Tecnología y costos laborales
—¿Qué lineamientos debería tener una reforma laboral?
—Hay que trabajar mucho en el blanqueo laboral. Nunca vi un paro contra el trabajo en negro. También hay que avanzar con la agencia de tecnología médica con más control para las obras sociales. La tercera cuestión es el proyecto de formación laboral, que en Provincia pudimos implementar. Se ha hecho un gran trabajo con la Superintendencia de Riesgos de Trabajo: se bajó la alícuota un 14% y se había generado un stock de conflictividad que hoy ha bajado sustancialmente. En los estudios que se pueden leer en EE.UU. o Gran Bretaña se rompe un mito: que la tecnología destruye empleo. Eso es mentira. Los países con más desarrollo tecnológico tienen pleno empleo. El avance de la tecnología ha producido el efecto de una “U”, en todos los puestos con salarios intermedios que son fácilmente automatizables sus ocupantes se han ido corriendo hacia una mayor calificación y mejores condiciones; o hacia una menor calificación. En nuestro caso, los de peores condiciones muchas veces no están registrados.
—¿Qué otros puntos incluiría?
—Se puede avanzar sobre el teletrabajo, con esquemas de tres días por dos, por ejemplo, que facilite la contratación de gente y el ahorro en costos, en espacio, en servicios, expensas. Hay figuras como el trabajador autónomo dependiente e independiente. Otra figura es la del trabajador benévolo: el voluntario que brinda servicios a una ONG. El día que hace un juicio se termina la ONG. Hay que tener sistemas facilitados para registrar empleados y que mejoren el control.
—¿Y los costos laborales?
—Son muy altos. Pero no hablamos de bajar salarios: hay que considerar la accidentología, el ausentismo, la productividad y la calidad de un trabajo. Hay que trabajar en todos los temas juntos.