hay muchos sudamericanos, pero la comida latina no estaba desarrollada”, cuenta Mariana Jaimovich sobre el proyecto que empezó con su esposo australiano hace cinco años. Ahora venden 10 mil empanadas por mes –a 5 dólares cada una– a más de cincuenta restaurantes. “Los australianos reciben muy bien las empanadas porque les gusta probar cosas nuevas”, cuenta la argentina que prepara los típicos rellenos, pero también empezó a innovar con empanadas de canguro. “Las empanadas nos están abriendo puertas a muchos compatriotas en el mundo. Están haciendo ruido. Son un plato típico argentino, ricas, nutritivas y una novedad para muchos países”, explica Diego Dávila, docente de la Asociación de Propietarios de Pizzerías, Casas de Empanadas y Afines de la República Argentina.
Aunque sea una derivación de la original versión española, “la empanada argentina tiene su propia forma, estilo, ingredientes, sabor y técnica”, explica Dávila.
Sin embargo, una de las mayores dificultades que tiene la empanada para expandirse por el mundo es conseguir los insumos para cocinarlas, desde los cortes de carne, quesos y sobre todo las tapas de empanadas que no se consiguen en todos los países y son la base de esta preparación.
Por eso Dávila ha dado una serie de cursos en la Asociación que nuclea a los pizzeros, para argentinos que quieren aprender a hacer la masa de las tapas casera para vender en Europa y Asia.
También hay empresas nacionales que ya las están exportando. “Signo de Oro es la que más está enviando al exterior”, comenta Dávila.