En Argentina no se comprende la compleja sociedad brasileña y se hacen malas traducciones
vale la pena ver: http://bit. ly/petrobras-corrupcion.
Lo que hace Petrobras en Brasil es lo que deberían hacer todas las empresas argentinas involucradas en casos de corrupción para salir recuperadas: mostrar verdadero arrepentimiento y nuevos procesos que indiquen real voluntad de cambio.
Bolsonaro es otro ejemplo –negativo, en este caso– de cómo utilizar los medios audiovisuales para construir reputación. En Brasil hay dos canales de televisión que no tienen ficción, y toda su programación es en vivo con invitados que cuanto más polémicos, más rating le generan. Estos canales, Rede TV y Bandeirantes, son comparables a América TV en Argentina.
El más emblemático de ese tipo de programas se llama Superpop, conducido por Luciana Gimenez,
la ex mujer de Mick Jagger, con quien tuvo un hijo cuando vivió en Londres siendo modelo. Pero el casamiento perfecto Luciana Gimenez lo logró con Bolsonaro como invitado frecuente de su programa, quien gracias a su incorrección política le aumentaba su audiencia. Otros programas como
Pánico o la versión brasileña de CQC también llevaron frecuentemente a Bolsonaro para aumentar su rating, pero los conductores de estos programas no tomaban en serio a Bolsonaro: creían que con sus burlas afectarían negativamente al candidato, cuando era Bolsonaro quien se reía de ellos porque no comprendían su juego. También vale la pena ver el compilado de tres minutos sobre cómo estos programas impulsaron a Bolsonaro gracias a sus declaraciones controvertidas http:// bit.ly/tv-bolsonaro.
El triunfo de Bolsonaro generó decenas de interpretaciones en Argentina y muchas traducciones a nuestra realidad inadecuadas. Por ejemplo, las críticas a la decisión del juez Sergio Moro de aceptar asumir como ministro de Justicia no tuvieron en cuenta que si Moro hubiese querido dedicarse a la política y no a la Justicia, como él cree que seguirá haciendo, podría haber sido presidente porque cuenta con más aprobación en Brasil que el propio Bolsonaro.
Parte de las confusiones provienen de la originalidad de Brasil como nación y la combinación de una población
de herencia africana con una dirigencia culturalmente norteamericana. El sincretismo de Brasil no es solo evidente en el fenómeno evangélico actual, varias década atrás ya se