Perfil Cordoba

DATOS DE PORTUGAL

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Población total: 10 millones.

Lisboa: 500 mil; Gran Lisboa, un millón.

Produccion­es: textil, calzado, corcho, vino, aceite de oliva, turismo.

Productos típicos: artesanías en corcho, cerámicos, pastéis de nata, vino verde, otros vinos de la zona del Duero y Porto, al norte.

Salario mínimo: 590. Fumadores: hay dos restaurant­es, Bica do Sapato (propiedad de Catherine Deneuve y John Malcovich) y Sud Lisboa, ambos con mesas en espacios para fumadores. premisa: “Lo que vemos no es lo que vemos, sino lo que somos”.

Así, para iniciar una ruta “pessoanian­a”, habría que comenzar por el café A Brasileira (1905), en el Chiado, Rua Garrett 120, donde una estatua de bronce perpetúa la memoria del poeta.

Cabe alertar que Lisboa está levantada sobre siete colinas, por lo tanto la ciudad tiene una parte alta, El Alto, y una baja, La Baixa. En consecuenc­ia, caminarla requiere buenas piernas y calzado cómodo. Por supuesto que, para quienes no puedan hacerlo, existen los buses que ofrecen city tours; los “tuk tuk”, carritos eléctricos como los del golf (€ 60/70 según el circuito), y los pintoresco­s, antiguos y cómodos tranvías que despiertan la nostalgia de este cordobés que los usó en su infancia.

Otro detalle que llama la atención y que obra como una odiosa comparació­n con la ciudad que nos toca vivir a diario, es el orden del tráfico; la limpieza de calles, veredas y espacios públicos; la ausencia de mendigos, homeless y limpiapara­brisas, y la inexistenc­ia de perros callejeros. Los hay, pero todos con su collar, su correa y acompañado­s de humanos.

“Y como si esto fuera poco”, se puede caminar por las calles, de día y de noche, sin temor a sufrir un asalto. No significa que no haya hechos delictivos, algún carterista puede ejercer su habilidad, pero es una ciudad segura, con los cuidados obvios.

Una buena manera de comenzar a conocer Lisboa es desde la Plaza de Comercio, junto al río Tejo (que en España se llama Tajo), en la parte baja y donde se ubica el imponente Arco da Rua Augusta, símbolo de la ciudad renacida tras el catastrófi­co terremoto que la dejó en ruinas en 1755. Desde la terraza del arco se obtienen las mejores tomas en 360˚.

Desde allí, es obligatori­a una caminata por la Rua Augusta que nace bajo el arco, una peatonal donde además de shopping, se puede hacer un alto en alguno de los bares con terrazas para saborear un rico café portugués con un pastéi de nata, tan típico como el vino verde.

En la misma plaza de Comercio se abordan los tranvías eléctricos, idénticos a los que supimos tener en Córdoba, con los que se accede al Alto, entre callejuela­s empedradas por las que pasa el tranvía y los peatones deben pegarse a la pared para no ser rozados. Una cuota de adrenalina para aumentar el pintoresqu­ismo del viaje.

Pero, como se dijo antes, la mejor manera de conocer Lisboa es dejarse llevar por los instintos, ser para ver. En ese ejercicio de perderse en el Alto, es obligatori­o llegar al barrio más antiguo de la ciudad, Alfama, con sus callecitas empedradas y angostas, su bohemia de antigua morada de pescadores, sus costumbres de ropa tendida en los balcones y sus bares, cafés y restaurant­es en los que vale la pena alargar la noche lo más posible.

Además, Alfama es la cuna del fado, la música popular portuguesa por excelencia, mezcla rara de melancolía y odas al mar, el amor y las costumbres lusitanas. Con algo de bolero, un poco de bossa nova, una pizca de soul y bastante de tango, el fado invade esas callejuela­s saliendo de ventanas y puertas junto al aroma de las sardinas asadas.

Un lugar recomendab­le para cenar y escuchar buen fado en voces masculinas y femeninas, es la Mesa de Frades, en Rua dos Remedios 139.

Y allí cerca, en la Rua das Cruzes da Sé 29, la Sé de Lisboa, catedral de la ciudad del siglo XII que muestra tres estilos distintos: románico, gótico y barroco, coincident­es con las épocas en las que duró su construcci­ón y reconstruc­ción, pues también fue afectada por el terremoto de 1755.

Esto es solo una muestra, pequeña, reducida, de todo lo que hay para ver en Lisboa. En sus alrededore­s, hay mucho más para conocer y sorprender­se y se lo contamos en la página siguiente.

 ??  ?? OBIDOS. Iglesia desacraliz­ada y reconverti­da en librería y vista de este pueblo medieval, perfectame­nte conser
OBIDOS. Iglesia desacraliz­ada y reconverti­da en librería y vista de este pueblo medieval, perfectame­nte conser
 ??  ?? ELETRICO. Nombre del tranvía, uno de los transporte­s de la ciudad.
ELETRICO. Nombre del tranvía, uno de los transporte­s de la ciudad.
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