Perfil Cordoba

Antiperiod­ismo

- JORGE FONTEVECCH­IA CECILIA DEVANNA

solidarida­d y hacerle llegar copia de las demandas y fallos en distintas instancias del juicio contra la discrimina­ción con la publicidad oficial que realizó Perfil contra el gobierno kirchneris­ta, como antecedent­e frente a la amenaza de Bolsonaro.

Nada se repite igual en la historia pero, abusando de didactismo, se podría decir que la regresión en la distribuci­ón de la renta en los países más desarrolla­dos y el estancamie­nto del capitalism­o que no se recupera de las crisis de 2000 y 2008 generan situacione­s con algún grado de similitud a las décadas del 30 y 40 del siglo pasado, donde doctrinas autoritari­as le disputaban su superiorid­ad a la democracia representa­tiva constituci­onalista y con división de poderes.

Un libro incomparab­lemente superior que acaba de editar la Universida­d Pedagógica Nacional, La decisión del juez federal Sebastián Casanello de dictar la falta de mérito a la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner, en el marco de “la ruta del dinero K”, se abrirá en dos nuevas direccione­s en los próximos días. Una, a través de diez nuevas medidas ordenadas por el magistrado, para buscar posibles rastros de CFK y su entorno, en las cuentas y sociedades por donde circuló dinero lavado por Lázaro Báez. Y otra, que saldrá de las querellas de la causa, que se descuenta que apelarán la decisión del juez y llegarán a la Cámara Federal para conseguir que la ex jefa de Estado sea procesada. En ese sentido, se tornó elocuente un tuit de la titular de la Oficina Anticorrup­ción (OA), Laura Alonso, quien el viernes, luego de conocerse la decisión judicial, tuiteó: “Otra apelación más... y van…”. La OA es una de las querellas del expediente en representa­ción del Ejecutivo, en tanto que otra es la Unidad de Informació­n Financiera (UIF), a quien el magistrado le encomendó una serie de medidas.

Casanello fue contundent­e en su escrito a la hora de definir la situación de CFK e hizo un recorrido en el que buscó dejar en evidencia, entre otros puntos, una escasa colaboraci­ón prestada por los organismos en el expediente.

Por otro lado, a la UIF le pidió que, “no solo en su calidad de organismo técnico integrante del Grupo Egmont sino también en razón de que reviste la calidad de querellant­e en este proceso”, que “realice las tareas de inteligenc­ia propias que le confiere la ley –y mediante el intercambi­o pertinente con sus pares extranjero­s–, y confeccion­e un amplio informe completo de las empresas offshore mencionada­s”.

También le encomendó que profundice­n la investigac­ión sobre las cuevas financiera­s locales a los fines de conocer quiénes participar­on y cuáles eran los intereses detrás de la expatriaci­ón. Y que analicen a cada una de las personas físicas y jurídicas que “han enviado o recibido transferen­cias” a las cuentas que vienen siendo investigad­as en el caso, “debiendo relacionar esa informació­n a los fines de establecer la concreta relación con las personas que aún siguen siendo investigad­as en la presente causa”.

Casanello fue, desde el comienzo del caso, objeto de numerosos intentos por desplazarl­o del caso. Uno de ellos fue a través de la versión que aseguraba que había estado en la quinta presidenci­al de Olivos, en plena investigac­ión del expediente que desde hace más de dos años tiene a Báez tras las rejas. Las versiones que lo ubicaban allí fueron desmentida­s por la Justicia y los dos presuntos testigos del hecho quedaron procesados por falso testimonio y están a la espera de que comience el juicio en su contra. En tanto que el próximo 20 y 21 de noviembre serán indagados como presuntos instigador­es de la maniobra para apartar a Casanello, el ex abogado defensor de los hijos de Lázaro Báez, Santiago Viola, y el fiscal con paso por la inteligenc­ia macrista, Eduardo Miragaya.

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