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de opinólogos que inundan la televisión argentina se pusiera frente a las cámaras a una persona con máscara y ropa irreconocibles, se le distorsionara la voz y se le escuchara decir: “Soy parte del Gobierno y les aseguro que Macri es un incapaz y nos está llevando al abismo pese a que muchos, en el gabinete, piensan como yo”. Esto, aunque fuese cierta la pertenencia del personaje al equipo presidencial, sería inadmisible.
Veamos algunos de los tramos de la columna en cuestión y definamos si lo que dice tiene carnadura para ser entendida como periodísticamente aceptable o solo cubre el interés de quien opina:
* “El dilema –que él (Trump) no comprende del todo– es que muchos de los funcionarios de alto rango en su propio gobierno trabajan con diligencia desde dentro para frenar partes de su programa político y sus peores inclinaciones. Lo sé bien, pues yo soy uno de ellos”. ¿Cuántos cuáles son los “muchos”?
* “Es por eso que muchos de los funcionarios que fuimos designados por Trump nos hemos comprometido a hacer lo que esté a nuestro alcance para preservar nuestras instituciones democráticas y, al mismo tiempo, contrarrestar sus impulsos más equivocados hasta que deje el cargo”. Nuevamente: ¿cuántos, de qué niveles, son los “muchos”?
* “Aunque fue electo como republicano, el presidente muestra poca afinidad hacia los ideales adoptados desde hace mucho tiempo por los conservadores: libertad de pensamiento, libertad de mercado y personas libres. En el mejor de los casos, ha invocado esos ideales en ambientes controlados; en el peor, los ha atacado directamente”. ¿Ejemplos? Ninguno.
* “Desde la Casa Blanca hasta los departamentos y las agencias del Poder Ejecutivo, los funcionarios de alto rango admitirán en privado su desconfianza diaria ante los comentarios y las acciones del comandante en jefe. La mayoría está trabajando para aislar sus impulsos de sus caprichos”. En este caso involucra a todos, al decir que “los funcionarios de alto rango…”. ¿Y la mayoría? ¿Cuánto es “la mayoría”?
* “Dada la inestabilidad de la que muchos (¡otra vez!) han sido testigos, hubo rumores dentro del gabinete sobre invocar la Enmienda 25, la que daría inicio a un complejo proceso para destituir al presidente. Sin embargo, nadie quiso precipitar una crisis constitucional. Así que haremos lo que podamos para dirigir el rumbo del gobierno en la dirección correcta hasta que –de una manera u otra– llegue a su fin”. En fin: rumores, clima destituyente en el gabinete y casi una amenaza: “… de una manera u otra”.
La Sociedad de Periodistas Profesionales (SPJ, por su sigla en inglés) es contundente en sus principios sobre la cuestión: “Las fuentes anónimas son a veces la única llave de acceso a una gran historia, levantando el telón de la corrupción y logrando que se cumpla con la misión periodística de hacer que los poderosos rindan cuentas y los ciudadanos estén informados. Pero las fuentes anónimas también pueden ser el camino hacia un pantano ético”.