DIEZ AÑOS DE PIBES SIN PROYECTOS HOY ARRANCA UN NUEVO CICLO EN EL TORNEO DE L’ALCUDIA, CON SCALONI. EL JUVENIL VIENE DE PADECER UNA DECADA SIN ORGANIZACION NI RESULTADOS.
La AFA es justa porque mide con una única vara. Si no hay paciencia para los proyectos en el seleccionado mayor, tampoco hay tiempo para los proyectos en los seleccionados juveniles. Si los entrenadores cambian como prendas de ropa usada en el equipo superior, los entrenadores tampoco duran en los equipos menores. Desde la salida de José Pekerman las juveniles funcionan como las promesas de un alcohólico que recae durante su recuperación: con la idea de que este error fue el último y que no va a volver a suceder.
Humberto Grondona fue el coordinador del área entre 2009 y 2015. Dice que lo único que le faltó a su gestión fue haber hecho un buen Mundial sub 20 en Nueva Zelanda 2015, certamen que él mismo dirigió. Era el hombre responsable del fútbol formativo de la AFA, el encargado de profundizar el plan de José Pekerman y Hugo Tocalli. Pero no hubo continuidad y los entrenadores pasaron por la Sub 20 como pasan los días grises. Desde la salida de Tocalli, hace once años, hubo ocho directores técnicos, uno más que en la anárquica selección mayor durante el mismo período. El actual DT es, en realidad, otra píldora para calmar los malos síntomas: Lionel Scaloni, el único entrenador disponible en el predio de Ezeiza, empieza su gestión hoy en el torneo de L’Alcudia, en España. Lo que ocurra a su regreso es un misterio.
La gestión Grondona compitió en cuatro sudamericanos sub 20. Salió campeón en Uruguay 2015, clasificó al Mundial en 2011, y quedó eliminado en 2009 y 2013. La mejor actuación en una Copa Mundial fue en Colombia 2011, cuando dirigidos por Walter Perazzo alcanzaron los cuartos de final con un plantel que tenía a Germán Pezzella, Nicolás Tagliafico y Erik Lamela como figuras estelares. “Fue un trabajo muy bueno”, le dijo Perazzo a PERFIL en 2014. El único jugador de esa camada que llegó a Rusia, sin embargo, fue Nicolás Tagliafico. Dos años más tarde la categoría cosechó un fracaso rotundo: comandada por Marcelo Trobbiani, Argentina no pasó la primera ronda del sudamericano disputado en Mendoza con futbolistas como Manuel Lanzini, Ricardo Centurión y Matías Kranevitter. “La culpa es de mi hijo”, cargó Julio Grondona en aquel entonces. En comparación a los frutos de Pekerman, el proceso Grondona parece un fiasco. Pero él lo defiende. Explica que su énfasis estuvo puesto en la sub 17: “Llegamos a una semifinal del mundo, algo que se había logrado una vez en la historia”. También se considera el sastre de la camada 96 que tuvo, entre otros,