Empanadas de argentinos en boca del mundo
Usados por el gobierno de Nicaragua para reprimir las protestas opositoras, esos grupos han causado “terror”, dijo el ex general, que condujo la guerra a los contras en los 80.
El general retirado Humberto Ortega, ex jefe del Ejército de Nicaragua y hermano del presidente Daniel Ortega, urgió ayer al gobierno a desarmar a las fuerzas paramilitares que “han causado terror y muerte” en la represión de las protestas opositoras, que ha provocado más de 300 muertos.
“El gobierno no puede permitir, ni se pueden ir legitimando irregulares armados. El Ejército de Nicaragua, que tanto nos costó a nosotros construir, hacerlo nacional y hacerlo apartidista, no puede tolerar esta situación”, afirmó Humberto Ortega.
“El pueblo no quiere ver más a estas fuerzas parapoliciales acompañando a la policía. No podemos aceptar que haya fuerzas parapoliciales o paramilitares”, señaló.
Responsabilidad.
Humberto Ortega admitió que estas fuerzas irregulares son responsables de muchas muertes y que no se puede permitir que “se consoliden. Operan de manera abierta campantemente al lado de la policía”, criticó.
El ex jefe del Ejército responsabilizó al gobierno de la crisis que vive el país por la “represión indiscriminada” contra las protestas que estallaron el 18 de abril.
“Para mí el principal responsable de la situación que estamos viviendo es el Estado de Nicaragua, que tiene un gobierno que debió haber tomado todas las medidas para no llegar a estos niveles de sangría, y es el presidente el principal responsable de la situación que vive el país”.
El ex militar no quiso responder preguntas relacionadas con la mujer de Ortega y vicepresidenta, Rosario Murillo, a quien la oposición acusa estar detrás de la “mano dura” contra las protestas opositoras, y subrayó que él solo se ha dirigido siempre a su hermano, en privado y en público.
Dijo que no le molesta “ni le duele” que comparen a su hermano con el dictador Anastasio Somoza, a quien ambos ayudaron a derrocar en 1979, y aclaró: “Daniel no necesariamente representa al sandinismo que fuimos en la década de 1980”.
Diálogo.
La única forma de resolver la crisis es “continuar con el diálogo” con mediación de la Iglesia Católica, pese a que en la semana, Daniel Ortega acusó a los obispos de “golpistas” y “terroristas”.
“Solo el diálogo puede colocar nuevamente a Nicaragua en una ruta de paz y reconciliación. No hay otro camino, si no sería apostar a la guerra y guerra no puede haber aquí más”, aseveró.
Respaldó la propuesta de los obispos de adelantar las elecciones de 2021 para 2019 como solución a la crisis, pero rechazó la injerencia de Estados Unidos y la comunidad internacional en el conflicto.
“El problema de los nicaragüenses lo resolvemos nosotros los nicaragüenses y el presidente tiene que reactivar el diálogo, ésa es la salida”.
Humberto Ortega dirigió el Ejército sandinista durante la revolución de la década de 1980, bajo el primer gobierno de su hermano Daniel, cuando más de 100 mil jóvenes fueron reclutados obligatoriamente para luchar contra los rebeldes “contras”. La guerra dejó más de 50 mil muertos.