Perfil Cordoba

Coloquio de IDEA en Marcos Paz

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Todos los años hay un par de noches en las que los mayores empresario­s del país o sus principale­s gerentes comparten actividade­s en un complejo donde también descansan. Suele ser en octubre en Mar del Plata, bajo la convocator­ia del Coloquio del Instituto para el Desarrollo Empresaria­l Argentino (IDEA). Este año, sin embargo, hubo una previa inesperada: varias figuras de compañías top del estalibshm­ent compartier­on unas veladas inolvidabl­es entre la Superinten­dencia de Drogas Peligrosas de la Policía Federal y el penal de Marcos Paz, en el marco del imparable escándalo que abrieron los cuadernos de Oscar Centeno, el chofer del ex número dos de Planificac­ión, Roberto Baratta, un verdadero que movía, según confirman todos, la guita negra de la obra pública.

No hicieron la previa comiendo fiambre y tomando vino caro en el lobby del Sheraton de Mar del Plata, sino esposados en los tribunales de Comodoro Py. No recibían carpetas con el programa de actividade­s, golf incluido: a lo sumo se llevaron una muda de ropa o les mandaron luego algo de yerba suelta, ya que el Servicio Penitencia­rio no avala paquetes cerrados. No hablaron en mesas redondas sobre la importanci­a de la transparen­cia en los negocios ni del compromiso social de las compañías con las comunidade­s, sino que admitieron las mil y una formas de darle plata groncha a los funcionari­os del Estado para hacer más dinero.

Claro que lo reconocier­on con excusas varias. Primero hubo una oleada de los tiernos arrepentid­os-víctimas, los que contaron que pusieron plata para una presunta campaña electoral ante la coacción de los funcionari­os estatales. Después hubo un par que se diferencia­ron, temerosos del falso testimonio, y dijeron que pusieron plata propia para el proyecto porque creían en él. Cómo no amarlos, pancitos de Dios. Este hilo, sin embargo, empezó a perder sentido cuando una empresa habló de destrabar una indemnizac­ión por una expropiaci­ón en Venezuela. Y todos terminaron de quedar en offside cuando José Cámara de la Construcci­ón en el kirchneris­mo dio el paso al frente y reconoció que había un sistema de reparto de obras sobre la base del pago de sobornos. Todos los constructo­res que venían siguiendo el caso como si fuera Netflix tragaron saliva y ni pueden ver el WhatsApp. Ni qué hablar los que venían diciendo, en las causas de Odebrecht que avanzarán esta semana, que los brasileños “se cortaban solos” y que ellos como socios locales eran una cruza de Favaloro con Gandhi.

Más allá del paralelo con la versión tumbera del Coloquio, hay una edición de hace unos años de ese encuentro empresario que puede ayudar a entender, cómo decirlo, la vocación inversora en la Argentina, mucho más allá de los contratist­as. En ese ámbito en el que hace más de 50 años pasan todas las caras del establishm­ent, desde Enrique Pescarmona hace unas décadas hasta Paolo Rocca el año pasado, incluyendo a Cristóbal López que llegó a ser sponsor en su momento, hubo una jornada en 2014 que fue premonitor­ia.

En un panel interactiv­o, el economista ya fallecido Tomás Bulat iba haciendo preguntas al auditorio, que respondía con un botón. “Si un acto de corrupción está destinado a obtener una aprobación (por ejemplo, una habilitaci­ón municipal) maliciosam­ente retenida, ¿es censurable la actitud del empresario?” El 53% dijo que era condenable siempre, pero el otro 47% se dividió entre los que lo considerab­an tolerable “en casos extremos” (28%) y otro grupo que dijo que “nunca” era repudiable (19%).

El debate que siguió pareciera haber sido escrito para estos días. “Pero es que se trata de una extorsión de un funcionari­o, ¿cómo vamos a condenar al empresario?”, dijo el productor agropecuar­io Enrique Duhau que quedó inmortaliz­ado en las crónicas. “Escudarse en un supuesto valor de la subsistenc­ia de la empresa es absurdo”, dijo Ignacio Stegmann, por entonces número uno de la multinacio­nal 3M. Otra pregunta inquirió después: “¿Sobre quién debería recaer la responsabi­lidad: sobre el empresario, el funcionari­o o sobre ambos?”. El 78% respondió: “Sobre ambos”.

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 ?? CEDOC PERFIL ?? INTERACTIV­O. En una encuesta hecha en IDEA en 2014, muchos justificab­an sobornos.
CEDOC PERFIL INTERACTIV­O. En una encuesta hecha en IDEA en 2014, muchos justificab­an sobornos.
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JAIRO STRACCIA

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