Pichetto, el candidato sin Twitter
De los cuatro presidenciables mencionados en esta nota solo uno no tiene perfil digital: Miguel Angel Pichetto.
El dirigente rionegrino viene levantando su imagen pública desde hace algunos años y cada vez resulta más conocido para el público en general que no suele tener demasiados conocimientos sobre la dinámica política.
Pichetto logró trascendencia a fuerza de protagonismo parlamentario y palabras no menos filosas en declaraciones públicas.
Sin dudas, su catapulta mediática más importante fueron las declaraciones sobre los inmigrantes que llegan al país, endilgándoles responsabilidad por el delito en la Argentina y por el agravamiento de la pobreza.
Pero sin dudas la consolidación de Pichetto en la discusión pública de las redes sociales y de la web fue durante este 2018.
Como describíamos, su protagonismo en los principales debates parlamentarios, a caballo de la falta de liderazgo del peronismo, lo fue instalando en un lugar de centralidad de la agenda política, digitalizada, con la camiseta peronista.
Todo esto con la particularidad que el senador patagónico no tiene una cuenta propia en Twitter.
Consultado para esta nota sobre la posibilidad del desembarco oficial de Pichetto en el mundo virtual, su entorno lanzó como respuesta un escueto “no por ahora”, lo cual deja abierta la puerta a la posibilidad.
En tiempos de debates digitalizados por las redes e internet, sin dudas al senador le queda poco margen para seguir en el ostracismo virtual.
Porque, parafraseando la tradu-cción al castellano del verbo del inglés, para ser candidato, presidenciable y con chances, hay que “ser, estar, parecer o semejar” en las redes sociales y en la web.
rán para el análisis político; en la discusión de las redes y de internet, Massa y Urtubey quedan a la saga de Cristina y Pichetto; un gran dato de época político/digital.
Como curiosidad, es interesante posarse sobre la figura del gobernador de la provincia de Salta. Juan Manuel Urtubey, siempre dispuesto a la dar la pelea presidencial, protagonizó dos episodios personales que para varios analistas políticos sirvieron para posicionar su imagen a nivel nacional.
Por un lado, su casamiento con la actriz Isabel Macedo, en septiembre de 2016. Aquella ceremonia de gran impacto mediático logró proyectarlo por fuera del tablero político, al menos durante algunas semanas.
Además, el nacimiento de su hija, Isabelita, volvió a despertar el interés de los medios por su figura, siempre asociada a su esposa y artista, ferviente “mencionadora” de la cuenta de Twitter
de su esposo en las redes (@ UrtubeyJM).
En resumen, la pregunta más difícil por responder que tiene el peronismo es qué pasará con el futuro judicial de Cristina Fernández. Con la ex presidenta libre y en carrera, su rol solapa el protagonismo de sus eventuales rivales. En ese sentido, desde el Gobierno se enhebra la teoría político/conspirativa de una mano peronista empujando a Bonadio a ordenar la detención de Cristina y así forzar su salida de juego al interior del partido. Paradójicamente, el principal cepo a tal posibilidad es el propio Pichetto, quien con su doctrina que desalienta el desafuero de un legislador sin sentencia firme deja bloqueada cualquier jugada parlamentaria para echar a Cristina del Senado y dejarla en las puertas de la cárcel.
El ostracismo actual en redes e internet de Massa y Urtubey, a la saga de otros candidatos, es otro de los grandes datos de este momento político/digital