Un oscuro panorama le espera a la viuda del ex secretario de Kirchner
Bonadio la investiga por la causa de los cuadernos y ahora también por lavado. insistirá con su libertad, pero tiene pocas chances.
Hace poco más de quince días, la vida de Carolina Pochetti comenzó a desmoronarse. Viuda de Daniel Muñoz, ex secretario de Néstor Kirchner, la mujer que repartía sus días entre sus mansiones en el barrio de Saavedra, Villa La Angostura y San Martín de los Andes, y sus departamentos en Miami y Nueva York, se acerca en pocos días a su segunda semana tras las rejas. Con un complejo entramado judicial por delante, recuperar la libertad no parece una opción cercana. En especial, cuando la Justicia encontró en su mansión porteña, donde convivía con sus dos hijos, que destruyó pruebas que la comprometerían.
El comienzo del fin llegó el jueves 18, cuando la Cámara Federal de Apelaciones, con votos de Leopoldo Bruglia y Martín Irurzun, anuló una decisión del juez Luis Rodríinsistirá guez, que la investigaba por lavado de dinero. Esa resolución la dejó al borde de la indagatoria y de la posible detención. Entonces, la solicitó el fiscal Carlos Stornelli, pero Rodríguez no hizo lugar. Stornelli hizo el mismo pedido ante Claudio Bonadio, en la causa de los cuadernos de las coimas, donde Muñoz es un personaje central en el manejo del dinero, y la suerte de Pochetti se selló. Menos de 72 horas después de conocerse la orden de captura en su contra, se entregó en el despacho del magistrado. Allí rompió en llanto y fue detenida. En breve con su liberación, pero no parece contar con viento a favor.
En ese sentido, tiene dos grandes contras. Una de ellas es que hasta ahora la Cámara viene rechazando todos los pedidos de excarcelaciones que se presentan en la causa. La otra es que, cuando se allanó su lujosa casa en Saavedra, la policía encontró que la mujer había intentado deshacerse de pruebas que podrían incriminarla aún más en la causa.
La Justicia halló que en su mansión porteña destruyó pruebas que la comprometerían
Lavado. Pero si algo le faltaba para complicar aún más su panorama, eso ocurrió esta semana. Fue cuando la Cámara apartó al juez Rodríguez del expediente en el que ella y cinco personas de su entorno están acusadas del presunto lavado de más de 70 millones de dólares y ordenó que el caso pasara a sorteo. Así recayó en Daniel Rafecas, quien entendió que la investigación debía seguir en el juzgado de Bonadio, junto a la de los cuadernos de las coimas. Bonadio así lo había pedido, pero Rodríguez se había negado.
En la resolución, Rafecas sostuvo: “Se impone que sea un único magistrado quien lleve adelante la investigación de los hechos aquí ventilados, por lo que corresponde remitir las presentes actuaciones al Sr. Juez a cargo del Juzgado Federal N° 11, ello en aras de una mejor administración de justicia y celeridad procesal”.
Así, tanto Pochetti como otras cinco personas de su entorno, señaladas como presuntos testaferros, seguirán siendo investigadas no solo por lavado de dinero, sino a la vez como miembros de la asociación ilícita de la que Cristina Kirchner está acusada de ser la jefa.
En la causa de lavado, Pochetti y los otros involucrados están acusados por el fiscal Stornelli de haber “conformado una estructura jurídica, societaria y bancaria”, para lavar dinero de origen ilegal.
Según documentos enviados desde los Estados Unidos, ese dinero se habría introducido a través de la compra de 16 propiedades entre Miami y Nueva York. Ella y los restantes involucrados quedaron bajo investigación luego de que se destapara el caso de los Panamá Papers, que reveló que Muñoz había contratado al estudio Mossack Fonseca para la creación de una firma offshore que operó en las Islas Vírgenes Británicas y colocó el dinero obtenido en las operaciones inmobiliarias en Estados Unidos.