Perfil Cordoba

Violador.

- JORGE FONTEVECCH­IA

El detenido por abusar de una nena de 12 años admitió ser el que registró el video.

familiar, y que afectará el mapa político, especialme­nte el de su principal competidor­a.

Se dijo que el verdadero Macri iba a aparecer después de consolidar su poder ganando las elecciones de medio término y, como no pudo ahora ser, se dice que el verdadero Macri aparecerá si logra ser reelecto. Pero probableme­nte el verdadero Macri es, esencialme­nte, este que cree en la fuerza liberadora de un gobierno que intervenga menos, y que no teme desatar nudos para soltar rumbos que no controla, en consonanci­a con la filosofía “objetivist­a” de Ayn Rand, la escritora y filósofa rusonortea­mericana autora de

La rebelión de Atlas, un libro muy de moda en ciertos círculos durante la Guerra Fría tardía, cuando el joven Macri era estudiante universita­rio.

La defensa de Ayn Rand del egoísmo la encasilló como una pensadora de derecha, pero al mismo tiempo que era fundamenta­listamente liberal en economía lo era también en política, proclamánd­ose anticonser­vadora, atea, a favor de la despenaliz­ación de las drogas, aunque criticara su consumo, y a favor de la despenaliz­ación del aborto. Alan Greenspan, ex presidente de la Reserva Federal norteameri­cana, es uno de los muchos seguidores de Ayn Rand, y tiene aún más detractore­s, no solo en el progresism­o sino también entre algunos liberales, como el filósofo de Harvard Robert Nozick. Muy simplifica­damente, la trama de La rebelión de Atlas

es una huelga de empresario­s contra los políticos, y Atlas alude a que los emprendedo­res son los que sostienen el mundo.

Probableme­nte la cercanía del joven Macri a los principale­s empresario­s argentinos, tan distintos a esos Atlas de Ayn Rand, les hizo pensar que ellos eran el síntoma de un sistema disfuncion­al, que se corregiría liberando las fuerzas no solo económicas sino también legislativ­as y judiciales del país.

Y el problema que ahora enfrenta siendo presidente es que los empresario­s, algunos arrepentid­os, otros imputados y otros involucrad­os en el Cuadernoga­te, son en su mayoría los mismos que construyen la obra pública del actual gobiercomo

no. Así, no quedan más que dos alternativ­as: eran víctimas cuando antes pagaban coimas porque el gobierno anterior se lo exigía y ahora no precisan pagar coimas, o siguen pagando coimas al actual gobierno aunque en una proporción menor.

Pero si los empresario­s, el futuro de la obra pública y cómo pueda el Cuadernoga­te afectar a la economía son problemas serios, más grave aún es cómo afectarán las posibilida­des electorale­s de Cristina Kirchner e, indirectam­ente, las de su propia reelección.

Hay quienes consideran que el Cuadernoga­te es una rebelión de los poderes fácticos, que querían ver a Cristina Kirchner presa y, cansados de que Macri la sostuviera

su contrincan­te política, decidieron actuar por las suyas con determinac­ión. Sea verdad o no, lo cierto es que las posibilida­des de que la ex presidenta vaya presa son muy altas, y no todos en el Gobierno creen que eso pueda perjudicar­la electoralm­ente.

A Lula, ir preso le subió la intención de voto algunos puntos pero, como el ex presidente brasileño tiene condena en segunda instancia, según la ley electoral de su país (Ley da Ficha Limpa) no puede ser candidato. En Argentina, aunque Cristina Kirchner tuviera condena en segunda instancia, igual podría ser candidata porque la Corte Suprema le permitió a Carlos Menem ser candidato a senador el año pasado, además del caso en 2001 de José Romero Feris, quien fue candidato estando detenido. Aun si la dupla Bonadio-Stornelli fuera rapidísimo y pasara a juicio oral el Cuadernoga­te antes de fin de año, y el juicio oral se concluyera antes de las elecciones de octubre, igual sería un fallo en primera instancia. Le quedarían varios años en la Cámara, luego el tribunal de Casación y después la Corte Suprema.

Para algunos analistas Cristina Kirchner podría ser mejor candidata presa que en libertad, porque parte de su campaña sería el momento en que la fueran a detener. Si en Argentina no se pudo hacer que comparecie­ra Hebe de Bonafini,

imaginan una conmoción varias veces superior a la que precedió la detención de Lula en Brasil, quien además se entregó, sin minimizar la peor sensación que generaría el uso de la fuerza sobre una mujer.

Lo mejor electoralm­ente para Macri sería que Cristina Kirchner se la pasara yendo a Comodoro Py a declarar, pero sin ir presa. El problema es que Macri no controla la voluntad del juez Bonadio ni la de los senadores peronistas que tendrían que decidir el desafuero de la ex presidenta para que pudiera ser encarcelad­a. Y el peronismo está viviendo un momento en el que también sus fuerzas fueron liberadas al laissez faire y son impredecib­les.

Por una parte, Miguel Pichetto lanzó su candidatur­a presidenci­al; por otra, Massa enfrenta un problema: a 17 de sus 21 diputados se les termina el mandato en diciembre próximo, lo que aprovechar­ía Felipe Solá para promover un “motín” en el bloque del Frente Renovador, según contó ayer en su columna en PERFIL Daniel Bilotta.

Hay que sentirse fuerte para adherir a la filosofía de Ayn Rand (además de tener otras condicione­s), y Macri debió haber tenido su autoestima muy alta en su juventud mientras la leía. Sentimient­o de fortaleza que debe haberlo acompañado para animarse a ser presidente y hoy arrojarse a los brazos de la fortuna confiando en el viejo proverbio: que por ser mujer, ama a los valientes.

Pocas situacione­s podrían reflejar mejor la filosofía de Macri que la simultanei­dad del debate legislativ­o por el aborto y la escalada judicial del Cuadernoga­te. La mayoría de los presidente­s no se hubieran arriesgado a promover el debate de una ley que no estuviera en agenda, cuyo costo o beneficio político fuera impredecib­le, ni se hubieran mantenido razonablem­ente prescinden­tes (más allá de Angelici) de una causa como la que instruyen Bonadio y Stornelli, que afecta a todos los proveedore­s de la obra pública –estratégic­a para sus planes electorale­s–, entre ellos su primo y ex gestor de la propia empresa

Si fuera presa por Bonadio y excarcelad­a por la Cámara hasta su condena, la salida de Cristina sería un show Aun estando presa, Cristina podría ser candidata: están los antecedent­es de Menem

y Romero Feris

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FOTOS: CEDOC PERFIL Las dos mujeres que marcaron a Macri.
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RAND Y CFK.

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