¿El Hitler o el Menem de Brasil?
a nuestra Convertibilidad, y junto con el Partido de los Trabajadores de Lula votó en contra de la reforma previsional de Fernando Henrique Cardoso y de la privatización de la telefonía, en contraste con la persona que hoy promueve la privatización de las empresas públicas para reactivar la economía de Brasil.
Desde la llegada de la democracia a Brasil, en 1985, hubo gobiernos cuyo foco estuvo en la transición democrática, como el de José Sarney, en el fin de la inflación, como el de
Fernando Henrique Cardoso, o en la distribución de la renta, como el de Lula, pero salvo el breve interregno de Collor de Mello (destituido por un impeachment) nunca hubo un presidente que haya intentado abrir la economía de Brasil al mundo como sí hizo Menem durante una década en Argentina. ¿Será Bolsonaro un Menem brasileño? Otra similitud: Menem no reivindicó abiertamente a la dictadura militar pero indultó a los condenados y al inicio contó con el apoyo del sector del ejército más revulsivo: los carapintadas. Tampoco Menem era liberal en economía hasta que se acercó a la presidencia: al igual que Bolsonaro, ambos fueron ultraestatistas la mayor parte de su vida.
A la distancia es imposible distinguir qué es matiz y qué es esencia. Con genuina preocupación, el diario israelí se preguntaba si estaba surgiendo un nuevo Hitler en Brasil apoyado por los evangelistas. Pero el obispo jefe de la Iglesia Universal, la mayor del evangelismo brasileño y dueña del canal de televisión Record, el segundo más exitoso de Brasil después de Globo, y del que surgieron las telenovelas brasileñas de mayor rating en Telefe los últimos años, Edir Macedo, quien actualmente es abiertamente pro Bolsonaro, apoyó durante 12 años a los candidatos del PT: votó por Lula en 2002 y 2006 y por Dilma en 2010. Ver a un país que no es el propio con los ojos de la lógica del de uno, o verlo con categorías de otros países pero de hace un siglo, como nazismo o fascisgobiernos
mo, es una simplificación poco atenta a las complejidades de la política.
El último discurso de Jair Messias Bolsonaro a sus partidarios en la avenida Paulista de San Pablo fue de terror, digno de un troglodita. Dijo: el diario
es la mayor fake news de Brasil, ustedes no tendrán más dinero publicitario del gobierno. Fuera PT, estos marginales rojos serán expulsados de nuestra patria. Señor Lula da Silva, si usted estaba esperando que Haddad fuera presidente para firmarle el decreto de indulto, voy a decirle una cosa: usted se va a pudrir en la cárcel”. ¿Hará lo que dice? Agudamente, un columnista escribió: “Brasil es el único país del mundo, en muchas décadas, que va a elegir a un presidente que promete combatir el... ¡comunismo!”.
Bolsonaro había prometido eliminar la restricción de explotar agrícolamente el Amazonas por preservación ecológica, pero después de escuchar a los líderes rurales decir que podría perderse más en exportaciones de alimentos por sanciones internacionales que lo que se podría obtener del Amazonas, reconsideró su idea. También, por pedido del lobby industrial que quiere mantener un ministro focalizado en defender sus intereses, dio marcha atrás con la fusión de los ministerios de Hacienda e Industria.
Habrá que esperar a ver lo que hace más que lo que dijo. Falta muy poco.