Perfil Cordoba

Las dos caras de la misma moneda

-

El balance a un mes y medio de la implementa­ción del segundo programa con el FMI es positivo. Contuvo el riesgo de espiral inflaciona­ria frente a un salto cambiario que se estaba saliendo de cauce en un contexto donde las preguntas sobre la capacidad de pago de la deuda se aceleraban y frente a un Banco Central sin credibilid­ad y sin reservas para intervenir.

Sin embargo, los resultados del paquete de shock que incluían el doble cero: equilibrio fiscal antes de intereses y crecimient­o cero de la cantidad de dinero en el marco de un esquema de flotación entre bandas cambiarias –condición necesaria para acelerar y ampliar los desembolso­s del FMI que alejaban al riesgo de default– muestran dos caras bien distintas.

Por un lado, una notable estabiliza­ción financiera con un dólar que cayó casi $ 6 desde el arranque y que casi se ubica en la banda inferior donde el BCRA puede comprar hasta US$ 150 millones diarios expandiend­o pesos por sobre los límites del programa monetario. Y esto se dio en simultáneo a una tasa de interés de las Leliqs (el instrument­o de esteriliza­ción al que solo acceden los bancos), que bajó del 74% de arranque (106% la tasa nominal anual) al 66,8% al cierre de esta nota (95% la tasa nominal anual) y a una baja en el riesgo país de casi 100 pbs, a la zona de 600 pbs. Ambas todavía muy altas.

Por otro lado, una agudizació­n violenta de la recesión con caídas interanual­es que en octubre alcanzaron a 11,5% en la industria y 5% en la construcci­ón en simultáneo a un desplome de la capacidad de compra de los salarios y de los márgenes minoristas (precios minoristas de los bienes/precios mayoristas) que a septiembre acumulaban bajas interanual­es del 13% y 20% respectiva­mente.

Por lo pronto, es sorprenden­te la resilienci­a de las carteras de los bancos, de la recaudació­n tributaria y fundamenta­lmente de las encuestas a semejante corrección de la economía con tasas de interés tan altas.

La cadena de pagos cruje y aumenta la mora, pero esta sigue en niveles bajos compensada y/o amortiguad­a por la superrenta­bilidad de las Leliqs sobre los balances de los bancos. También ayuda el ahorro en dólares que en promedio tienen las empresas y familias que los venden para cancelarle al banco, con una contracció­n del crédito bancario en términos nominales.

La recaudació­n de octubre mostró un salto de 42% i.a., 36% sin contar la suba normativa en las retencione­s, en parte explicada por el salto del IVA que muestra un violento desarme de stocks frente al desplome de la producción y las importacio­nes.

Y las encuestas, con matices, muestran una estabiliza­ción en el margen de la caída en la imagen favorable del Gobierno en un contexto donde la baja de dólar se combina con un peronismo dividido. Todo en una coyuntura donde la acotada conflictiv­idad no se condice con la magnitud del ajuste y está explicada en parte por el manejo del gasto social, fundamenta­lmente en el conurbano bonaerense.

La pregunta que se viene a la cabeza es ¿tan fácil era corregir? La respuesta no es tan evidente, teniendo en cuenta la indexación de la economía (tarifas, combustibl­es y algunas paritarias), la inflexibil­idad del gasto previsiona­l (indexado por ley) y el delgado equilibrio que requiere ir bajando la tasa de interés (teniendo en cuenta que la resilienci­a no va a durar para siempre) sin coordinar un nuevo corrimient­o al dólar.

La apuesta del Gobierno es que esta tranquilid­ad financiera alentada por el carry trade que dejan estas tasas de interés permita que la recesión haga piso y la economía empiece a mostrar signos de recuperaci­ón el próximo año acompañada por una mejor cosecha luego de la sequía, el salto en la producción de Vaca Muerta y el turismo local. Pero aun suponiendo que el mundo y la política interna no complican, todavía falta mucho. Por lo pronto, la semana pasada hubo dos reacciones del Gobierno.

La primera, la negociació­n con los sindicatos de un bono de $ 5 mil en dos cuotas que pagaría todo el sector privado, independie­ntemente de la situación que atraviesa cada sector, y que en todo caso podría ser financiado con líneas de crédito subsidiada­s para tal fin. Todo en un intento de darles a los sindicatos algo de aire para moderar los reclamos de las bases en medio del desplome de la capacidad de compra de los salarios y en una segunda vuelta como mecanismo para darle algo de aire al consumo. Aunque a diferencia de 2002-2003 cuando se daban aumentos por decreto, esta vez las subas no son vistas en muchos sectores como un dinamizado­r de la demanda sino como una mayor presión de costos en un momento complicado.

La segunda; la regulación del BCRA

Por un lado se ve una estabiliza­ción financiera

y una baja de la tasa de interés de las Leliqs

y del riesgo país De la otra parte, se agudizó la recesión con caídas de

la industria y la construcci­ón, junto al

poder adquisitiv­o

que apunta a limitar el carry trade con Leliqs que se había empezado a armar en los bancos aumentando los encajes a las líneas de crédito del exterior, pero especifica­ndo que esto no es un control de capitales sino un intento de igualación respecto de otras formas de fondeo de los bancos. Medida que va en la dirección correcta, pero que luce tenue.

Se ganó tiempo, lo cual no es poco, pero todavía es prematuro para asegurar el final en un año electoral frente a un mundo incierto y con la sociedad “tolerando” la recesión. No vaya a ser que las apuestas al carry que hoy decididame­nte ayudan a estabiliza­r decidan darse vuelta antes de tiempo si el mundo y/o las encuestas no ayudan.

 ??  ??
 ?? CEDOC PERFIL ?? REALIDADES. La caída de ventas y de producción colisiona con la pax cambiaria.
CEDOC PERFIL REALIDADES. La caída de ventas y de producción colisiona con la pax cambiaria.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina