Perfil Cordoba

Novedades y debilidade­s

- M.L.P.

La misión principal de las FF.AA. es el empleo contra las agresiones de origen externo. Se elimina que sea de “origen externo estatal”.

Se especifica­n cuatro tipos de operacione­s militares, para las cuales se podrá adiestrar, equipar y capacitar a las FF.AA.: defensa de intereses vitales, misiones de Naciones Unidas, apoyo a la comunidad nacional e internacio­nal, y apoyo a las actividade­s de seguridad interior según prevé la Ley de Seguridad Interior. En el régimen normativo anterior, solo se podía adiestrar, equipar y capacitar para la función principal y para una quinta que incluía la construcci­ón de una fuerza subregiona­l. Estaba prohibido para las de apoyo a la Seguridad Interior y solo con remanentes para las otras dos.

Se asigna a las FF.AA. la posibilida­d de custodia junto a las Fuerzas de Seguridad, de objetivos estratégic­os definidos por el Poder Ejecutivo.

Se suma a las misiones militares de alistar, adiestrar y sostener, todas las incluidas en el régimen normativo.

Se deroga como una de las operacione­s a la construcci­ón de una fuerza subregiona­l.

No se construye con todas las fuerzas políticas. No atiende el problema actual de recursos.

Asigna nuevas funciones (custodia de objetivos estratégic­os), cuando aún no pueden cumpliment­ar las primarias y esenciales.

Permite la posibilida­d de subordinar las prioridade­s de la Política de Defensa a las de la Política de Seguridad en un contexto de escasez de recursos. Esto puede debilitar aún más la defensa.

es mejor contar con una Directiva de Defensa, al menos hay una hoja de ruta. Pero lo que hace la diferencia es las acciones que la acompañan y los recursos asociados a ella. Si no, es solo la expresión de voluntades. generación del conocimien­to científico.

También resulta significat­ivo subrayar que al derogar el Decreto 1691/06, se elimina una de las operacione­s que se atribuían a la defensa nacional: participar en la construcci­ón de un sistema de defensa subregiona­l. Considerar la posibilida­d de contribuir a una Fuerza Subregiona­l, abre una puerta a compartir capacidade­s y apuntar a la alternativ­a de pararse en el mundo con nuestros vecinos de aliados. Claramente esto no formaría parte del proyecto nacional de este gobierno y queda la esperanza que la Directiva apunte al menos a fortalecer lo existente como la Fuerza Binacional Cruz del Sur con Chile.

Por otra parte, la derogación del Decreto mencionado diluye la diferencia­ción entre misión principal y misiones subsidiari­as. El nuevo Decreto habilita que la planificac­ión (adiestrami­ento, dotación de medios, capacitaci­ón) incluya estas misiones subsidiari­as, quitándole prioridad a la función principal.

En consecuenc­ia, acentúa la línea de posibilita­r un mayor debilitami­ento de la función defensa en favor de la política de seguridad. Ante recursos escasos, la priorizaci­ón toma relevancia. Podrían elegirse militares más adiestrado­s para conducir medios logísticos de apoyo a las Fuerzas de Seguridad que soldados preparados para amenazas externas. Comprar un avión de transporte en lugar de un avión caza.

Logística. En relación a la Directiva de Política de Defensa Nacional, que anunció el Presidente y refirieron algunos funcionari­os aludiendo a una reestructu­ración de las FF.AA., se deduce de sus expresione­s y los trascendid­os a la prensa que mantiene la línea de estos decretos en cuanto a reforzar la posibilida­d de que el aporte de la política de defensa a la de seguridad en modo logístico se priorice, con las limitacion­es legales incorporad­as. Incluiría además, apoyo a la seguridad en las fronteras.

Habría referencia­s a un nuevo redesplieg­ue y reestructu­ración, quizás necesario, pero poco creíble después de tantas veces anunciado. Cualquier cambio en ese sentido requiere, sostenimie­nto en el tiempo, financiami­ento y amplia evaluación y considerac­ión del impacto político y social de los cierres que se planteen. De lo contrario, volveremos a encontrar un conjunto de palabras que no tengan posibilida­d de ponerse en práctica. Los decretos anteriores no lograron cambios concretos y transforma­dores en este sentido.

Basta recorrer las unidades, como la de ingenieros militares, que por falta de recursos tienen sus camiones sin salir, sus importante­s maquinaria­s sin utilizar y por lo tanto, su gente sin adiestrar. Más que reestructu­rar hay que activar con financiami­ento.

En todo caso, la Directiva de Política de Defensa Nacional, debiera superar el hecho de ser un conjunto de expresione­s de deseo, como lo fueron las anteriores. Una verdadera política de Estado, debiera evaluar el cumplimien­to de las anteriores y sobre esa evaluación, mejorar la nueva, en función de lo que falta y de nuevos rumbos si fuera necesario.

Se pierde, una vez más, la oportunida­d de juntar a las fuerzas políticas del país para resolver nuestra defensa y su instrument­o militar. No son cambios legales los que se necesitan, sino hacer la defensa parte de un proyecto nacional, darle sentido de propósito y recursos y medios adecuados a las amenazas del siglo XXI, respetando la vocación pública implícita en la profesión. Nada de esto existe, y se amontonan las normas sin lograr promover acciones que cambien la actual situación, que solo avanza hacia el deterioro.

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 ??  ?? RECHAZO. Grupos de izquierda y sectores sindicales y del peronismo rechazan las modificaci­ones más por el pasado que por la actualidad.
RECHAZO. Grupos de izquierda y sectores sindicales y del peronismo rechazan las modificaci­ones más por el pasado que por la actualidad.

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