La superfinal es vista como un alivio para el oficialismo
el Presidente se hubiera involucrado en esa discusión y que encima luego no se concretara, pero otros celebraron que quedó parado como una voz de cierta “racionalidad”. La propia Patricia Bullrich salió a declarar que la decisión final siempre era de los clubes, pero lo que quería el Gobierno era garantizar la seguridad.
Ahora, tormenta mediante, la ansiedad, el debate y las discusiones se seguirán dilatando. Macri fue el primero en decir que esperaba que la final argentina no se concretara porque “son tres semanas sin dormir”. Ese mismo concepto lo expresó en el asado que compartió con dirigentes de Cambiemos y ex futbolistas de Boca (Juan Riquelme a la cabeza), luego de un partido en la quinta presidencial.
Esta semana, siguió hablando del partido. Ante trabajadores de una fábrica mencionó a Marcelo Gallardo, técnico de River, como un “culón” y el viernes pidió que el “histórico” partido sirviera para “demostrar nuestra madurez”. El superclásico se coló incluso en las reuniones de gabinete, con chicanas de Macri a sus funcionarios de River.
Hoy (o cuando se concrete), el Presidente tiene previsto ver el partido con familiares y amigos en la quinta Los Abrojos, que tiene en la localidad de Malvinas Argentinas.
El 24 de noviembre, con el resultado puesto, la agenda girará unos días más en torno al tema. Y después, en la Rosada esperan que se instale la conversación sobre la cumbre del G20, que empieza el viernes 30.