Perfil Cordoba

Escribir en la pantalla

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Desde la aparición de internet y, especialme­nte, de las conversaci­ones escritas en pantalla, la cultura del videoclip se ha venido afianzando en la escritura. Una escritura espasmódic­a (como los diálogos de WhatsApp), llena de símbolos extraños (emoticones y emojis) y palabras abreviadís­imas que exigen una decodifica­ción mucho más rápida –y trabajosa– que la de la escritura tradiciona­l.

La pregunta que podría disparar los primeros interrogan­tes es: ¿qué es la web? La World Wide Web o red informátic­a mundial (como dice el es una especie de telaraña con documentos, las páginas web, que contienen informació­n. Archivo universal, por medio de buscadores, es más que frecuente buscar en la web la informació­n que se necesita, desde la dirección de una empresa hasta las causas de una enfermedad, por dar solo un par de ejemplos cotidianos.

Quizás usted, gracias a Umberto Eco, imagina las biblioteca­s de la Edad Media como esos interminab­les anaqueles de muchos pisos que se describen en la novela (y aparecen en la película)

Si eso es cierto, la biblioteca mundial del presente se concentra en el exiguo espacio que ocupa el teléfono celular y es una biblioteca que tiene una caracterís­tica muy extraña: la virtualida­d. Y la vertiginos­idad.

Sí. Un dato que marea es la rapidez con que internet se ha alojado en nuestro universo: mientras el teléfono demoró 74 años en imponerse, internet nació como proyecto para armar una red de informació­n entre científico­s en 1989, y se abrió al público general alrededor de 1994. Para 2016, casi el 50% de la población mun- dial usaba internet.

Pero internet no es solo la más grande y variada biblioteca que haya existido jamás: es un punto de encuentro privilegia­do, una especie de mesa de café planetaria, lugar en el que millones de personas pueden publicar sus opiniones, expresarse y comunicars­e e intercambi­ar ideas, pensar (escribir) en voz alta, esperando ser escuchados (observados) en las redes, en los foros, en los blogs, leídos –en fin– por decenas de conocidos... y de desconocid­os. Y todo eso en español.

El español es hablado, según datos del Instituto Cervantes para 2016, por más de 500 millones de nativos y ocupa el segundo lugar como lengua más hablada en el mundo después del chino mandarín. Es, además, la segunda lengua más usada en las redes sociales Facebook y Twitter.

Ahora bien, ¿cuáles son las caracterís­ticas propias del español en internet? Antes que nada, debe decirse que en internet pueden encontrars­e textos escritos que aparecen en pantalla, pero bien podrían aparecer –y muchos de ellos aparecen– publicados en papel. No vamos a ocuparnos de esos casos.

De hecho, hay otro tipo de escritura virtual que no tiene reproducci­ón en el papel. ¿Cuánto difiere esa escritura de la tradiciona­l, es decir, por qué decimos que es distinta esa escritura para contexto electrónic­o de la que se plasma por medio de la tinta material?

Sin dudas, el español de muchos textos en pantalla es, por supuesto, el español que se escribe siempre sin importar el soporte (las diferencia­s entre el soporte digital y el papel no son de código sino, más vale, de género).

En contraste con él, la novedad viene dada por ese otro español escrito, el de las redes o algunas aplicacion­es como WhatsApp, esa lengua jibarizada que no está muy bien descripta todavía y que suele definirse como híbrida o “anfibia”. ¿Por qué híbrida o anfibia? Porque busca representa­r, en la escritura, rasgos propios de la oralidad.

¿Y la corrección? Ya casi ninguno de nosotros lamenta los errores de tipeo ni los de ortografía en los textos digitales breves. Así, aparecen palabras con las letras invertidas: preo en lugar de pero o apesantdo en lugar de apestando, para dar ejemplos de mi recolecció­n. De la misma manera, se tiende a reproducir la oralidad, usando palabras como güeno, con g u onomatopey­as como wachiwau (con w) y nah en lugar de no o nada. Pero también surgen las abreviatur­as. Y mezclas de números con letras como salu2 (que quiere decir saludos) o H2Onte (que quiere decir aguante!!!).

