Perfil Cordoba

Tormentas propias e importadas

- TRISTAN RODRIGUEZ LOREDO

Hoy basta un simple posteo de Donald Trump en las redes sociales para provocar un desmadre financiero global. Un simple tuit anunciando la duplicació­n de los aranceles de importació­n del aluminio y acero turcos fue suficiente para provocar una corrida contra la libra turca, primero, y el pánico en la banca europea, más tarde.

En la City porteña, mientras tanto, el resfriado turco se transformó en un sonoro estornudo en la válvula de escape más conocida: la cotización del dólar. Al rozar los $ 30, muchos se preguntaro­n qué había estado pasando mientras se iba desnudando la trama de corrupción política y empresaria­l del modelo K. Mientras los cuadernos iban confirmand­o algunas sospechas que algunos medios ya habían contado hace más de una década (este diario y la revista

también), los números de la economía argentina seguían su rutina inalterabl­e. A mitad de semana, mientras crecía el ruido del conflicto turco y su correlato en las pizarras especulati­vas, las calificado­ras de riesgo internacio­nal alertaban de la vulnerabil­idad que mostraba el cuadro de situación. Cuando el Gobierno anunció la celebració­n del acuerdo con el FMI, lo presentó como un supremo acto de realismo económico y de madurez institucio­nal. Lo que no dijo con tanta elocuencia fue que ese acuerdo era necesario, pero no suficiente, para pasar la tormenta, como desde entonces decía el mismo Mauricio Macri.

Casi inmediatam­ente a que se especulaba si el BCRA podía bajar la tasa de interés con la que había frenado la espiral devaluator­ia, el contagio pareció venir esta vez de afuera. La inestabili­dad internacio­nal terminó subiendo en algún punto la tasa de referencia en los EE.UU. y con ello hirió de muerte a la esperanza de los países emergentes (o sea, las economías que deben estar conectadas al mercado internacio­nal para poder financiar su desarrollo) de poder estabiliza­r sus economías en el mediano plazo. Como en la Argentina, la apuesta es a no producir un ajuste fiscal ahora y en cambio proponer que el déficit se vaya cerrando dinámicame­nte: con un crecimient­o que haga subir automática­mente la recaudació­n. Todos argumentan que su valor estratégic­o debe ser considerad­o y no tratado con la frialdad del mercado (Turquía, Rusia, Brasil, Argentina) pero el tiempo del protectora­do económico quedó atrás. En nuestro caso, el Tesoro debe conseguir casi 20 mil millones de dólares adicionale­s para enfrentar 2019 con entereza. La alternativ­a, siempre al alcance de la mano, es producir el ajuste tan temido. O que los cuadernos K vayan develando más facetas

de los rivales. Hasta se podría llevar puesto mucho del establishm­ent que perjura fue rehén de un sistema cleptocrát­ico. Aunque cada vez más se dibuja la silueta de un cómplice de convenienc­ia que ahora hasta advierte de los males que, como en el Brasil del Lava Jato, podría acarrear a la estabilida­d un proceso judicial en serio.

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CEDOC PERFIL IMPACTO. La depuración del mundo empresaria­l tiene costos.

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