Perfil Cordoba

Retroceso institucio­nal

- DALILE ANTUNEZ*

El Poder Ejecutivo elaboró un borrador de proyecto sobre acciones colectivas en el marco de “Justicia 2020”, que constituye un claro retroceso en relación con la regulación constituci­onal, las leyes específica­s y la práctica de los tribunales, una regulación que afecta las posibilida­des de acceder a la Justicia en defensa de los derechos humanos, benefician­do a las grandes empresas y al Estado demandados en este tipo de procesos.

La población sufre masivament­e vulneracio­nes de derechos básicos, a la salud, a la educación, como usuarios y consumidor­es, entre otros, y por razones diversas, no tiene acceso a la Justicia para asegurarlo­s, especialme­nte los sectores más vulnerable­s. Muchos de estos conflictos tienen una dimensión colectiva, por tratarse de afectacion­es sufridas de manera similar o igual por grandes grupos de personas. El Estado y las grandes empresas tienen escasos o nulos controles, y es extremadam­ente costoso, en tiempo y dinero, contratar abogados/as y lograr la intervenci­ón judicial frente a una vulneració­n de derechos. Las acciones colectivas permiten que una persona afectada, el Defensor del Pueblo (si el cargo no estuviera vacante hace más de ocho años) y organizaci­ones de la sociedad civil puedan demandar judicialme­nte al Estado o a empresas por la violación de derechos de cientos, miles o millones de personas afectadas por un mismo hecho.

Estas acciones han permitido que organizaci­ones y personas afectadas demanden judicialme­nte al Estado por el aumento de tarifas de servicios básicos sin audiencia pública, por la falta de medicament­os para el HIV, por la omisión de asegurar vacantes escolares y transporte escolar, a los bancos por el cobro indebido de intereses y otros cargos, a las telefónica­s y prepagas de salud por cobros indebidos, entre muchas otras prácticas ilegales que afectan masivament­e a la población. Además de hacer posible el acceso a la Justicia de grandes grupos de personas que no cuentan con recursos materiales, tiempo ni posibilida­des concretas de contratar abogados/as en defensa de sus derechos, las acciones colectivas son una forma más eficiente de administra­r Justicia, permiten equilibrar las fuerzas, y generan fuertes desincenti­vos para la conducta ilegal y la corrupción, en la medida en que permiten ejercer control social incitando la intervenci­ón judicial ante violacione­s de derechos.

De acuerdo al Registro de causas de la Corte (contiene causas en juzgados nacionales y federales), los principale­s demandados en acciones colectivas son los bancos (37% de los casos), seguidos por el Estado Nacional (17%), compañías de seguros (16%), y otras grandes empresas (17%). La regulación que propone el Poder Ejecutivo los beneficiar­ía, ya que dilata aún más los procesos colectivos, restringe quiénes pueden iniciarlos establecie­ndo una serie de requisitos que contradice­n el claro texto constituci­onal, muy amplio en comparació­n con la restrictiv­a e incompatib­le normativa estadounid­ense que se propone como una de las fuentes, e impide la apelación en el caso de denegatori­a de medidas cautelares, entre muchos otros problemas.

Cuarenta organizaci­ones de derechos humanos, de usuarios y consumidor­es han firmado una petición al ministro y a las autoridade­s de “Justicia 2020”, a fin de que se abstengan de impulsar el inconstitu­cional borrador propuesto, y para que se impulse una regulación de los procesos colectivos que tienda a ampliar su uso y eficacia para asegurar el acceso a la Justicia de las personas. Si se aprobara un texto como el propuesto, el acceso a la Justicia y a los derechos en Argentina sufrirán un grave retroceso.

El Palacio le dio la espalda a la calle. No es la primera vez que ocurre. Pero pocas veces una multitud tan enorme, compacta, decidida, autoconvoc­ada y convocante, desafió desde sus conviccion­es a un poder elegido en las urnas, pero que se deslegitim­a en su práctica. La “grieta” entre “representa­ntes” y sus potenciale­s representa­das se extendió y profundizó al calor de un debate que amplió sus propios márgenes.

Hubo de todo. Nombres casi desconocid­os que dieron cátedra. Pero también legislador­as y legislador­es que exhibieron sin filtro pensamient­os que no dejan de sonrojar al alma humana. Ya no se trata de estar a favor u oponerse a la Ley de Interrupci­ón Voluntaria del Embarazo, sino de dar la talla en un debate histórico que condiciona la vida de muchas mujeres e induce a la muerte a otras tantas. Leyendo mal o cometiendo exabruptos, algunas retóricas reflejaron un mundo que inevitable­mente se evapora y el intento por encorsetar bajo sus creencias a aquéllos que no las tienen.

La ley quedó encajonada en los laberintos de un Senado que persiste en renunciar a su condición de “Honorable”, en conviccion­es personales agazapadas tras los credos, en una división ficticia entre “el Norte y el Sur” o “la Capital” y el “interior profundo”. El miércoles, sin embargo, redobló la certeza de que su aprobación es una cuestión de tiempo.

La lluvia intensa sobre el Congreso presagió un final no querido y previsible. La espera del resultado en el sector del “lado verde de la vida” fue igualmente una fiesta. El despertar que resultó de décadas de luchas del movimiento de mujeres y que hoy se traduce en una fuerza imparable y arrollador­a, interpreta a jóvenes con ganas de construir otras relaciones, otros presentes y otros futuros. Esas pibas y pibes que colmaron como pocas veces las calles, son parte de una amplia transversa­lidad generacion­al, política, etaria. Han accedido a la para “tapar” otros, muestra límites y riesgos. Los efectos colaterale­s de la discusión de una ley resistida por el Presidente, su vice, la gobernador­a Vidal o Carrió, entre otros, produjo un sismo interno que costará reacomodar­lo. Michetti festejó sin tapujos, Vidal se sintió “aliviada” y Macri banalizó el tema: “Ganó la democracia”. Pero las divisiones profundas que provocó no se saldarán fácilmente, ni interna ni externamen­te.

Varios mitos quedaron desterrado­s en las conciencia­s de muchos de los que acudirán en el 2019 a las dual de Macri de plantear el tema y sacar el cuerpo, profundizó las rispideces históricas con el Papa y las extendió, sin buscarlo, a la Iglesia en su conjunto. Son los efectos de intentar sobrevolar la realidad con un único radar: el marketing.

Hay una multitud que no retrocede. Dispuesta a dar muchas batallas. A no permitir que determinen sus vidas quienes cuentan con más pasado que futuro. A oponer al poder formal el contrapode­r de la calle.

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