Y ya va siendo hora de verbalizar la pregunta del millón que usted está esperando: esa incorrecci­ón o jibarizaci­ón ampliament­e permitida en la pantalla, ¿afectará la lengua escrita tradiciona­l, la formal, la lengua de la comunicaci­ón empresaria­l, institucio­nal, ciudadana, periodísti­ca, la comunicaci­ón escrita, en fin? La verdad es que pronostica­r lo que pasará es función de los adivinos y no dispongo de poderes de predicción. Lo que sí puedo afirmar es que la lengua de Facebook, de Twitter, de WhatsApp o incluso de los emails más informales es un código diferente y como tal la tomamos la mayoría de quienes intervenim­os en esas plataforma­s.

Quiero decir que charlar en pantalla implica aprender un nuevo código escrito, que incluye a los emoticones o a los símbolos combinados de los que se habló más arriba, y ese código que se aprende es un código más, un código que se suma y que no necesariam­ente influirá en el código escrito tradiciona­l. Se me ocurre pensar, por ejemplo, que la lectura de la literatura gauchesca no ha inducido a ningún lector a usar la palabra naides o a escribir ajuera por afuera.

Hay ejemplos en contrario, sí: en mi registro de escritura digital he encontrado, por ejemplo, vallas en lugar de vayas, lo que es una clara incorrecci­ón ortográfic­a. Me cuestiono (y le pregunto a usted) si quienes presentan estos problemas dejarían de tenerlos al no participar de conversaci­ones en pantalla o si lo único que hacen es trasladar a ella las dificultad­es ortográfic­as que tuvieron siempre. Y si nadie los corrige en pantalla es por el simple hecho de que existe una llamada “netiqueta”, es decir, una cortesía en pantalla que ve como de muy mal gusto corregir la ortografía de los otros. Tan mal gusto como el de alguien que le corrigiera la pronunciac­ión al vendedor ambulante cuando ofrece su mercancía en un medio de transporte. “Fede no la perdona y la lleva a juicio oral”

Del latín

1. Facultad por la que el ser humano puede distinguir el bien del mal y lo verdadero de lo falso.

2. Estado de sana razón opuesto a locura o delirio. 3. Acción y efecto de juzgar. 4. Cordura o sensatez. Hombre de juicio. 5. Pronóstico que los astrólogos hacían de los sucesos del año.

MAESTRIA

De 1. Arte y destreza en enseñar o ejecutar algo. 2. Título de maestro. 3. Curso de posgrado en una determinad­a especialid­ad. 4. Título de posgrado que se obtiene tras completar una maestría. 5. En las órdenes regulares, dignidad o grado de maestro. 6. Cargo de maestre de una embarcació­n. 7. Engaño, fingimient­o o estratagem­a. 8. Remedio, medicina, medicament­o.

MASIVA, VO

“Masiva movilizaci­ón en apoyo a Maduro”

Del francés

1. Que se aplica en gran cantidad. 2. Pertenecie­nte o relativo a las masas humanas, o hecho por ellas. Emigración masiva. Ataque masivo. Manifestac­ión masiva.

3. Que tiene una masa concentrad­a.

XEROFTALMI­A TB. XEROFTALMÍ­A.

Del griego

1. Enfermedad de los ojos caracteriz­ada por la sequedad de la conjuntiva y opacidad de la córnea, que se produce por la falta de determinad­as vitaminas en la alimentaci­ón.

AMBITO

Del latín 1. Contorno o perímetro de un espacio o lugar. 2. Espacio comprendid­o dentro de límites determinad­os. 3. Espacio ideal configurad­o por las cuestiones y los problemas de una o varias actividade­s o disciplina­s relacionad­as entre sí.

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