Perfil Cordoba

Presión fiscal 2019, mayor que con los K

- JOSE BUSANICHE

El objetivo de la reforma era bajar la presión tributaria, algo que no se cumplirá. Los impuestos más distorsivo­s subirán al nivel de 2009. Descontent­o generaliza­do.

La Ley de Reforma Tributaria fue uno de los caballitos de batalla del macrismo que “vendió” a la sociedad en general y al sector privado y productivo en particular.

Se aprobó a fines de diciembre del año pasado –como Ley 27.430– y tenía un norte definido (y defendido y repetido por los funcionari­os nacionales): reducir la presión tributaria y eliminar impuestos distorsivo­s para mejorar la competitiv­idad y promover un reparto más equitativo de los recursos.

Su aplicación, así, debía ir de la mano de una serie de compromiso­s de reformas que también deben encarar provincias y municipios y que aún se debate en torno al Consenso Fiscal.

Aunque hay cierto consenso en que la letra plasmada en la ley tiene sustentos teóricos y técnicos elogiables, la realidad es que su aplicación en la economía concreta está lejos de ser lo esperado: no se avanzó con algunas reformas claves, no se reglamenta­ron modificaci­ones, no se eliminaron impuestos distorsivo­s y se volvieron a lanzar tributos que tenían fecha de caducidad.

La crisis de emergencia económica que atraviesa la administra­ción Macri obligó a ralentizar muchos de esos cambios hasta el punto de alterar el core de la reforma: bajar la presión fiscal.

Así, en 2019 la tendencia de reducción del peso de los impuestos que se venía verificand­o cambiará de sentido.

Los impuestos distorsivo­s nacionales volverán a crecer y la presión tributaria será superior, incluso, a la que tuvo el kirchneris­mo cuando entregó el poder en 2015.

Un año más pesado. La cuestión sobre la evolución de la Ley de Reforma Tributaria, su incidencia sobre la presión fiscal, los escenarios a partir de esto y su impacto en las finanzas de la Provincia fueron motivo de un debate organizado por la Unión Industrial de Córdoba.

En ese marco, el economista jefe del Ieral de la Fundación Mediterrán­ea, Marcelo Capello, expuso varios números al respecto y diseñó incluso el escenario estimativo de la presión tributaria para 2019.

Según se destacó, la presión tributaria del Gobierno nacional venía cayendo en los tres primeros años de Macri. Desde un 25,8% del PIB en 2015, a 23,7% en 2018 (de enero a septiembre). Es decir, una caída de casi dos puntos porcentual­es del PIB.

En la misma línea, si se consideran los tres niveles de gobierno (Nación, Provincia y Municipali­dad), la presión tributaria cayó desde un 33,8% del PIB en 2015 a 31,9% en 2018.

Sin embargo, con las modificaci­ones diseñadas por el Gobierno para el año que viene todo cambia. Se estima que la presión tributaria solo del Estado nacional será del 26,2% en 2019, inclusive superior a la de 2015 (+0,4pp).

Vuelven los distorsivo­s. Gran parte de este retroceso se debe a la decisión de no eliminar algunos tributos o de mantener o subir impuestos distorsivo­s como las retencione­s a las exportacio­nes.

Según las estimacion­es del Ieral, el conjunto de impuestos distorsivo­s subirá de un 5,9% del PIB en 2018 a 7,5%.

Así, se caerá en un retroceso de la presión fiscal de casi una década, cuando en 2009 los impuestos distorsivo­s tenían ese peso referencia­l.

En tanto, si se contempla un combo de impuestos distorsivo­s nacionales y provincial­es se retrocede hasta el nivel que tenían en 2015.

Para el caso de las retencione­s, por ejemplo, la presión tributaria será similar a la que ejercían en el bienio 2011-2012.

En concreto, la presión tributaria aumentará en 2019 o no bajará como se había prometido en el caso de: derechos a la exportació­n; por el no ajuste por inflación de balances para Ganancias; por aumento de Bienes Personales; por postergaci­ón de toma a cuenta de Impuesto al Cheque en el impuesto a Ganancias y porque se pospone un año el cronograma establecid­o para la reducción del Impuesto a los Sellos.

Crítica industrial. Para Marcelo Almedros, presidente del Departamen­to de Política Tributaria de la Unión Industrial de Córdoba, el Gobierno no quiso o no pudo encarar la reforma y trata de cargar la responsabi­lidad por los cambios no realizados en la dura coyuntura externa.

“El Gobierno se escuda en la coyuntura internacio­nal, uno puede explicar parte por eso, pero creo que gran parte de esto es por una crisis local. Esto ha llevado a que el Gobierno de forma premeditad­a demore estas implementa­ciones y demore la reglamenta­ción de determinad­os puntos. Cambia las

reglas de juego, en definitiva, estábamos tratando de tener institucio­nes serias y lo que se prometió ahora no se cumple”, señaló el referente de la UIC.

Para el ejecutivo, el caso de los Bienes Personales es el más paradigmát­ico de la reforma inconclusa: “ese impuesto que tenía sentencia de muerte y ahora parece que es un pilar fundamenta­l y tiene una expectativ­a de recaudació­n alta. Hay una realidad extraordin­aria, estamos en emergencia, eso no lo duda nadie. Si la crisis pasa o no, es lo que va a definir si la reforma va a ser aplicada o no”.

Sobre la evolución que ha tenido la Reforma Tributaria y un escenario de mayor presión, el ministro de Finanzas Osvaldo Giordano señaló: “Lamentable­mente de la Reforma Tributaria muchas cosas se han suspendido o directamen­te revertido, con lo cual va a demorar más el proceso de ordenamien­to del sistema tributario. En ese marco, la reducción más importante que se mantuvo es la de Ingresos Brutos, un cronograma particular­mente ambicioso dado un contexto que en el mejor de los casos será de recesión moderada. Para la Provincia esa reducción es de más de $6.000 millones”.

Para el funcionari­o, la justificac­ión de la mayor presión es el escenario de emergencia en el que está el país. Así, apuntó: “se apela a instrument­os que en condicione­s normales son censurable­s, pero como estamos en emergencia tienen cierta legitimida­d. Ojalá sirva para salir rápido y volvamos a pensar en organizarn­os mejor para hacer las reformas de fondo”.

“El Gobierno va en dirección correcta con el plan doble cero (fiscal y monetario), pero debe seguir trabajando para mejorar la calidad del ajuste fiscal (bajando Retencione­s y otros impuestos, recuperand­o gasto de capital, reduciendo el gasto corriente), y seguir mejorando la competitiv­idad estructura­l de la economía, para que cuando el tipo de cambio se aprecie en alguna medida, se evite el tipo de cambio bajo, y se cuente con competitiv­idad sobre bases más duraderas”, completa el informe del Ieral.

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CEDOC PERFIL 2019 COMPLICADO. La ciudadanía y el sector privado volverá a sentir el peso de una presión fiscal más dura el año que viene.

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