Arrepentido de peso.
Aldo Roggio declarará el martes ante el juez Bonadio, que investiga las coimas en la obra pública. El titular del holding reconoció pagos en negro para campañas pero la declaración de Wagner lo complicó más.
El empresario cordobés está al frente de un holding que tuvo y mantiene fuertes vínculos con la obra pública nacional, a la que Carlos Wagner se refirió como “cartelizada”.
Hasta el viernes al mediodía, el nivel de impacto que se manejaba entre el establishment y los empresarios vinculados a la obra pública por las revelaciones de los cuadernos de las coimas era alto, pero manejable. Parecía que, dentro del caos que se desataba en Comodoro Py, la estrategia de las distintas defensas de los empresarios de plantear que no hubo coimas sino aportes en negro a la campaña prosperaba. Y sobre todas las cosas, da un manto de cierta tranquilidad. Durante la semana que pasó, uno a uno, fueron apareciendo empresarios y ejecutivos vinculados a la obra pública dispuestos a declarar como imputados colaboradores. Y el denominador común era el delito que confesaban: aportes para las campañas. Pagos aislados. Aldo Roggio, quien debía declarar el martes 14 ante el juez Bonadío, se presentó sorpresivamente en Comodoro Py. Negoció ante el fiscal Carlos Stornelli declarar como colaborador voluntario y, según trascendió, afirmó haber hecho “pagos aislados de US$ 100 mil para la campaña”. Con el correr de las horas se conocerían algunos detalles de una confesión clave: la del expresidente de la Cámara Argentina de la Construcción y titular de la firma Esuco, Carlos Wagner. En un testimonio disruptivo en relación a lo que venían dando el resto de los empresarios, Wagner describió un esquema de “cartelización de la obra pública”. Según sostuvo, las empresas se repartían las obras licitadas, ya se conocían quienes ganarían y se articulaba un sistema de coimas a funcionarios nacionales que iban del 10% al 20% de lo que implicaba la obra.
Obras emblemáticas. El Grupo Roggio es un holding con 110 años de vida y una estrecha relación con el sector privado: “La foto cambia, según los años, y es difícil establecer un porcentaje, pero en el total de los negocios del grupo es muy claro que los negocios con el Estado y el sector público tienen más peso que los del sector privado”, cuenta una fuente que conoce la estructura y los trabajos de la compañía. Tiene compañías en distintos sectores (ver Un Holding diversificado) y ha realizado innumerables obras de gran envergadura, civiles y viales. Durante la gestión del gobierno kirchnerista sus empresas participaron de importantes licitaciones nacionales a lo largo de todo el país. Entre las más importantes figuran:
–Corredor Vial CV1, en provincia de Buenos Aires. –Extensión de la línea E del subte en la ciudad de Buenos Aires.
–Extensión de la línea D del subte en la ciudad de Buenos Aires.
–Tramos de la Autopista Córdoba-Villa María, en Córdoba. –Construcción del puerto de Caleta Paula, en el sur del país.
–Vía de acceso a la ciudad de San Salvador de Jujuy. –Planta potabilizadora de Tigre.
–Repavimentación Rutas Nacionales N º 9 y 60, Córdoba.
Ventas y resultados. Según un reporte de la consultora FIX, que analiza la cotización de BRH, en los últimos años de la gestión kirchnerista (entre 2011 y 2015) la empresa vinculada a la obra pública y la construcción generó ingresos por más de $14 mil millones con un Ebitda operativo de $1.441 millones. Un informe de septiembre del año pasado publicado por el diario madrileño El País destaca la fuerte relación de Roggio (a través de Clisa con el Estado): “El principal contratista de Clisa es la Administración, algo que afectó al negocio en el último lustro. La subsidiaria dedicada a la construcción, Benito Roggio e Hijos, tiene una cartera de obras de 538 millones de euros (a marzo de 2017) y un 50% son carreteras. A partir de 2013 comenzaron a producirse retrasos en los pagos por parte del Estado que no se solucionaron hasta mediados del año pasado”. Mañana lunes el juez Bonadío debe homologar su acuerdo de colaborador.