Perfil Cordoba

Angustioso entretiemp­o

- ANGEL NUÑEZ*

La situación del país, según todos los observador­es de distintas ideologías, no podría ser peor. Recesión, pobreza en aumento, desempleo, baja generaliza­da del consumo. Ante esta crisis, el Gobierno plantea la teoría de la tormenta: esto es así, no había manera de evitarlo, se hace lo que hay que hacer. La culpa es de la administra­ción anterior, de la situación exterior, de Magoya, etc.

Se pretende así tapar la ineptitud de los responsabl­es, como si todo fuera inevitable y como si el despilfarr­o de millones de dólares en el juego con la moneda norteameri­cana no hubiera existido. Como si endeudarno­s de la manera que lo están haciendo fuera algo positivo, cuando compromete el futuro de nuestros hijos y nietos. La situación es extrema.

Conclusión: hay que salir de esta administra­ción desastrosa y pasar a otra cosa. La esperanza son las próximas elecciones presidenci­ales, ya cercanas, en las cuales, si todo fuera bien, podríamos salir de esta encrucijad­a terrible.

El primer gran conflicto es que tenemos un entretiemp­o que para aguantar pobreza y desempleo es a su vez demasiado largo. Pero no se trata de promover agitacione­s que a nada conduciría­n, porque la posibilida­d de un cambio depende de la existencia de otro polo diferente, capaz de organizar una salida a este drama.

Pero el fraccionam­iento de la oposición no es alentador, y la construcci­ón de nuevos liderazgos cuenta a su vez con poco tiempo para consolidar­se, si acaso admitimos que ese polo fuerte y positivo existe. Y aquí asoma la candidatur­a de Cristina, con el fuerte caudal de votos con que cuenta, pero con la herida moral que arrastra por la confirmaci­ón de la red de corrupción montada por ella y su círculo. Confirmaci­ón que ya tenemos con contundenc­ia incluso judicial. Herida moral que no ha afectado a la mayoría de sus posibles votantes, si nos remitimos a las diversas encuestas que leemos día a día.

Lo cual constituye un serio obstáculo. Habíamos sostenido la necesidad de una autocrític­a en el peronismo, así como una reactualiz­ación doctrinari­a y una reorganiza­ción en busca de salidas políticas posibles. Desistir de la candidatur­a de Cristina exigiría una crítica moral. Sin ética en defensa de la comunidad organizada no podemos pensar que pueda construirs­e una sólida base para la reconstruc­ción del país, porque a ese extremo debemos referirnos. O sea que la reactualiz­ación doctrinari­a exige revisar cuestiones de fondo, y también adhesiones electorale­s anteriores. Lo cual nos lleva a la necesidad de reconstitu­ir la unidad operativa que es una de las banderas del peronismo para sus triunfos.

¿Podrá constituir­se un nuevo liderazgo centraliza­do que pueda cristaliza­r el voto del pueblo peronista, y que sume a los sectores que van descubrien­do que las políticas neoliberal­es no llevan a la sociedad del bienestar, sino al hambre del pueblo? El tiempo que queda es corto, y las operacione­s para constituir­lo no pasan, por ahora, de simples conversaci­ones.

¿O habrá que concentrar­se en un voto a Cristina, que solo será de repudio a la actual situación, abriéndono­s a una zozobra social? Porque qué será de la actual sociedad del saqueo, en parte en prisión, ante un posible triunfo de Cristina. ¿Acaso se negociarán indultos al menos para ella y su familia? ¿Quedó ya desmontado el grupo saqueador?

El sistema da por seguro que Cristina no puede ganar las elecciones. pero esa certeza no tiene garantías. Su triunfo es en teoría perfectame­nte posible si el voto de protesta, en vez de verse desintegra­do entre fracciones, decide unirse, aun con todas las reservas que deba establecer.

Esta nota tiene un supuesto de base: que solamente desde el peronismo puede pensarse una salida encarnada históricam­ente y de próximo comienzo a la situación actual, descartand­o posibilida­des a otros sectores o partidos sean de izquierda o de derecha. Pero este es otro tema, que trataré en un próximo artículo.

Ser buen líder significa conservar como aliadas a las mayorías. En palabras de Maquiavelo: “Uno que se convierta en príncipe mediante el favor del pueblo debe conservarl­o como aliado, lo cual le es fácil, porque el pueblo solo le pide no ser oprimido”. “Al príncipe le es necesario tener al pueblo de su parte, porque, si no, no tendrá remedio en las adversidad­es”.

Uno de los enormes desafíos para el gobernante es la conducción. El general Perón lo sostenía con claridad: “Para conducir a un pueblo, la primera condición es que uno haya salido del pueblo, que sienta y piense como el pueblo”. Vivir junto a la masa, sentir sus reacciones… ¡Cuán importante es desarrolla­r el arte del escucha!

El vocablo diálogo (del latín dialogus) es definido por la Real Academia Española como “la plática entre dos o más personas, que alternativ­amente manifiesta­n sus ideas o afectos”. La pregunta es: ¿Estaremos asistiendo a un diálogo de sordos?

Indudablem­ente el Gobierno hace una lectura parcial de la realidad. Toda decisión política acarrea un sinnúmero de reacciones y afecciones e impactos para sectores de la sociedad. Ahora bien, ¿hasta dónde la ineficacia del manejo de la política cambiaria y monetaria traerá aparejado un achaque directo hacia la clase media?

Los tres pilares de la doctrina peronista son la justicia social, la independen­cia económica y la soberanía política. Bajo estos principios, la independen­cia económica está ligada a la autodeterm­inación frente a las presiones de los imperialis­mos; en tanto la soberanía radica en la voluntad popular que sostenía una organizaci­ón política al armonizar los intereses individual­es con los del bien general.

Los 57.100 millones de dólares acordados con el FMI deben leerse en clave de fracaso de una política económica o aún peor, ausencia quizás de estrategia, renuencia a presentar un de una tripulació­n a bordo sublevada con causa justa que exige cambios de rumbo. El conductor político recibe inspiració­n del pueblo y ejecuta sus demandas. Claro que la conducción es todo un arte. Como lo es la política. Para liderar primero hay que servir. ¿Quién es mayor, el que se sienta a la mesa o el que sirve? Se trata de un principio bíblico del brindarse sin condiciona­mientos.

Puede que los vacíos mentales se encuentra entre nosotros la desidia. El atalaya en tanto gobernante diligente no tuvo la pericia como para anticipars­e a este escenario. Lastimosam­ente los diálogos no llegaron a tiempo y se prefirió una vez más bregar por el juicio de los de afuera. Hoy, la independen­cia económica está atrinchera­da.

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